Psicología

¿Es normal que los niños tengan miedo? Cuándo debemos preocuparnos y preguntar a un especialista

Todos los niños experimentan miedos en algunas etapas del crecimiento. Te contamos cuáles son los más frecuentes según su edad

Expertos en Psicología advierten del auge de fobias ante la pandemia como la hafefobia o miedo a ser tocado, que nace del miedo irracional que aflora al relacionar de manera prolongada el contacto físico con el contagio de la covid-19 y la muerte, y que puede tener consecuencias especialmente preocupantes en niños y personas mayores. En la imagen un pequeño juega con un plástico. EFE/Domenech Castelló
Expertos en Psicología advierten del auge de fobias ante la pandemia como la hafefobia o miedo a ser tocado, que nace del miedo irracional que aflora al relacionar de manera prolongada el contacto físico con el contagio de la covid-19 y la muerte, y que puede tener consecuencias especialmente preocupantes en niños y personas mayores. En la imagen un pequeño juega con un plástico. EFE/Domenech CastellóDomenech CastellóAgencia EFE

Los miedos muy intensos y frecuentes pueden entorpecer la adaptación del menor a las diferentes situaciones. Además, cuando el miedo es excesivo se presentan otros síntomas añadidos como sudor, temblor, taquicardia y sensación de ahogo. Por eso, en estos casos es aconsejable pedir la ayuda de un psicólogo o un profesional sanitario para evitar que el problema se cronifique.

Así lo aconseja el doctor Daniel Martín Fernández-Mayoralas, especialista en Neuropediatría del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid y del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, quien explica, eso sí, que es habitual que en los primeros años de vida los niños vivan muchos miedos, “racionales e irracionales”, ya que estos forman parte de su evolución y son algo normal, si bien habría que consultar cuando se dé la situación anterior.

Según aclara, el miedo es una emoción natural del ser humano que nos alerta sobre posibles riesgos, de manera que promueve la supervivencia, la búsqueda de soluciones y la autonomía, entre otros. “Los miedos evolucionan durante la infancia, haciendo que aparezcan nuevas situaciones atemorizantes dependiendo de la edad”, apostilla.

Además, este neurólogo advierte de que los niños usan el miedo para comprobar la atención de los padres: “El miedo les otorga cierto poder sobre los adultos, al ser utilizado para verificar hasta qué punto están disponibles, a veces de forma inconsciente y otras, conscientemente”.

Diferentes miedos

Así, detalla el doctor Martín que los peques sienten miedo ante una gran variedad de situaciones que, dependiendo de su edad, van cambiando y evolucionando. “Por eso, los recién nacidos se asustan fácilmente con los ruidos fuertes y, en cambio, los más mayores tienen miedo a los monstruos, a la muerte y a los exámenes, por ejemplo. Los miedos a la separación de los padres son los más habituales, más típicos de niños con temperamento algo ansioso, sobre todo entre los 3 y los 5 años. Me refiero no sólo a que se separen, sino a que mueran o sufran enfermedades; que de alguna forma el niño se vea indefenso”.

Otros miedos muy comunes en la infancia, según la edad del menor, son:

- Hasta los 6 meses: se asustan con los ruidos fuertes.

- De los 6 a los 12 meses: tienen miedo a las personas desconocidas y a los objetos que aparecen de forma repentina.

- Primer año: pueden manifestar miedo a separarse de los padres, que es un temor muy recurrente hasta los 6 años, aproximadamente; también pueden asustarse por las heridas, el retrete y los desconocidos.

- Segundo año: se pueden asustar en situaciones en las que hay animales o se producen ruidos muy sonoros.

- Tercer año: oscuridad, animales y máscaras, además de la ansiedad por separación.

- Cuarto año: oscuridad, los ruidos de día o de noche, los animales y la separación de los padres.

- Quinto año: animales, la oscuridad, lesionarse, las personas malas y el ya mencionado trastorno de ansiedad por separación.

- Sexto año: miedo a las lesiones y a la separación de los padres; temor a los seres sobrenaturales como las brujas, los vampiros, etc.; a los truenos, los relámpagos, a los ladrones y a dormir.

- Séptimo y octavo año: oscuridad, seres sobrenaturales y lesiones; otras situaciones atemorizantes pueden generarse a causa de sucesos que los niños han visto en la televisión.

- Entre los 9 y los 12 años: los exámenes, la muerte y el aspecto físico, entre otros; otros miedos posibles son las lesiones, los truenos, los relámpagos y la oscuridad.

Los padres podemos trasmitir el miedo a nuestros hijos

Un punto que hay que tener en cuenta, según avisa el especialista de Quirónsalud, es que hay miedos que pueden aprenderse, transmitirse o heredarse. “Existen miedos con bases muy genéticas, como la fobia a la sangre, y también hay niños que imitan la inseguridad de sus padres. El miedo también puede surgir debido a experiencias traumáticas, que no necesariamente ha tenido que vivir el menor, sino que lo aprenden por observación”, comenta el neuropediatra.

En cualquier caso, sí ve necesario advertir de que los miedos evolucionan y cambian al mismo tiempo que las circunstancias sociales. Por eso, ve muy importante escuchar al menor y no restar importancia a estas emociones.

Consejos para afrontar el miedo de los más pequeños

Con todo ello, el doctor Daniel Martín Fernández-Mayoralas considera que lo más importante para afrontar los miedos en la infancia es que los niños sientan el apoyo de la familia: “Si un niño nos confiesa que tiene miedo, no lo trivialicemos. Averigüemos qué es lo que le da miedo, cómo se siente exactamente y animémosle diciendo que juntos pensaremos en cómo afrontarlo”.

Sostiene también que hay que tener en cuenta que los más pequeños pueden tener dificultades para expresar cómo se sienten y el motivo de ello. “En estos casos, se aconseja a los padres que se muestren disponibles para escucharles y ofrecerles su ayuda. No olvidemos la importancia de validar los sentimientos infantiles y de demostrarles nuestro cariño y aceptación cualesquiera que sean estos sentimientos”.

La presencia de los padres y que respondan con palabras o caricias, haciendo notar que están ahí, es igualmente imprescindible en estos casos: “Los niños pequeños necesitan la presencia de sus padres, de la unidad familiar, para restablecer las sensaciones de protección y de seguridad”.

Por último, este experto de Quirónsalud considera que hay que evitar las películas, los juegos y las actividades que exponen situaciones violentas o terroríficas, y tampoco se recomienda utilizar amenazas de tipo “llamar al coco” si no hace algo, ya que esto puede estimular y exagerar los miedos.