Trabajo

Eternamente cansados

Eternamente cansados
Eternamente cansadoslarazon

Son las siete, abrimos los ojos y, a pesar de haberte acostado a las once de la noche, las ocho horas de sueño no te han ayudado. Estás cansado y el día no ha hecho más que empezar.

Son las siete, abrimos los ojos y, a pesar de haberte acostado a las once de la noche, las ocho horas de sueño no te han ayudado. Estás cansado y el día no ha hecho más que empezar. Tu cuerpo no termina de ponerse en marcha. Llegas al trabajo, enciendes el ordenador y los e-mails te bombardean, tu jefe te reclama, tus compañeros insisten en jugar un partidillo a mediodía, pero tu estás roto. Es más, al final de la jornada laboral te cuesta mantener la concentración. Sólo quieres dormir, aunque sabes que el sueño no es reparador y te aborda la duda: ¿Por qué estoy tan cansado? En Estados Unidos ya se le ha dado nombre a este proceso: se denomina TATT (Tired All The Time) y en español sería “cansado a todas horas”

No hay un sólo motivo para estar exhausto durante un periodo prolongado, o así lo creen los experto, aunque la calidad de nuestro descanso nocturno puede darnos algunas pistas. “Los trastornos del sueño suelen ser el principal motivo de somnolencia porque en España el 30 por ciento de la población tiene déficit, duermen menos de seis horas”, afirma Joaquín Durán, vicepresidente de la Sociedad Española del Sueño. Y es que por la noche, nuestro cuerpo no sólo se relaja, también trabaja internamente: “Se produce actividad cerebral, cardiaca, del tubo digestivo e incluso se regula nuestra tensión y el patrón de la respiración cambia. Necesitamos cubrir todos los ciclos de sueño para evitar enfermedades del corazón e, incluso, elevar nuestra

supervivencia”. El doctor Durán también achaca el cansancio generalizado a nuestro ritmo de vida. “El sueño es un periodo necesario para vivir y no debemos restárselo a nuestras vidas por un tema económico, por las exigencias de nuestro trabajo”. Antes de atender a LA RAZÓN, por la consulta que el especialista tiene en Madrid ha pasado uno paciente nuevo:”Ha sufrido un accidente de tráfico por quedarse dormido al volante. Tiene un turno de trabajo muy irregular: durante 20 días trabaja de 6 am a 15 pm o de 22pm-6 am. No consigue dormir bien y el sueño más que relajarle le termina fatigando más”. El trabajo con diferentes turnos nos está pasando factura porque “no estamos acostumbrados y nuestro cuerpo se rige por patrones de luz y oscuridad”.

Aunque parezca que la faceta laboral de nuestra vida es el único problema, la realidad es que hemos interiorizado el estrés como parte de nuestra vida. Tenemos permanentemente activado lo que los ingleses denominan “doing mode”, el modo “non stop”. “Gastamos más recursos porque queremos hacer más cosas de las que podemos. Permanecemos más tiempo activos y descansamos mucho menos”, apunta Antonio Cano, psicólogo de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS). No es malo estar activos y empezar con energía, “se convierte en un problema cuando esa actividad dura demasiado tiempo y ni nuestra mente ni nuestro cuerpo consiguen desconectar”. Y todo pasa factura. Un reciente estudio ha demostrado que si nuestro cerebro no descansa lo necesario durante la noche, mientras trabajamos algunas partes pueden desconectar. “El resultado de estas desconexiones son normalmente problemas de concentración o de falta de atención”, sostiene Cano.Tardamos más en completar una tarea, nos cuesta centrarnos en lo que estamos haciendo, tenemos menos reflejos, menos creatividad e, incluso pueden aparecer ciertos signos de somnolencia. “Aunque nuestro sueño se guía por la luz y la oscuridad, a lo largo del día se dan dos picos: el de mediodía y el de la noche”. Y es que, uno de los falsos

mitos que seguimos todos es el de recuperar el sueño. “No es así. Es como si te saltaras una comida, la repercusión fisiológica no desaparece”, explica el doctor Durán. Los atracones de sueño de los fines de semana no subsanan las pocas horas que le dedicamos durante los otros cinco días. Y es que, como muchos otros factores, “el sueño también es un medidor de la salud”.

