Opinión

Enfermedad nostálgica ante la reforma de la Iglesia

El Papa alerta de la reacción contra lo moderno y la exaltación de lo antiguo

Nueva decisión
El Papa Francisco, en el VaticanoAnsaAgencia EFE

Una de las novedades que Francisco ha introducido en sus viajes apostólicos es reservar un largo rato de conversación a sus hermanos jesuitas del país que visita. Así ha sucedido cuando se encontraba en Budapest.

El padre Antonio Spadaro, director de «La Civiltà Cattolica», la revista quincenal de la Compañía de Jesús que se publica con supervisión previa de la Secretaría de Estado, es el encargado de presentar a sus lectores los principales contenidos de la conversación a la que él asistió.

Uno de sus interlocutores húngaros le solicitó su opinión sobre las reacciones que había provocado su decisión de restringir la celebración de las misas con el ritual anterior a la reforma introducida por san Pablo VI.

Bergoglio no se cortó la lengua y sentenció lo siguiente: «Te aseguro que el Concilio está todavía en vías de aplicación. Dicen que se necesita un siglo para asimilar un Concilio. Y sé que las resistencias son terribles. Hay un restauracionismo increíble». A partir de ahí, desgranó que esta oposición se daba en varios campos y especialmente en el litúrgico (recuérdese que el cisma de monseñor Marcel Lefebvre se inició con las protestas al cambio del rito eucarístico).

El Papa no se resistió a denunciar que uno de los peligros que acechan a la Iglesia en los últimos años es la reacción contra la moderno y la exaltación de lo antiguo; fenómeno que ha definido como la palabra «indietrismo», que vendría a significar marcha atrás.

Es, en opinión del pontífice argentino, «una enfermedad nostálgica» que curiosamente tiene muchos ecos en las generaciones más jóvenes de sacerdotes o religiosos y que es utilizada ideológicamente para retroceder y bloquear las reformas necesarias.