Salud

Estos 3 signos podrían estar demostrando un trastorno de conducta alimentaria. ¡Presta atención!

Cuanto más tiempo persisten las conductas erráticas del TCA, mayor es la probabilidad de que la enfermedad se cronifique y más complejo se vuelve el tratamiento

La campaña «¿Una botella de agua es todo tu almuerzo? Cuando comes NADA dejas de SER» buscó concienciar sobre los trastornos de conducta alimentaria
La campaña «¿Una botella de agua es todo tu almuerzo? Cuando comes NADA dejas de SER» buscó concienciar sobre los trastornos de conducta alimentarialarazonfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@69f48aa5

Los trastornos de conducta alimentaria o TCA son frecuentes, por desgracia, en nuestra población, y cada vez más, especialmente entre los adolescentes. Revisten una importante gravedad y complejidad en su diagnóstico y tratamiento, en particular en el caso de los más jóvenes, con importantes repercusiones para su desarrollo biológico, pero también psicológico o social. Los más conocidos, probablemente, sean la anorexia o la bulimia, pero hay muchos más.

Según la dietista-nutricionista del Centro Médico Quirónsalud Toledo Isabel Campos del Portillo, se trata de laspatologías de salud mental con más prevalencia de mortalidad y donde su detección precoz, junto con la instauración de las debidas terapias psicológicas y nutricionales, es fundamental para, por ejemplo, evitar la disminución de la masa ósea en estas pacientes, entre otras repercusiones para su salud.

Su diagnóstico precoz es realmente importante para la recuperación. Cuanto más tiempo persisten las conductas erráticas del TCA, mayor es la probabilidad de que la enfermedad se cronifique y más complejo se vuelve el tratamiento”, advierte esta experta.

Entre las más frecuentes se encontraría la bulimia nerviosa, caracterizada por los atracones y conductas compensatorias y purgativas inapropiadas, y la anorexia nerviosa, que se identifica por la excesiva disminución de la ingesta, con una pérdida de peso asociada a desnutrición y el temor a engordar. La tendencia a pensar que este tipo de trastornos se da en un tipo de cuerpo concreto, como el trastorno por atracón en personas con sobrepeso, es erróneo.

La mayor parte de los casos de anorexia suelen comenzar en la adolescencia más temprana, en torno a los 12 años, mientras que en el caso de la bulimia su debut suele retrasarse hasta los 16 años de media, según datos del Ministerio de Sanidad.

Notables alteraciones en la salud

Y es que los Trastornos de Conducta Alimentaria pueden conllevar notables alteraciones en la salud de quienes los padecen. Desde la Asociación Española de Pediatría indican que las complicaciones médicas son multiorgánicas en estos casos y varían desde las alteraciones cardiovasculares hasta una amenorrea o ausencia de la regla, un hipogonadismo (ovarios o testículos dejan de producir hormonas sexuales), hipotiroidismo, alteraciones neurológicas, hematológicas o neurológicas, disminución de masa ósea y riesgo de fracturas, entre otras.

Sus criterios de diagnóstico están regulados por la Academia Americana de Psiquiatría (DSM-5-TR). Campos del Portillo mantiene que se debe sospechar sobre los TCA cuando se dan principalmente estos tres conceptos:

1.- Cambios en el comportamiento alimentario: las personas se aíslan del resto cuando hay comida de por medio. Tratan de evitar comer o cenar en familia, rechazan horarios o imponen horas estrictas de comidas o, incluso, a veces se saltan comidas con el argumento de que no tienen hambre y hacen comidas más ligeras. Rigidez al elaborar platos, tendencia a hacerlos siempre más saludables, o la necesidad estricta de cocinar su propia comida o de saber y controlar qué hay para comer o cenar. Se dejan comida en el plato o tratan de ponerse cantidades muy pequeñas. Cuentan unidades y se preocupan en exceso por el valor nutricional de los alimentos.

2.- Cambios de humor: existe un cambio significativo del estado de ánimo y presentan mucha irritabilidad cuando sienten que pierden el control con la comida. Cuando antes las comidas y cenas eran relajadas, ahora surgen enfados al ver que le sirven más comida o que hay alimentos que no quieren tomar.

3.- Cambios en el movimiento: obsesión con el ejercicio, aumento del desplazamiento andando a los sitios, de la frecuencia del gimnasio, sobre todo, antes o después de acontecimientos importantes, como comidas copiosas, etc.

Tratamiento multidisciplinar

Desde la Asociación Española de Pediatría remarcan la necesidad de que el tratamiento se realice a través de un equipo multidisciplinar que incluya la rama nutricional, pero también concediendo importancia a la parte psiquiátrica, ya que esta es “prioritaria”, a través de diferentes terapias, la pediatría, la endocrinológica o la psicológica y enfermera, a ser posible.

“En Quirónsalud Toledo disponemos de un circuito ambulatorio de intervención de TCA donde trabajamos la recuperación de diferentes tipos de trastorno alimentario, con apoyo tanto de la consulta de Nutrición como de Psicología, Endocrinología y Psiquiatría”, explica Isabel Campos del Portillo.

Esta especialista del Centro Médico Quirónsalud de Toledo insiste en la importancia de la detección precoz de este tipo de trastornos para poder instaurar lo antes posible los tratamientos y prevenir en consecuencia la muerte del paciente o que la enfermedad llegue a cronificarse.

A nivel nutricional, dice esta experta que es fundamental explicar en primer lugar al paciente la importancia de que sea consciente y acepte que tiene una enfermedad mental, y posteriormenteestablecer una alianza terapéutica con él, donde estudiar su evolución ponderal, es decir el peso, pero sobre todo su salud, y trabajar hacia ese objetivo. En consulta hablamos de que el TCA es como un iceberg. Las conductas erráticas con respecto a la comida, el cuerpo y el ejercicio que vemos en casa, son el síntoma de la enfermedad, la punta del iceberg. Debajo encontramos bloques donde trabajar desde la psicoterapia y psiquiatría, problemas de autoestima, traumas, o problemas de apego, entre otros factores.

El estado nutricional en esta enfermedad es clave. Los pensamientos obsesivos relacionados con la imagen, la comida y el ejercicio, influyen en la conducta alimentaria, produciendo en general una diminución de la ingesta, purgas, etc. Estas conductas predisponen a la desnutrición, la cual exacerba los pensamientos propios del TCA.

En este punto, señala la especialista, a veces es imprescindible que sean los padres, los tutores u otras personas a cargo, quienes se encarguen de cocinar y se evite que el paciente mantenga cualquier contacto con la compra y elaboración de la comida, entre otros aspectos. Respecto al pronóstico de curación, esta dietista-nutricionista indica que cada paciente es un mundo, y cada uno tiene una evolución. Durante el proceso es normal que ocurran recaídas, es normal que pueda costar mucho al principio, es normal que con los cambios y las pautas se perciba que el paciente esté más irritable o de la sensación que va a peor, o que la evolución ponderal sea lenta, pues quiere decir que tratamos con la enfermedad mental muy grave a la que más le afecta el estado nutricional.