México

EducaRed reivindica el papel de la educación para salir de la crisis

Luis Miguel Gilpérez, presidente de Telefónica España, junto a León Rangel
Luis Miguel Gilpérez, presidente de Telefónica España, junto a León Rangellarazon

La educación puede ser la llave que nos permita salir de la crisis. Esta fue una de las conclusiones a las que llegó Fernando Savater durante la clausura del VII Encuentro Internacional de Educación (EducaRed), celebrada entre ayer y hoy en el Auditorio Distrito Telefónica de Madrid. El evento, organizado por la Fundación Telefónica en colaboración con la Universidad Autónoma de Madrid, supone la culminación a 18 meses de debates y talleres que han tenido lugar en distintas ciudades de españolas y en los que han participado más de 50.000 expertos. ¿Su objetivo? Responder a una pregunta que nuestra sociedad no debe dejar de plantearse, y menos en la coyuntura actual: ¿cómo debería ser la educación del siglo XXI? En este sentido, la intervención del escritor y filósofo donostiarra supuso una de las presencias más esperadas del encuentro, que puede seguirse a través de Twitter.

«La educación no es un adorno. Es una inversión imprescindible que da sentido al Estado. Los países que escapan de la crisis son los que más han emergido en educación. Y los países que más la han descuidado somos los que hoy tenemos más dificultades para salir de la crisis», afirmó ayer Savater. Durante su ponencia, el filósofo reivindicó el papel de la enseñanza como motor para «formar» ciudadanos y, por encima de todo, seres humanos. «La educación no es sólo una "fabricación"de empleados y directivos. Una de las exigencias de la democracia es que necesita ciudadanos. Ellos son el motor de la democracia», aseguró.

Por ello, cree que la enseñanza debe preocuparse también de «cultivar la humanidad». «Lo importante es que seamos seres humanos plenos y felices. Si en último término la educación no pretende la felicidad, se queda coja. El problema es: ¿quién educa a los seres humanos? Los buenos educadores tenemos que llegar antes a los alumnos que los malos educadores, y esforzarnos en prepararles para un mundo que no es precisamente el que queremos», aseguró. Así, valoró el papel clave que en su opinión debe cobrar el laicismo y lanzó un llamamiento a los políticos para que dejen de utilizar la educación como «arma arrojadiza».

Antes, León Rangel, fundador y CEO de Cúrsame, presentó los logros de esta red social educativa. El proyecto nació con la intención de paliar la «brecha digital» en los centros educativos de países emergentes. Sólo en su primer año de funcionamiento, consiguió atraer a más de 100.000 usuarios en México. ¿Su funcionamiento? Poner a disposición de alumnos y profesores las herramientas tecnológicas necesarias para la creación de una multiplataforma en internet, en la que la transmisión del conocimiento trasciende el espacio físico del aula. «La tecnología te da superpoderes», afirmó Rangel. «Te permite democratizar, masificar... Pero no debe reemplazar al maestro. Son nuevas formas de aprendizaje gracias a las cuales cualquiera puede tener derecho a una educación de calidad», añadió.

«Hay que poner la Universidad patas arriba»

Ana María Llopis, fundadora y presidenta de Ideas4all (red social en la que los usuarios pueden compartir sus ideas), puso sobre la mesa un reto: «La educación se tiene que reinventar». Entre otras motivos por los últimos informes PISA, en los que nuestro país no ha salido bien parado. Y las consecuencias para el futuro pueden ser nefastas: «Europa tendrá un déficit de más de 20 millones de personas con talento en 2021», aseveró.

¿En qué deberíamos mejorar? Llopis considera que la educación latina cuenta con varias asignaturas pendientes: «Enseñar a hablar en público y el poder de la retórica, contar con una enseñanza menos invasiva y más personalizada, que los maestros no den respuesta a los alumnos, sino que sean éstos los que aporten las soluciones...». Y las universidades no son ajenas al cambio. «Hay que poner a la Universidad patas arriba. Tiene que reinventarse. Está formando estudiantes para un futuro incierto, y hoy la educación no garantiza el empleo. El ADN universitario tiene que aprender muchísimo de las "spin offs"y la innovación. Es la era de la educación inversa, donde el profesor aprende tanto del alumno como el alumno del profesor», dijo.

Por último, la mesa redonda «¿Dónde estamos? Y ¿hacia dónde avanzamos? Políticas educativas de éxito» contó con la presencia de Tracy Burns, responsable del proyecto «Governing Complex Education Systems» de la OCDE; Alberto J. Cañas, cofundador y director asociado del Institute for Human and Machine Cognition (IHMC) de Florida, y Alfonso González Hermoso de Mendoza, director general de Evaluación y Cooperación del Ministerio de Educación. Burns cree que no podemos dejar al margen del proceso educativo realidades tales como el aumento de la inmigración, el descenso de los matrimonios o el envejecimiento de la población. «Son desafíos que tenemos que encarar ahora. Si queremos prepararnos para el siglo XXI, debemos tener un plan a corto plazo. Al menos a cinco años, para lograr cambios reales», aseguró.

«Soy muy optimista respecto a la tecnología. Pero por otro lado, soy pesimista», afirmó Alberto J. Cañas. Y es que, pese a que desde el punto de vista pedagógico las nuevas tecnologías parecen haber probado su utilidad, Cañas no ha visto «ni un proyecto a gran escala donde su introducción haya mejorado la educación». Por su parte, Hermoso de Mendoza estimó que «para que las políticas educativas funcionen, debe ponerse en relevancia a los verdaderos protagonistas». Por ello, cree que «el centro educativo es la unidad en la que debe gestionarse el cambio». Y tampoco son ajenas la figura del maestro («adquiere una importancia como no la ha tenido en los 200 últimos años de la historia de la educación») y, por supuesto, la familia.