Tras doce o catorce horas de trabajo, las funciones ejecutivas se pierden y se producen los fallos de atención. Es lo que antes se conocía como el “síndrome del yupi”, “aunque ahora las jornadas intensivas de ya no son exclusivas de los altos ejecutivos y lo sufre un porcentaje muy elevado de españoles. “Las estadísticas por estrés laboral se han disparado en los últimos cuatro años”, insiste el psicólogo y todo porque no somos capaces de descansar, o mejor, de desconectar. “Nuestro cuerpo empieza a mostrar que algo anda mal a través de somatizaciones que pueden ser dolores de cabeza, pérdida de memoria o falta de atención”.

Existe un tercer factor, además de la falta de descanso y del exceso de trabajo que contribuye al incremento de las personas a las que les falta energía: la tecnología. Ya no sólo estamos conectados a los problemas laborales en la oficina, sino que no nos alejamos de ellos nunca, ya que los smartphones y las redes sociales no lo permiten. Debemos estar al corriente de todo lo que pasa y contestar inmediatamente a los mensajes y a los “mails” del jefe, porque en un mundo global no hay horarios. “Nos obsesionamos con el ‘’whatsup” y, al final las nuevas tecnologías nos agotan”, insiste el psicólogo experto en cansancio. Es importante fijarse horarios, no solo para dormir sino también para desconectar. ¿Sería usted capaz de dejar el móvil en otra habitación al legar a casa y olvidarse de él? Haga la prueba. Mientras tanto, tanto Durán como Cano coinciden: “Cada vez nos llegan más pacientes con la misma queja. Están cansados durante todo el día”.

La fatiga crónica, una invalidez reconocida

Aunque muchos la confundan, estar cansado durante un periodo largo de tiempo no significa sufrir fatiga crónica, una enfermedad diagnosticada hace apenas dos décadas y de la que aun se desconoce su origen. “No hay elación entre fatiga crónica y cansancio generalizado”, insiste JuanJosé Ramos, director de un proyecto de la Escuela de Medicina del Deporte de la UCM y la Universidad Alfonso X el Sabio que estudia este problema desde hace algunos años. Les realizan pruebas de esfuerzo a pacientes ya diagnosticados y se han dado cuenta de que “cada vez afecta más”. Aún estudian si su origen puede estar en nuestros sistema inmune o, incluso, a nivel celular, “creo que las mitocondrias tienen mucho que ver en esta dolencia”. Lo cierto es que muchas personas son incapaces de realizar tareas del día a día y menos de trabajar, por eso, las pruebas de esfuerzo que el equipo del profesor Ramos ha practicado a algunos enfermos “les han servido ante los tribunales para obtener la invalidez”.

Nerina Ramlakhan Doctora experta en trastornos del sueño y autora del libro “Cansados, pero conectados” (Tired but wired)

¿Por qué nos sentimos cansados todo el día? ¿está relacionado con la crisis financiera?

Sí y la tecnología también tiene parte de culpa. La combinación de cestos dos elementos ha aupado nuestras inseguridades y el miedo a esta competición constante a la que nos obliga a doblegarnos nuestra sociedad. Hemos perdido la habilidad de parar y recuperar la energía perdida. Por ejemplo, la gente no hace descansos en el trabajo, trabajanen casa, los fines de semana, tras salir de la oficina. Los negocios se han instalado en el tiempo que debemos dedicar a la familia, incluso interrumpimos nuestro sueño porque la tecnología nos reclama.

¿La sociedad hace que nos sintamos enfermos de cansancio, como si sufrieramos el síndrome de fatiga crónica?

Cada vez somos más conscientes y yo lo percibo con cada nuevo paciente que entra en mi clínica. Pero darnos cuenta es un primer paso para frenar esta escalada de gente enferma.

¿Dormimos menos que hace años?

No, lo único es que no lo hacemos tan profundamente como lo hacíamos antes. La información nos satura (por culpa de la tecnología) y perdemos

más tiempo en “limpiar” nuestro cerebro que en alcanzar un sueño reparador.

¿Qué podemos hacer para terminar con el cansancio?

Alimentar nuestra energía en todos los niveles: física, mental, emocional y espiritualmente. Para cuidar nuestro físico es importante comer bien, movernos, descansar, dormir, beber los líquidos adecuados, ultivar nuestras relaciones, dejar de intentar hacer todo y ser perfectos, dejar de controlar todo lo que nos rodea y hacer cosas que nos hacen sentirnos felices. Ser personas humanas no personas que no dejan de hacer cosas