Duelo en el Vaticano

Los argentinos lloran la muerte del "padre Jorge"

Siete días de duelo y consternación en todo el país, especialmente en las villas y los merenderos, donde se ganó el corazón de los más humildes

Argentina, la cuna del Papa Francisco, amaneció de duelo y en total consternación. Ha muerto el argentino más trascendente y universal, el primer Papa latinoamericano, el primer Papa jesuita.

El Papa argentino que primero fue el padre Jorge, el que recorría las villas más pobres de Buenos Aires y de otras regiones, el que caminaba a la par de los hambrientos y que ayudaba a salvar a los chicos de la droga, el que bendecía la comida que se repartía en los comedores populares, el cura sensible que regalaba abrazos y palabras cálidas y también reía a carcajadas. Un sencillo cura de pueblo que se convirtió también en un Papa de pueblo.

Cuando desde el Vaticano el Papa Francisco dijo que la Iglesia debía abrir las puertas para todos, él ya las había abierto de par en par en su país. "El padre Jorge llegaba al merendero y se podía sentar a la par tuya cuando estabas comiendo un guiso y te preguntaba cómo estabas, cuáles eran tus problemas y te escuchaba y se tomaba un mate a tu lado", cuenta Sebastián, un hombre que a los 12 años tocó la puerta de la Iglesia del barrio porteño de Flores, la iglesia del padre Jorge, para pedirle ayuda.

"Yo lo conocí a Jorge Bergoglio cuando estaba en una situación de calle, metido en las drogas, me invitó un mate. Desde ese día me llenó mucho. Hizo muchas cosas por nosotros, por la gente de la calle, él abrazaba a los pobres", dice conmovido a la salida de la Basílica de San José de Flores en Buenos Aires, que ayer se había convertido en una especie de lugar sagrado.

Se veía desfilar a muchas personas llorosas y conmovidas frente a un confesionario vacío y con una vela encendida. «En este confesionario el 21 de setiembre de 1953, un joven Jorge Mario Bergoglio sintió la llamada de Dios para ser sacerdote", se lee en una placa dorada sobre el reclinatorio de madera. Es Flores, su barrio de clase media, su parroquia, su confesionario, su raíz.

"Hace apenas unos meses nos mandó un cuadro de regalo muy lindo. Ese cuadro de San José dormido lo mandó en avión cuando cumplió 10 años de pontificado", dice el padre Martín Rebolio Paz, vicario de la Basílica.

"Se nos murió"

"Se nos murió. Se nos fue el papa de los pobres, de los marginados, de los que nadie quiere o muchos excluyen. También el padre nuestro, el padre argentino, al que no siempre comprendimos, pero siempre amamos", dijo visiblemente conmovido el amigo del Papa y arzobispo de Buenos Aires Jorge Ignacio García Cuerva en su homilía.

Y desde ahí mandó a oficiar misas durante todo el día en todos los rincones de todos los pueblos de norte a sur de la Argentina. También pidió dejar abiertas las puertas de todas las iglesias, los templos, las capillas y los altares para quienes quieran llorar y orar por el Papa Francisco.

Se fue el Papa argentino que durante 12 años de pontificado no visitó la Argentina, pero llevó su argentinidad al Vaticano. Cuando en septiembre de 2024 hablaba de los jubilados argentinos y decía que preferían gastar más en gas pimienta contra ellos que en justicia social, para referirse a la represión ejercida por el gobierno de Javier Milei durante las protestas de los jubilados. O cuando tomaba mate frente a los periodistas y soltaba modismos argentinos imposibles de traducir. O cuando abrazaba en la plaza de San Pedro una bandera rojiazul que le alcanzaba un hincha y decía a los periodistas de todo el mundo que deseaba que el equipo de sus amores, el "San Lorenzo de Almagro", lograra ganar la Copa Libertadores.

El historiador argentino Eduardo Lazzari dice sobre el Papa Francisco que fue un hombre que cambió a la Iglesia y también cambió a Argentina.

Su propio via crucis

El Papa Francisco vivió su propio vía crucis en Semana Santa. Hasta el último momento de su vida insistió con el tema de las víctimas de las guerras, y con la tragedia de los migrantes, cuando dijo que el mediterráneo se había convertido en el cementerio del mundo. Esto y todos los detalles sobre su vida, sus obras, sus gestos, sus encuentros, sus discursos y sus entrevistas son repasados una y otra vez por los informativos argentinos que, de forma ininterrumpida, siguen la cobertura sobre el fallecimiento del Papa Francisco.

Jorge Bergoglio fue el primer Papa jesuita de la historia de la Iglesia y el primer latinoamericano, además de ser el primero que eligió llamarse Francisco, en honor a San Francisco de Asís.

Fue blanco muchas críticas de parte de los sectores más conservadores de la Iglesia que, a lo largo de los años, lo consideraron una suerte de «papa comunista», como han dicho algunos de ellos, en especial de la iglesia estadounidense, porque se ocupaba demasiado de los pobres. Incluso recibió lapidarias frases del propio presidente Javier Milei, tema que quedó zanjado con el encuentro de ambos en Vaticano, donde seguramente el Papa perdonó los agravios. Un escueto tuit presidencial lamentaba el fallecimiento del primer Papa argentino.

«Mi gente es pobre y yo soy uno de ellos», dijo más de una vez y, en coherencia con ello, ya siendo Papa, decidió dejar de lado el lujo y la pompa del Vaticano e irse a vivir a un simple y pequeño departamento en Casa Santa Marta, dentro del Vaticano, donde vivió todos estos años, dejando el lujoso palacio y departamento papal donde habían vivido los otros pontífices.

Las cosas que no se ven

"Él fue siempre muy abierto; siempre tuvo la paciencia de saludar a todos, de conversar con todos, y estamos hablando de miles de personas", apunta Mariana Ripoli, periodista argentina en Roma, que ha cubierto las actividades del Papa Francisco en el Vaticano. "Él hizo muchísimo, hizo un cambio muy profundo en lo que era la Iglesia católica, en la religión. Y hay cosas que no se ven. Mandó a construir en el Vaticano duchas, techos y baños para la gente necesitada", añade la periodista.

Jorge Mario Bergoglio había nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, en el seno de una familia emigrada del Piemonte (región del norte de Italia). Su padre, Mario, era un contador de la empresa de ferrocarriles de Argentina y su madre, Regina, era ama de casa y se ocupaba de la educación de sus cinco hijos. Vivían en el barrio Flores de Buenos Aires. Bergoglio se diplomó como técnico químico pero luego se dedicó al sacerdocio. El 13 de diciembre de 1969 fue ordenado sacerdote, después de haber hecho el noviciado primero en Villa Devoto, y luego en la Compañía de Jesús.

Fue profesor de varias escuelas y universidades católicas y vivió en varios países, como Chile, Alemania y España, para perfeccionar sus estudios en ciencias humanas y su preparación religiosa, que terminó en el Vaticano, donde ejerció hasta el último día de su vida.

"En la cancha" hasta el último día

Pese a que su salud había empeorado, en declaraciones hechas a la prensa había dicho que no tenía intenciones de renunciar a su cargo. Él quería seguir "en la cancha" y trabajar todo el tiempo, pese a su estado de salud.

En los últimos días de su estancia en el Policlínico no paró de trabajar, por ejemplo, nombrando obispos en distintos lugares y aceptando las

renuncias de otros. Varias veces llamó por teléfono al sacerdote argentino Gabriel Romanelli, a cargo de la iglesia de la Sagrada Familia de Gaza, la región palestina donde se ha desarrollado gran parte del conflicto con Israel, para saber cómo se encontraban y darles apoyo.