Alimentación

Las dietas altas en grasas engordan y aceleran el desarrollo de enfermedades como el alzhéimer

Un estudio de un equipo internacional de neurólogos ha confirmado que produce un deterioro en las capacidades cognitivas, ansiedad o depresión

1000 Kcal en la dieta puede suponer un aumento de 80-90gr de grasa al día. NATALIYA ARZAMASOVA/IMEO (Foto de ARCHIVO) 02/11/2017
1000 Kcal en la dieta puede suponer un aumento de 80-90gr de grasa al día. NATALIYA ARZAMASOVA/IMEO (Foto de ARCHIVO) 02/11/2017NATALIYA ARZAMASOVA/IMEONATALIYA ARZAMASOVA/IMEO

Una investigación ha demostrado que una dieta rica en grasas no solo hace que las personas engorden, sino que también provoca daños en el cerebro. Un estudio internacional dirigido por los neurocientíficos de UniSA, el profesor Xin-Fu Zhou y la profesora asociada Larisa Bobrovskaya, estableció sus conclusiones después de alimentar durante 30 días a un grupo de ratones con una dieta alta en grasas. La conclusión fue que, no sólo desarrollaron problemas asociados como la diabetes, sino que posteriormente sufrieron un deterioro de sus capacidades cognitivas , incluidos cuadros de ansiedad, depresión y empeoramiento de la enfermedad de alzhéimer.

Además, los ratones afectados por estos problemas cognitivos eran más propensos a aumentar de peso debido a que los cambios en el cerebro desequilibran el proceso metabólico, según recoge el estudio de este grupo de científicos de Australia y China publicado en “Metabolic Brain Disease”.

La neurocientífica y bioquímica, Larisa Bobrovskaya, indica que la investigación se suma al creciente número de evidencias que vinculan la obesidad crónica y la diabetes con la aparición o empeoramiento del Alzheimer, una enfermedad que podría afectar a 100 millones de personas en 2050. “La obesidad y la diabetes afectan al sistema nervioso central, lo que exacerba los trastornos psiquiátricos y el deterioro cognitivo”, añadió Bobrovskaya.

En el estudio, a los ratones, con ocho semanas de vida, se les dio al azar una dieta normal o alta en grasas durante 30 semanas. La ingesta de alimentos, el peso corporal y los niveles de glucosa fueron monitorizados en intervalos, junto con pruebas de tolerancia a la glucosa e insulina y disfunción cognitiva.

Los roedores alimentados con la dieta rica en grasas aumentaron mucho de peso, desarrollaron resistencia a la insulina y comenzaron a comportarse de manera anormal en comparación con los que tomaban una dieta estándar. Además, los ratones de este grupo que estaban genéticamente modificados con enfermedad de Alzheimer mostraron un deterioro significativo de la cognición y cambios patológicos en el cerebro.

“Las personas obesas tienen un 55 por ciento más de riesgo de desarrollar depresión, y la diabetes duplicará ese riesgo”, indicó Bobrovskaya. “Nuestros hallazgos subrayan la importancia de abordar la epidemia mundial de obesidad. Es muy probable que una combinación de obesidad, edad y diabetes conduzca a una disminución de las capacidades cognitivas, la enfermedad de Alzheimer y otros trastornos de salud mental”, concluyó.

Una dieta rica en grasas favorece una mayor somnolencia durante el día y problemas para dormir por la noche.
Una dieta rica en grasas favorece una mayor somnolencia durante el día y problemas para dormir por la noche.larazon

Problemas de sueño

Además, una dieta alta en grasas también provoca problemas de sueño. Investigadores de la Universidad de Adelaida (Australia) observaron que una dieta rica en grasas favorece una mayor somnolencia durante el día y problemas para dormir por la noche, así como un mayor riesgo de apnea del sueño.

El estudio, cuyos resultados fueron publicados la revista “Nutrients”, se basó en los datos de más de 1.800 hombres de 35 a 80 años a quienes preguntaron por sus hábitos de sueño y dietéticos durante un periodo de 12 meses.

Después de ajustar otros factores demográficos y de hábitos de vida o de enfermedades crónicas, vieron que quienes comían más grasas “eran más propensos a sufrir una excesiva somnolencia diurna”, ha reconocido Yingting Cao, autora de la investigación, que cree que este hallazgo tiene “implicaciones importantes en el estado de concentración”.

En concreto, el 41 por ciento de los participantes experimentaron problemas de sueño por el día y hasta un 47 por ciento informaron de una mala calidad del sueño nocturno. Además, un 54 por ciento presentaba apnea del sueño de moderada a leve y un 25 por ciento de moderada a severa, según los datos de un análisis realizado en quienes no tenían un diagnóstico previo de este trastorno.