Cambio horario
Un estudio confirma los perjuicios del cambio de hora y la razón principal señala los índices de obesidad
Esta práctica habitual en España, que ya se ha convertido en una tradición, evidencia serios problema relacionados con la salud
En España, el cambio de hora se ha convertido en una tradición semestral que marca la transición entre el horario de verano y el de invierno. Cada último domingo de marzo los relojes se adelantan una hora para aprovechar mejor la luz solar durante las tardes, mientras que el último domingo de octubre se retrasa una hora para adaptarse al menor número de horas de luz en los meses fríos. Esta medida fue adoptada inicialmente con el objetivo de ahorrar energía. Desde entonces, forma parte del calendario habitual sin que la mayoría de la población se cuestione su impacto más allá de la incomodidad puntual del cambio. En este sentido, un estudio reciente ha señalado sus consecuencias negativas.
El funcionamiento del cambio horario en España sigue el mismo patrón que en la mayoría de los países de la Unión Europea, donde la medida está armonizada para facilitar la coordinación económica, laboral y de transporte entre Estados miembros. Sin embargo, esta uniformidad también ha despertado críticas, especialmente en países como España que, por su posición geográfica, ya se encuentran en un huso horario que no les corresponde naturalmente. Mientras que países del norte y centro de Europa experimentan beneficios moderados por el ajuste estacional, en el sur los efectos sobre la salud y los hábitos sociales parecen más pronunciados. A pesar del debate creciente, el cambio de hora sigue vigente, aunque cada vez más voces desde la ciencia y la política reclaman una revisión de este sistema.
¿Desde cuándo se cambia la hora en España?
Si nos adentramos en la hemeroteca española encontramos que, en la historia de nuestro país, el cambio horario ha tenido más trascendencia de la que en un principio pudiera parecer. En el año 1918 se produjo la primera variación horaria en territorio español. Sin embargo, con motivo de la inestabilidad gubernamental de esos años, esta práctica fue aplazada durante desde 1920 hasta 1925, y desde 1930 hasta el fin de la Guerra Civil. Una vez concluida la contienda, y con el bando nacional en el poder, Franco reanudó el uso de este modelo en 1940, en consonancia con las corrientes fascistas europeas. Finalmente, en 1970, España comenzó a poner en práctica el sistema horario que llega hasta nuestros días.
Un estudio confirma los perjuicios de la alteración horaria
Un estudio de la Universidad de Stanford, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, advierte sobre los efectos perjudiciales del cambio estacional de hora en la salud pública. Tras analizar millones de datos de ciudadanos estadounidenses, los investigadores concluyen que mantener un horario fijo, más alineado con el ciclo solar natural, podría evitar alrededor de 300.000 accidentes cerebrovasculares al año y reducir en más de dos millones y medio los casos de obesidad. El trabajo comparó tres escenarios distintos y encontró que tanto el horario de invierno como el de verano permanente ofrecen beneficios claros frente al modelo actual de cambio bianual.
Según los científicos, los ritmos circadianos que regulan funciones vitales como el sueño, el metabolismo y la actividad cardiovascular no toleran bien los cambios bruscos de horario. Aunque el estudio se centró en Estados Unidos, sus conclusiones podrían aplicarse a países como España, donde el huso horario vigente se encuentra desajustado con respecto a la posición solar real. Esta desincronización se agrava con los cambios estacionales y tiene consecuencias sobre la calidad del sueño, la alimentación y el bienestar general. Por ello, los expertos proponen abandonar el sistema de cambio de hora para mejorar la salud colectiva.
¿Se acabará el cambio de hora en España?
Por el momento, de acuerdo a la resolución recogida en el Boletín Oficial del Estado del 15 de marzo de 2022, el cambio de hora tendrá efecto hasta el último trimestre de 2026. Es decir, su posible desaparición entraría en vigor en 2027 sino se extiende el periodo estipulado en este convenio. El fin de este procedimiento se achaca a los efectos negativos que conllevan tanto en la rutina de la sociedad como en la alteración del sueño y su consecuente descenso de la productividad de cada uno. En medio de las posibles polémicas que recoge esta disyuntiva, su final cada vez está más cerca y no parece que nadie lo vaya a frenar.