¿Es cierto que comer frutos secos por la noche engorda?

Muchas personas evitan incluir frutos secos en su dieta, porque entienden que son un alimento con muchas calorías y que, por ese motivo, van a provocar una ganancia de peso. Sin embargo, las cosas no son tan sencillas. Las calorías pueden servirnos de orientación en un momento dado, pero no pueden ser el único factor a tener en cuenta. Ingerir frutos secos hará que nos sintamos saciados, lo que evitará que piquemos entre horas y que consumamos otros alimentos mucho menos saludables para saciarnos.

Además, cuando despreciamos los frutos secos, no sólo estamos renunciando a su alto contenido calórico, sino que también nos estaremos privando de otros nutrientes muy beneficiosos para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Entre otras muchas cosas, podemos destacar que los frutos secos son muy ricos en grasas saludables de tipo monoinsaturadas y poliinsaturadas, que son el sustitutivo perfecto de las grasas saturadas y están relacionadas con una mejor regulación cardiovascular, con la reducción del colesterol y con la prevención de algunas enfermedades, como la diabetes o -incluso- el cáncer. También son unos alimentos muy ricos en fibra, lo que ayuda a llevar un buen tránsito intestinal y a mantener a raya los niveles de glucosa.

Ahora bien, no es necesario recordar que el consumo de los frutos secos debe ser siempre moderado... y no sólo en las dietas para perder peso. Como ocurre con cualquier otro alimento... por muy saludable que sea; si se consume en exceso, lo que ocurrirá -irremediablemente- es que engordaremos. El consumo diario recomendado es de 30 o 45 gramos al día.... una cantidad que nos da mucho margen.

¿Importa más que cuánto que el cuándo?

Al igual que decíamos que la idea de que comer frutos secos es contraproducente en una dieta de adelgazamiento es falsa, o al menos imprecisa, también deberíamos desechar la idea de que consumir frutos secos antes de irse a dormir engorda más. Lo cierto es que, si hablamos de ganar o perder peso, lo que importa es el balance energético, es decir, la diferencia entre la energía que ingerimos y la que gastamos.

Hablamos de perder peso cuando estamos en déficit calórico e ingerimos menos de lo que consumimos, lo que fuerza a nuestro organismo a “tirar de reservas”. Y hablamos de ganar peso cuando ingerimos más energía de la que gastamos a lo largo del día, una diferencia que el organismo almacena en forma de lípidos. Y este proceso seguirá funcionando independientemente de que consumamos los frutos secos al atardecer o al amanecer. Si comes dentro de tus necesidades calóricas diarias, no aumentarás de peso.

Ahora bien, una de las cosas que sí que deberíamos tener en cuenta a la hora de planificar la última comida del día es que hay algunos productos que son muy indigestos. Y al igual que ocurre con las comidas excesivamente copiosas, esto puede dificultar que descansemos correctamente. Una digestión pesada puede impedir que el cuerpo se relaje y que, por lo tanto, se ocuoe de su reposo y recuperación.

Y aunque pueda parecer contraintuitivo, consumir algunos frutos secos unas horas antes de irse a dormir sí que puede ser conveniente para la calidad de nuestro descanso. Algunos frutos secos como las almendras, las nueces o los pistachos, estimulan la producción de melatonina, que es la hormona reguladora del sueño. Por lo que favorecerán la relajación y la sensación de somnolencia.