
Curiosidades
¿Por qué las camisas de mujer tienen botones en el lado izquierdo?
Este patrón tiene raíces históricas, culturales y sociales que se remontan a varios siglos atrás

Una de las diferencias más sutiles, entre la moda masculina y femenina se encuentra en un detalle que suele pasar desapercibido, la disposición de los botones en las camisas.
Mientras que las prendas masculinas se abotonan de derecha a izquierda, las femeninas lo hacen en sentido opuesto. Este patrón tiene profundas raíces históricas, culturales y sociales que se remontan a varios siglos atrás.
Una práctica heredada de otras épocas
El origen de esta distinción se sitúa en la Europa medieval y renacentista, cuando la ropa de las clases altas comenzó a volverse más compleja y ornamentada. En aquella época, las mujeres de la nobleza o de familias acomodadas no se vestían solas, contaban con la asistencia de criadas o doncellas.
Dado que la mayoría de estas ayudantes eran diestras, colocar los botones a la izquierda de la prenda femenina facilitaba la tarea de abotonar las prendas desde la perspectiva de quien asistía, no de quien las usaba.
Por el contrario, los hombres que solían vestirse sin ayuda llevaban botones a la derecha, favoreciendo el uso de la mano dominante para abotonarse con mayor comodidad.

Esta simple diferencia funcional se transformó con el tiempo en una convención de género que perdura hasta la actualidad.
Un símbolo de estatus y género
En épocas donde el uso de botones era un signo de lujo, pues se elaboraban en materiales caros como marfil, nácar o metales preciosos, su disposición también funcionaba como un indicador de clase social.
Cuantas más capas, adornos y dificultad tenía una prenda, mayor era la necesidad de asistencia para vestirla, y mayor el reflejo de estatus.
¿Tiene sentido mantener esta tradición hoy?
En pleno siglo XXI, cuando la mayoría de las personas se visten de forma autónoma, esta diferencia técnica ha perdido su propósito funcional.
Sin embargo, su permanencia responde en gran medida a la fuerza de la tradición, a la estandarización industrial y a la inercia de los códigos de género aún vigentes en el diseño textil.
Algunas marcas contemporáneas han comenzado a cuestionar estas normas y a experimentar con prendas que eliminan esta distinción, especialmente dentro de colecciones inclusivas o de moda sin género.
No obstante, la mayoría de los fabricantes continúa respetando el patrón tradicional, como una forma de facilitar la clasificación y mantener referencias estéticas arraigadas en la historia del vestir.
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