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Cirugía

Beatriz, la paciente que se convertirá en cirujana

Le detectaron que tenía cáncer de ojo a los 11 años. En septiembre, «por fin», recibió el alta

Beatriz Millán, estudiante de Medicina, tuvo rabdomiosacoma, un cáncer de ojo muy poco frecuente larazon

Le detectaron que tenía cáncer de ojo a los 11 años. En septiembre, «por fin», recibió el alta.

Beatriz Millán estaba de vacaciones cuando sus padres, médico y enfermera, «se fijaron que tenía un ojo hacia adelante. A mí no me dolía y de hecho veía bien, pero ellos supieron que algo no iba bien. Recuerdo que me llevaron a urgencias y, tras varias pruebas, los médicos detectaron que tenía un rabdomiosarcoma. Fue horroroso, sólo tenía 11 años».

«El rabdomiosarcoma es un tipo de cáncer de ojo muy raro, que afecta al tejido blando (a los músculos) y también puede afectar dentro del ojo», explica Ismael Nieva, oftalmólogo de MD Anderson Cancer Center Madrid. «Puede haber un caso al año en España. Y a veces ni eso», añade.

Bien lo sabe Beatriz. «Sólo he conocido a una persona con este tipo de cáncer, que no es hereditario». «Recuerdo que cuando estaba con las sesiones de quimioterapia en Zaragoza conocí a un niño con rabdomiosarcoma que venía a hacerse una revisión. Me lo presentaron para que viera que estaba recuperado. Estaba tan nerviosa y débil que sólo le pregunté si veía bien. Me quedé tranquila». Además de los seis meses de sesiones de quimioterapia, esta joven de 23 años se sometió a dos cirugías en Bilbao y a radioterapia (un mes y medio en Barcelona), dado que el cáncer le había afectado «al tejido muscular estriado y al techo de la órbita del ojo».

Tras un largo proceso por el que no debería pasar ningún niño, Beatriz logró superar el cáncer. Y no sólo eso: «Mantengo el ojo y, además, veo bien. Sólo tengo un pequeño descenso del párpado, pero con lo que podría haber sido, está muy bien». La profesión de sus padres, «el hecho de que me transmitieran en casa la pasión por la Medicina, y haber estado enferma de pequeña y rodeada de tantas personas buenas con esa misma pasión, me hicieron que quisiera ser médico», explica Beatriz, que está terminando 6º de Medicina. «Me gusta la especialidad quirúrgica», precisa.

A los padres les recomienda que «no oculten nada al niño sobre la enfermedad, porque lo desconocido da más miedo. Y que no te hablen todo el rato del tema. En los días libres, que también los hay, toca distraerse». «A los pequeños, sólo decirles que se puede, que llega un día y se supera el cáncer». Eso es lo que le pasó a ella hace sólo unos meses. «He estado 11 años haciéndome revisiones periódicas y en septiembre por fin me dieron el alta. Una muy buena noticia, porque además veo bien». Tuvo suerte. «En los cánceres de ojo la agudeza visual queda reducida o directamente eliminada. A veces no es posible conservar el ojo», explica Nieva. «Comparado con el de colon o el de mama, el cáncer de ojo es entre 10 y 15 veces menos frecuente», precisa. «Hay cáncer de párpado e intraoculares. Del primero hay tres tipos: carcinoma basocelular, el carcinoma epidermoide y melanoma». En concreto, el 90% de todos los cánceres de párpado son basocelulares, un tumor del tejido cutáneo, que aparece generalmente en forma de bultos pequeños, firmes y elevados. «En el caso de los intraoculares, el cáncer más frecuente en adultos es el melanoma coroide, y en niños, el retinoblastoma», añade Nieva. El tratamiento depende de la ubicación del cáncer, de la magnitud del tumor y de la salud y edad del paciente.

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