Salud
Dudas más frecuentes sobre el cáncer de ovario, principal causa de muerte por tumor ginecológico
En España se aproximadamente 3.300 casos nuevos al año, lo que representa el 5,1% de los cánceres femeninos
El cáncer de ovario es el sexto tipo de cáncer más frecuente entre las mujeres – y por detrás del cáncer de mama, de colon, de pulmón, de endometrio y de piel- con aproximadamente 3.300 casos al año en España de media, lo que representa el 5,1% de los cánceres femeninos. Dada la importancia de esta enfermedad, su impacto en la vida de las mujeres que la padecen y el sentimiento de solidaridad que existe en la lucha contra esta enfermedad, es necesario fomentar su investigación, así como ofrecer más apoyo a las pacientes.
El jefe de la Unidad de la Mujer del Hospital La Luz, de Madrid, el doctor Manuel Albi, explica que los cánceres de ovario representan un grupo heterogéneo de tumores que se originan en las diferentes estructuras que conforman la gónada femenina. “Los tumores más frecuentes son los que conocemos como ‘tumores epiteliales del ovario’ y, dentro de estos, el ‘carcinoma seroso de alto grado’ representa el 85-90% de todos los tumores ováricos. Así, cuando hablamos de cáncer de ovario en general, nos estamos refiriendo a este tipo de tumor”, explica el especialista.
Alrededor deun 15% de los tumores de ovario se atribuyen a factores genéticos. Los portadores de mutaciones en los genes ‘BRCA1′ o ‘BRCA2′ tienen un riesgo significativamente mayor. Además, se conocen otras mutaciones que también se han relacionado con riesgo de cáncer de ovario, aunque su manejo clínico preventivo aún no está tan claro. En el futuro es posible que se conozcan nuevas mutaciones y que se establezcan con más información nuevas estrategias de prevención en estos casos.
“Sabemos que por alteraciones genéticas se produce un crecimiento incontrolado de las células epiteliales anormales, pero desconocemos el mecanismo que origina estas alteraciones”, asevera el doctor Manuel Albi.
Este experto de Quirónsalud afirma que sí existen en cambio algunos factores que aumentan el riesgo de padecer esta enfermedad, como la dieta rica en grasa y la exposición al talco, aparte de que las mujeres que no han tenido hijos presentan un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad. A su vez, indica que la edad es otro factor que puede favorecer su aparición, siendo esta patología más frecuente en mujeres mayores de 50 años.
Principales síntomas
“Los síntomas del cáncer de ovario son inespecíficos, siendo habitual que las primeras etapas cursen sin ellos o con síntomas muy leves que suelen pasar desapercibidos. El tumor tiende pronto a crecer y a diseminarse por la cavidad abdominal. En este momento pueden aparecer síntomas que a su vez son bastante vagos en forma de molestias o distensión abdominal”, detalla el doctor Albi.
Con ello, el jefe de la Unidad de la Mujer del Hospital La Luz asegura que a medida que el tumor crece pueden aparecer otros síntomas como la pérdida de apetito o de peso, o sensación de plenitud abdominal tras la comida: “En ocasiones, el crecimiento del tumor en la pelvis puede afectar a la vejiga y el recto causando micciones frecuentes, diarrea o estreñimiento y dolor pélvico”.
La mayoría de los casos se diagnostican entre los 45 y los 75 años. Casi todos se diagnostican cuando el tumor se ha extendido a otras estructuras de la cavidad abdominal más allá de los ovarios, con frecuencia al resto del aparato genital interno, al peritoneo o a las asas intestinales. En pocas ocasiones el tumor se diagnostica cuando se encuentra limitado a uno o a ambos ovarios; estos casos tienen además un pronóstico muy favorable.
Esta falta de síntomas hace de la información y la formación, que realizan tanto los profesionales sanitarios como las asociaciones de pacientes, factores fundamentales para poder ganar la partida al cáncer de ovario que, si bien apenas representa el 3% de todos los cánceres femeninos, es la principal causa de muerte por cáncer ginecológico.
El doctor Manuel Albi precisa que el diagnóstico del cáncer de ovario es clínico y fundamentalmente se obtiene por pruebas de imagen, ecografía, TAC, RMN o PET-TAC. “También se debe medir en sangre el marcador CA 125, proteína que se encuentra en la superficie de las células cancerígenas”, apunta. A su juicio, es igualmente imprescindible en estos casos disponer de una biopsia que permita confirmar el diagnóstico y determinar el tipo específico de tumor.
“El tratamiento del cáncer de ovario debe llevarse a cabo por unidades multidisciplinares, formadas por ginecólogos-oncólogos, oncólogos médicos, radiólogos y anatomo-patólogos, y el procedimiento consiste en la extirpación quirúrgica de todo el tumor existente, visible en la cavidad abdominal, seguido de quimioterapia. En los casos en los que no es posible resecar todo el tumor, se puede plantear iniciar el tratamiento con quimioterapia”, agrega.
En este contexto, el doctor Albi tranquiliza afirmando que en los últimos años la investigación ha permitido incluir nuevos fármacos en el tratamiento del cáncer de ovario, permitiendo diseñar tratamientos más específicos, dirigidos exclusivamente a las células malignas. Estas terapias personalizadas ya están modificando favorablemente en la actualidad el pronóstico de este cáncer.
La importancia del apoyo psicológico
La falta de síntomas, de información y de formación hace necesario en muchos casos el apoyo psicológico en estas pacientes, una vez conocido el diagnóstico. En este sentido, destaca la iniciativa puesta en marcha por la Unidad de Psicooncología del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa de Sevilla, liderada por la doctora Raquel Calero Domínguez, una nueva unidad de referencia de la Asociación de Afectados por Cáncer de Ovario (ASACO) en la atención psicológica de este tipo de pacientes durante su proceso oncológico.
“En muchos de los casos, tras un diagnóstico de enfermedad avanzada, su estado emocional se ve condicionado negativamente y provoca que la enfermedad se asuma con más probabilidad de padecer síntomas de ansiedad y depresión, dando lugar a un Trastorno Adaptativo”, explica la doctora Calero.
En concreto, el apoyo psicológico se ofrece desde que aparece el diagnóstico de la enfermedad y a lo largo de esta tanto a las pacientes como a sus familiares. “El objetivo inicial es favorecer la adaptación a la enfermedad y restablecer el equilibrio emocional que ha quedado desajustado por el impacto de la enfermedad”, subraya la doctora.