Medidas sanitarias
La UE recomienda realizar test covid a los pasajeros procedentes de China
Además insta al uso de mascarillas FFP2 durante los vuelos y la secuenciación de todos los resultados positivos obtenidos
La Unión Europea intenta no caer en los mismos errores que durante los primeros compases de la pandemia del coronavirus, cuando las medidas unilaterales y la cacofonía en la respuesta acabó lastrando la coordinación en la UE y la propia lucha contra la propagación del virus.
Expertos de salud de los Veintisiete se han reunido hoy miércoles para tratar de dar un mensaje común sobre posibles medidas para frenar los contagios, tras el alza vertiginosa de casos en China. De esta forma, en un comunicado tras el encuentro recomiendan «encarecidamente a los países miembros» para todos los pasajeros que salgan de China hacia la UE la realización de una prueba de Covid-19 negativa realizada no más de 48 horas antes de la salida.
Asimismo, también recomiendan a todos los pasajeros en vuelos hacia y desde el país asiático que usen mascarilla con certificación FFP2/N95/KN95. Se anima además a los Estados miembros a complementar estas medidas con: pruebas aleatorias de pasajeros que llegan de China a su llegada a los Estados miembros, según corresponda, y la secuenciación de todos los resultados positivos para fortalecer la vigilancia de la situación epidemiológica.
El Ejecutivo comunitario convocó el pasado 29 de diciembre una reunión con representantes de los ministerios de Sanidad de los Veintisiete con el objetivo de dar una respuesta coordinada. A pesar de las apelaciones a la unidad, el encuentro terminó sin que se hubiesen anunciado nuevas decisiones y con Roma como la única capital que decidió dar este paso de nuevas restricciones. Un día después, España decidió sumarse a Italia con la petición de test para los viajeros procedentes de China, y Francia también anunció test aleatorios y aislamiento en caso de dar positivo en las pruebas contra el coronavirus.
A pesar de la prudencia, el pánico no ha llegado. De momento ni Italia ni ningún otro país europeo ha detectado ninguna mutación nueva del virus en los pasajeros procedentes de China y que han dado positivo. Las muestras analizadas corresponden a Ómicron, la última cepa conocida ,y los altos niveles de vacunación en la UE hacen que la mayoría de la población esté protegida contra el virus. A pesar de esto, la UE recomienda que los mayores de 60 años cuenten con la cuarta dosis. En España, el 45,5% de los que superan esta edad no han recibido el cuarto pinchazo según los últimos datos del ministerio de Sanidad.
Las autoridades transalpinas decidieron dar este paso después de detectar que casi la mitad de los pasajeros de trayectos procedentes de China estaban contagiados de coronavirus. El principal aeropuerto de Milán, Malpensa, comenzó a realizar estos test desde el pasado 26 de diciembre a los viajeros procedentes de Pekín y Shanghai. El aeropuerto internacional de Leonardo da Vinci-Fiumicino, a las afueras de Roma, también estableció un protocolo para aislar a aquellos que diesen positivo de esta enfermedad. En España, la exigencia de test o certificado de vacunación para los viajeros procedentes de China entró en vigor el pasado sábado.
Los países europeos no son los únicos que han decidido tomar estas medidas. Estados Unidos, Japón, India, Reino Unido y Australia también han anunciado la puesta en marcha de restricciones a los viajeros procedentes de China en forma de test y certificados de vacunación. Marruecos es el país que ha decidido ir más lejos e incluso ha decretado la prohibición de entrar en el país a los viajeros procedentes del gigante asiático. A pesar de las protestas desatadas en el gigante asiático por las medidas draconianas para impedir la expansión del virus, China se está viendo desbordada en los últimos días por el aumento vertiginoso de los casos tras el fin paulatino de las restricciones. Las autoridades han anunciado que a partir del 8 de enero ya no será necesaria la cuarentena para los viajeros que lleguen del extranjero, lo que ha incrementado el número de chinos que ansían salir del país tras meses de encierro.
Pekín considera desproporcionadas las medidas anunciadas en los últimos días e incluso ha amenazado con represalias a todos los países que adopten restricciones. El problema reside en que la desconfianza sobre la fiabilidad de los datos de contagios es cada vez mayor. La propia Organización Mundial de la Salud se ha mostrado «preocupada» por la evolución del virus y ha pedido al país más información, a pesar de que Pekín defiende su transparencia. La UE ha ofrecido al gigante asiático ayuda técnica de sus expertos, pero también donaciones de vacunas. De momento, Pekín no ha contestado de manera afirmativa.