Relevo episcopal
Cardenal Cañizares: «Me he desgastado hasta la extenuación»
El Papa Francisco aceptó ayer su renuncia como arzobispo. Ocho años después de su llegada y con dos de prórroga, tomará el relevo Enrique Benavent
Una ovación que el propio cardenal tuvo que frenar. Así quisieron agradecer su pastoreo al hasta ayer arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, quienes abarrotaban el palacio arzobispal. Cuando dieron las 12, como cualquier otro día, el purpurado dirigió el rezo del ángelus. Pero en esa ocasión, con un matiz más que reseñable. La Santa Sede daba a conocer que el Papa había aceptado su renuncia, cuando apenas faltaban cinco días para que cumpla 77 años. O lo que es lo mismo, Francisco le había regalado dos años de prorroga al frente de la archidiócesis de la capital del Turia, que a partir de ahora guiará otro valenciano, Enrique Benavent, hasta ahora obispo de la diócesis catalana de Tortosa.
«Me he gastado y desgastado por la Iglesia, a veces hasta la extenuación», compartió con los presentes, refiriéndose, no solo a sus responsabilidades como pastor que le han llevado a Ávila, Granada y Valencia. Y es que el purpurado que llegó a ser el primer español «ministro» en el Vaticano, de la mano de Benedicto XVI, como prefecto para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. «He llegado a la meta, he guardado y defendido la fe», destacaba ayer echando la vista atrás y subrayando que esperaba su renuncia «sin dilaciones, rémoras ni excusas».
«Os seguiré queriendo con todo el corazón y toda el alma», compartió con los presentes, en una alocución en la que no tuvo problema de verbalizar una autocrítica a su gestión. «En estos años he palpado la bondad de Dios, cómo nos quiere», apostilló.
Con constantes referencias a Tomás de Villanueva, el santo valenciano intelectual y volcado con los pobres del que hoy se celebra su fiesta, Cañizares subrayó que su paso por Valencia le ha sabido a «pocos años». «¡Pero qué intensos!», dijo a continuación sobre su labor «con gozo y total entrega hasta hoy mismo». Sobre su sucesor, hizo un llamamiento a los valencianos para «ayudarle, seguirle y Dios os bendecirá, rezad por él». A la par, desde la distancia, le mandó «mi abrazo a Don Enrique, seremos como una piña».
«A partir de ahora soy un obispo emérito pero no dejo de tener mi responsabilidad, sobre todo en el servicio hacia esta diócesis». Con estas naturalidad y disponibilidad asumía su jubilación y se hacía efectivo el nombramiento del nuevo arzobispo. Eso sí, hasta que Benavent tome posesión el próximo 10 de diciembre, el Papa le ha asignado administrador apostólico «para que no quede la diócesis a la intemperie». «Todo continua como hasta ahora», comentó Cañizares, que a la par confirmó la prórroga en sus responsabilidades a todos los cargos de la Curia, subrayando que «no se hará nada nuevo», tal y como estipulan las normas eclesiásticas. Al tiempo, también animó a los fieles valencianos a perseverar con su misión evangelizadora: «Continúa la misión popular, que tenemos que sacar adelante entre todos, así como el Sínodo».
En este mismo tono que utilizó en el acto oficial, el purpurado se dirigió después a los periodistas, con los que mantuvo un encuentro. A ellos les adelantó los planes de su futuro más inmediato. Así, volcará su tiempo en «rezar, estudiar y servir». También desveló cuál será su refugio a partir de ahí. Don Antonio tiene previsto trasladarse al Seminario de Moncada donde tiene previsto residir. A la par, comentó que también se escapará «alguna temporada» en el convento de la Encarnación de Ávila, uno de los enclaves esenciales de la vida de Teresa de Ávila, donde permaneció casi ininterrumpidamente desde 1535 hasta 1574.
Caridad y amor
A la par Cañizares reiteró que su paso por Valencia ni mucho menos ha sido un viacrucis. «Siempre me he sentido muy querido en Valencia y con orgullo digo que me siento más valenciano». En materia de gestión de la archidiócesis tampoco ha tenido «un mandato difícil», puesto que considera que sus predecesores, especialmente el actual cardenal de Madrid, Carlos Osoro, le dejaron «el camino trillado». Es más, en un ejercicio de humildad, remarcó que solo tuvo que seguir la senda marcada de «caridad y amor».
«No seré un déspota dueño del rebaño»
De valenciano a valenciano pasa el báculo de la capital del Turia. Enrique Benavent, de 63 años, hace las maletas desde Tortosa para volver a su tierra. Y lo hace con el objetivo de convertir a la Iglesia en «una auténtica familia». Así lo manifestó en su primer saludo a los fieles. El nuevo arzobispo asegura comprometerse a buscar «siempre los intereses de Cristo y no los míos». «No como un déspota que se considera a sí mismo dueño del rebaño», apostilla Enrique Benavent en una misiva en la que elogia de Cañizares «la sencillez de su persona y de su vida y su donación total nos han edificado a todos».
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