Un nuevo Papa

Un «consejo de ministros» y una reforma en la comunicación

En su reunión con los cardenales del sábado, el Papa se comprometió a poner en marcha varias reformas

AMP.- Papa.- León XIV invita a "escuchar" y "tender puentes", en la misa en las Grutas Vaticanas
León XIV invita a "escuchar" y "tender puentes", en la misa en las Grutas VaticanasEuropa Press

León XIV ya ha puesto el engranaje vaticano a funcionar. Si alguien pudiera pensar que la sobrecarga institucional de estos primeros días era suficiente para completar la agenda del Papa Robert Prevost, se equivoca. Amén de celebrar ayer la eucaristía en las grutas vaticanas o de presidir el rezo del Regina Coeli ante 100.000 personas en la Plaza de San Pedro, el Pontífice ya comienza a gobernar. Así lo puso de manifiesto el pasado sábado, en la reunión que mantuvo con los cardenales en el Aula Nueva del Sínodo.

El primer Pontífice norteamericano de la historia estuvo cerca de tres horas con los purpurados, tanto como los electores que entraron como electores en la Capilla Sixtina, pero también con los purpurados eméritos. Junto al discurso que leyó en el que les exigió a todos los presentes una «adhesión plena» al Concilio Vaticano II y al «magistral» legado del papa Francisco, abrió un turno de intervenciones que se convirtió en un extenso diálogo entre el Santo Padre y los que están llamados a ser sus más estrechos colaboradores en el pastoreo del orbe católico.

Y es ahí, desde la escucha y el intercambio de ideas entre unos y otros, cuando León XIV compartió y respaldó algunas de las medidas que está dispuesto a poner en marcha en breve. Por un lado, se comprometió a acometer una profunda reforma en el aparato comunicativo de la Santa Sede. Según ha confirmado LA RAZÓN, hasta tres cardenales se quejaron de la falta de efectividad en materia de comunicación corporativa. No en vano, se trata de una asignatura pendiente heredad de Francisco. Hasta en tres ocasiones el Pontífice argentino quiso poner en marcha una renovación a fondo de todo el sistema vaticano, no solo en lo que a medios técnicos se refiere, sino también a su gestión. De hecho, uno de los principales lastres en materia económica del Estado más pequeño del mundo sería la sobredimensión de personal en esta área así como la obsolescencia tanto de los métodos de trabajo y de los propios equipos. A eso se une las fugas informativas y filtraciones, además de los problemas en la portavocía. Con este panorama, Jorge Mario Bergoglio adoptó por tomar el mismo las riendas y convertirse, no solo en el «director general» de una «multinacional» llamada Iglesia, sino también de ejercer como director de comunicación y portavoz, con los riesgos que esto supone en materia de exposición y desde el punto de vista institucional. Consciente de este enredo, León XIV estaría dispuesto a tomar cartas en el asunto y así se lo habría manifestado ayer a los demás cardenales.

Pero no fue esta el único asunto que abordó como apremiante con los purpurados. La falta de coordinación también sería un lastre en lo que al organigrama de la Curia romana se refiere. Tras las reforma emprendida por el papa Francisco a través de la Constitución Apostólica ‘Praedicate Evangelium’, el Pontífice argentino adelgazó sustancialmente la estructura vaticana para hacerla más operativa y eliminar lo que llegó a tachar de «elefantiasis». Este proceso se llevó a cabo gracias al llamado Consejo de Cardenales, un grupo de nueve purpurados que se convirtieron en asesores directos suyos para ir abordando estos cambios necesarios.

Ahora, desde la Curia le solicitan al nuevo Obispo de Roma dar un paso más. Esta nueva vía a explorar sería la creación de lo que, en términos coloquiales, sería lo más parecido a un Consejo de Ministros. O lo que es lo mismo, reuniones periódicas que se produjeran al menos cada mes en la que se pusiera en común con el Papa, la marcha de cada uno de los departamentos para trabajar en sintonía y no como entes separados. «Aunque parezca mentira, los más de quince ‘ministerios’ que tiene la Santa Sede actúan cada uno por su lado, tanto desde el punto de vista de acciones pastorales como en materia presupuestaria y eso hace que en algunos casos se pisen en las cuestiones que aborden, se dupliquen trabajos, o, peor aún, se aborden asuntos incluso de forma contradictoria», señala un purpurado de la Curia a LA RAZÓN.

Al exponerse este problema en la reunión celebrada este sábado, la reacción de León XIV fue inmediata y asumió como propio el desafío. No en vano, él ha padecido en primera persona esta falta de coordinación generalizada como prefecto del Dicasterio para los Obispos.