Ginecología
La dilatación en el parto: cómo saber cuánto me falta para dar a luz
La fase de dilatación, que comienza con el inicio de las contracciones, es la fase más larga del proceso de parto, y puede durar de 8 a 12 horas, o incluso días
La dilatación es la primera fase de las tres que tiene el parto. Las otras dos son el denominado expulsivo y, finalmente, el alumbramiento.
La dilatación consiste en la desaparición del cuello uterino y en su ensanchamiento progresivo hasta alcanzar un diámetro de aproximadamente diez centímetros que permite el paso del bebé.
Para lograr este agrandamiento se producen contracciones uterinas que provocan el estiramiento de las fibras musculares del cuello del útero de tal forma que cada vez son más delgadas, de manera que se van abriendo con facilidad.
La dilatación del cuello del útero o cérvix se mide mediante exploraciones vaginales o tactos que realiza la matrona o el ginecólogo.
Información y relajación
La Dra. Paula Soriano, ginecóloga del Hospital Quirónsalud Murcia, señala la clave del proceso: “Para que la dilatación sea lo más rápida posible es importante que la mujer se encuentre relajada, en la medida de lo posible”. Y para ello lo más importante es la información: que la mujer sepa en todo momento cuáles son las claves del proceso en el que se encuentra y el modo en que tiene que afrontarlo, tanto para que ella obtenga el máximo alivio como para que el bebé nazca sin imponderables.
La fase de dilatación, que comienza con el inicio de las contracciones, es la fase más larga del proceso de parto, y puede durar de 8 a 12 horas, o incluso días, dependiendo de si la mujer ha dado a luz con anterioridad o no. Es una etapa que puede ser muy incómoda, pues las molestias pueden ser más frecuentes por las noches y dificultar el descanso.
Pero, de forma muy general, para poder hablar de fase de dilatación deben estar presentes tres factores. El primero es la presencia de contracciones muy seguidas, al menos dos cada diez minutos, que cada vez serán menos espaciadas y más dolorosas. Es la única fase que puede controlar la mujer por sí misma y le dará la clave de cómo va avanzando el proceso.
El segundo paso es la dilatación del cuello del útero o cérvix, que deberá dilatarse como mínimo tres centímetros. Y el tercer paso es el acortamiento, o borrado en términos técnicos, del cuello del útero, que deberá disminuir su longitud al menos un 50%.
Los dos últimos pasos solo se pueden valorar con la exploración tras el ingreso en el hospital.
Un proceso dinámico
El cuello del útero, con objeto de permitir la salida del bebé, sufre una serie de cambios: se ablanda, se acorta y posteriormente se dilata.
“No hay unas fases claramente definidas dentro de la propia fase de dilatación”, señala la Dra. Soriano. Se trata de un proceso dinámico, en el que, conforme va dilatando el cuello del útero, la cabeza se encaja en la pelvis y posteriormente comienza a descender por el canal del parto. Esta es la fase que se conoce como descenso”.
Los obstetras observan la pelvis dividida en unos planos imaginarios -planos de Hodge- para dilucidar en qué nivel de la pelvis se encuentra el bebé. Son cuatro planos que van desde la pelvis superior hasta la vulva. Durante la dilatación, el bebé desciende progresivamente hasta el cuarto plano, el de expulsado, que se corresponde con la atapa final del parto.
En el caso de la mujer primeriza, la duración promedio de las contracciones es de ocho horas, y en ningún caso debería superar las 18. Si no es primeriza, la duración promedio es de cinco horas y no debería pasar nunca de doce.
El método más efectivo para medir la dilatación en la fase activa del parto es a través del tacto vaginal. Este procedimiento permite valorar el estado del cuello del útero -o cérvix- y así poder conocer la posición, consistencia, longitud y dilatación del cuello uterino y el descenso y rotación de la cabeza fetal.
Esta práctica es fundamental en el reconocimiento del comienzo y progreso del parto, pero solo debe ser realizada por personal experto, con las manos limpias y cubiertas por guantes estériles.
Ejercicios para el dolor
Las contracciones siempre son dolorosas, pero la intensidad del dolor depende de cada mujer.
El dolor depende de múltiples factores, como los estímulos fisiológicos, psicológicos y socioculturales. Todo ello hace que cada mujer aprecie el dolor y lo afronte de maneras diferentes, con lo que no se puede generalizar.
“Es importante que entendamos la fisiología de la pelvis y el efecto de la gravedad en el momento del nacimiento -explica la Dra. Soriano-. La gravedad cumple un papel fundamental, porque permite que la presión de la cabeza del bebé se meta en la pelvis y ayude a dilatar el cuello del útero”.
Por tanto, son muy relevantes los ejercicios que ayuden a aumentar la movilidad durante el proceso del parto. Los ejercicios en pelota de pilates, caminar o practicar yoga son solo algunos de los recursos que la mujer debe utilizar durante las horas que dure la primera fase del nacimiento del bebé.
No hay que olvidar que la dilatación del cuello del útero es fundamental para que se pueda producir su salida, hasta el punto de que, en aquellos casos en los que se agotan todas las opciones terapéuticas para conseguir la dilatación, no hay otra opción que cesárea.
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