Madrid

Diez años del encuentro con Venus

Distintas imágenes de Venus captadas por la Venus Express
Distintas imágenes de Venus captadas por la Venus Expresslarazon

Mientras la comunidad científica tiene en estos tiempos sus ojos puestos en Marte, los astrónomos recuerdan estos días otra de las misiones más importantes llevadas a cabo por el hombre, la de la aproximación al planeta Venus, de la que esta semana se han cumplido diez años.

En el año 2005 la sonda Venus Express de la Agencia Espacial Europea (ESA) partió hacia Venus y después de completar un viaje de 153 días pasó ocho años estudiando con detalle el planeta. Esta importante misión finalizó en diciembre de 2014.

Uno de sus principales objetivos era observar de forma ininterrumpida la atmósfera del planeta durante periodos prolongados, para ayudarnos a comprender mejor su dinámica, según explica la ESA en una nota de prensa.

Venus es el planeta rocoso con la atmósfera más densa de nuestro Sistema Solar. Su atmósfera está compuesta mayoritariamente de dióxido de carbono, con una densa capa de nubes de ácido sulfúrico. Esta combinación de gases y la cubierta permanente de nubes provocó un fuerte efecto invernadero que mantiene a la superficie del planeta siempre oculta y extremadamente caliente – a unos 450°C.

Los vientos en la superficie de este planeta son bastante lentos, con rachas de unos pocos kilómetros por hora, pero la presión atmosférica es tan alta que producen efectos comparables a los de los vientos mucho más rápidos de nuestro planeta, informa la ESA.

Sin embargo, a unos 65 kilómetros de altura, en la cima de las nubes, los vientos alcanzan velocidades de unos 400 km/h, unas 60 veces más rápidos que la velocidad de rotación del propio planeta. Estas fuertes corrientes producen fenómenos muy dinámicos en la atmósfera del planeta, de los que los ‘vórtices polares’ sean quizás los más conocidos.

Los vórtices polares se forman porque hay más luz solar en la zona ecuatorial de Venus. Cuando el gas en esta región se calienta, asciende y se desplaza hacia las regiones polares, donde se enfría y se hunde. El aire que converge en el polo adquiere una aceleración lateral y desciende en espiral, como el agua en un desagüe.

En el centro del vórtice, la corriente arrastra a las nubes hacia abajo varios kilómetros, hasta cotas en las que la temperatura es mucho más alta. Esto nos permite detectar el ‘ojo’ del vórtice con claridad en las longitudes de onda del infrarrojo, con las que se mide la temperatura de las nubes. El núcleo del vórtice está a una temperatura mucho más alta que su entorno, como indican los tonos amarillos en estas imágenes.

Venus Express ha demostrado que los vórtices polares de Venus son los más dinámicos de nuestro Sistema Solar. Estas imágenes del vórtice sur fueron tomadas por el instrumento VIRTIS entre febrero de 2007 (arriba a la izquierda) y abril de 2008 (esquina inferior derecha).

El núcleo del vórtice, con unos 2.000-3.000 kilómetros de diámetro, cambia de forma rápidamente cuando es azotado por los vientos turbulentos, formando un ocho, una espiral, un ojo o una gran ‘S’, entre otras muchas formas, y cambiando rápidamente de un día para otro. Cada una de estas imágenes cubre una región de unos 4.000 kilómetros.