Día Mundial

La falta de enfermeras pone en jaque la salud de las personas con diabetes

El Ministerio de Sanidad no avanza en la regulación de competencias de las profesionales de práctica avanzada

Casi la mitad de las personas con diabetes tipo 2 muestran falta de adherencia al tratamiento
Casi la mitad de las personas con diabetes tipo 2 muestran falta de adherencia al tratamientoDreamstimeDreamstime

Cuando una persona debuta en diabetes, no solo necesita recibir insulina todos los días para sobrevivir, como ocurre en el caso de la diabetes tipo 1. El paciente, sea cual sea el tipo de diabetes que presente, necesita un equipo de atención sociosanitaria que le ayude a entender su enfermedad y a realizarcambios en su estilo de vida basados en sus preferencias particulares, sus objetivos de salud y en otras afecciones de salud que pueda tener. En nuestro país, esta educación diabetológica es deficiente debido a dos cuestiones. La primera es que España sufre una escasez alarmante de los profesionales responsables de esta educación terapéutica: las enfermeras. La segunda es que el Ministerio de Sanidad no avanza en la regulación de las competencias de las enfermeras especializadas en determinadas patologías, es decir, de las enfermeras de práctica avanzada. Según la Asociación Española de Diabetes, estas lacras amenazan los avances conseguidos en este ámbito.

La educación diabetológica es fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familiares. “La educación es parte del tratamiento de la diabetes. Cuando una persona se implica en su propio tratamiento es más consciente de su enfermedad, la puede asumir mejor y estará más satisfecho consigo mismo. Con un buen control de la diabetes y de los factores de riesgo vascular, el riesgo de complicaciones a largo plazo se reduce y se enlentece la progresión de la enfermedad, lo que mejora la calidad de vida del paciente. Si queremos que el paciente realice correctamente el tratamiento habrá que enseñarle el cómo y el porqué. Sin educación, el futuro de estos pacientes es incierto”, explica Sonia Gaztambide, presidenta de la Fundación de la Sociedad Española de Diabetes, jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Cruces. “A costa de una exigencia superior en todos los aspectos de su vida, esta calidad de vida puede llegar a ser similar a la de cualquier otra persona de su edad y sexo”, asegura.

Esta educación terapéutica también ha demostrado disminuir el gasto sanitario anual en diabetes. Según la Federación Española de Diabetes (FEDE), actualmente, este se eleva a 5.809 millones de euros, es decir, un 8,2% del presupuesto sanitario total. De estos, 2.143 millones se deben a complicaciones derivadas de la patología que, según FEDE, con más recursos para instaurar medidas de educación diabetológica por parte del Ministerios de Sanidad, podrían evitarse.

El problema en el acceso a la educación terapéutica no tiene que ver con la formación de las profesionales. “España forma excelentes enfermeras con competencias de base para hacer la educación terapéutica mínima o esencial de los pacientes. Pero también contamos con enfermeras que tienen formación de máster y son capaces de resolver problemas complejos. Tienen muy bien integradas esos conocimientos, habilidades y actitudes para hacer la educación terapéutica avanzada. De hecho, en España se hace una educación para la diabetes de manera estructurada desde los años 80″, explica Adelaida Zabalegui, subdirectora de Investigación y Docencia del Hospital Clínic de Barcelona y representante europea en el comité de dirección de la campaña Nursing Now.

Tampoco es un problema de desarrollo de fármacos. “El progreso que se ha vivido en los últimos años en el ámbito del tratamiento de la diabetes ha sido espectacular. En los últimos 10 años hemos asistido una auténtica avalancha de nuevos fármacos dirigidos a diabetes tipo 2, orales e inyectables, con diferentes mecanismos de acción y que, por lo tanto, pueden ser complementarios y mejorar el control de la enfermedad. Algunos de estos nuevos fármacos han demostrado mejoría sobre el riesgo vascular y sobre la enfermedad renal, algunos actúan frente a la obesidad y también sin riesgo de hipoglucemia. Aquellos pacientes con diabetes tipo 2 que precisan tratamiento con insulina, bien en forma de insulina basal o incluso con necesidad de múltiples dosis de insulinas, de forma similar a las personas con diabetes tipo 1, disponen de nuevas insulinas con un mejor perfil de seguridad”, resume Sonia Gaztambide.

La falta de enfermeras es uno de los déficits crónicos de nuestro Sistema Nacional de Salud. Salvo Navarra, ninguna comunidad autónoma se libra de este problema. Según un informe de ratios realizado el Consejo General de Enfermería, en total, hay únicamente 330.000 profesionales, es decir, 625 enfermeras por cada 100.00 habitantes. La medida europea, sin embargo, es de 827. Así, si quisiéramos llegar a la media tendríamos que incorporar a nuestro sistema de salud 95.000 profesionales. Este déficit es el responsable de los problemas de acceso del paciente a los cuidados.

La regulación de las competencias de las enfermeras de práctica avanzada es un reto en nuestro país. “A diferencia de otros países de nuestro contexto europeo, como Irlanda u Holanda, sus competencias no están reguladas ni reconocidas”, denuncia Adelaida Zabalegui. En esta línea, se ha pronunciado también Sonia Gaztambide: “A día de hoy, no existe en el Sistema Nacional de Salud unas competencias aprobadas que definan el perfil requerido para un educador en diabetes. Las personas con diabetes tipo 1 son generalmente atendidas en hospitales donde este tipo de educación se realiza”.

Para regular estas competencias, las expertas indican que se requiere el establecimiento de un acuerdo nacional entre el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas en el que se recojan cuestiones como los criterios para reconocer las competencias de estas enfermeras, los requisitos mínimos de formación, el organismo que expedirá y protegerá el título, los mecanismos de reevaluación, etcétera. Zabalegui recuerda que, durante la Asamblea Mundial de Salud del año pasado, todos los ministros de sanidad de manera consensuada, se comprometieron con las directrices estratégicas para la Enfermería 2021-2025. “La Organización Mundial de la Salud adaptó esas directrices estratégicas al contexto europeo y las dividió en cuatro ámbitos: educación, regulación, liderazgo y práctica. Uno de los elementos sobre los que pide que hay que trabajar es en potenciar la regulación de la enfermería de práctica avanzada en Europa. En EEUU, ya en 2010, se estableció como línea prioritaria potenciar el rol de estas enfermeras para dar respuesta a las necesidades de la población. En España, la ministra nos escuchó y se comprometió a trabajarlo. Esperemos que lo enmarque dentro de la Estrategia Nacional de Cuidados”, comenta.

Actualmente, en España hay cerca de 6.000.000 de personas con diabetes, de las que más de 1.500.000 todavía están sin diagnosticar. Además de falta de formación de los pacientes, los retrasos en el diagnóstico están impidiendo que se realice un adecuado control sobre la misma y, por tanto, que se dé lugar a graves complicaciones de salud. De hecho, entre el 50% y el 80% de los fallecimientos por diabetes se deben a cardiopatías o accidentes cardiovasculares, uno de los principales factores de riesgo de las personas con diabetes.