El nuevo Papa

El grito del Papa, de Ucrania a Gaza: "Nunca más la guerra"

León XIV entonó esta mañana el rezo de su primer Regina Coeli desde la logia de las bendiciones exigiendo una paz «auténtica, justa y duradera»

Lo entonó con tal contundencia que tuvo el respaldo inmediato de cuantos abarrotaban la Plaza de San Pedro y la Vía della Conciliazione: «¡Nunca más la guerra!». León XIV se estrenó esta mañana con su primera oración dominical a la Virgen, el Regina Coeli en este tiempo de Pascua, mientras que para el resto del año litúrgico es el ángelus. Y aunque habitualmente lo rezará desde el ventanal del Palacio Apostólico, ayer lo entonó desde la logia de las bendiciones, cuando apenas habían transcurrido tres días desde que el pasado jueves se presentó al mundo como nuevo Pontífice de la Iglesia católica.

Con más templanza y seguridad que en esa primera aparición pública y únicamente con la sotana blanca, el primer Papa norteamericano de la historia retomó el eje central de la súplica lanzada tras la fumata blanca: la paz. Y lo hizo echando mano de la expresión que acuñó Pablo VI en su discurso ante la ONU en 1965 y que Francisco hizo también suyo. Ese «nunca más la guerra», siete décadas después, el Papa Prevost lo lanzaba recordando el final de la Segunda Guerra Mundial hace ahora ochenta años, con 60 millones de víctimas a sus espaldas. «En el dramático escenario actual de una tercera guerra mundial por partes, como afirmó el Papa Francisco en más de una ocasión, también yo me dirijo a los grandes del mundo, repitiendo el llamamiento», remarcó León XIV. «¡Cuántos otros conflictos hay en el mundo!», se lamentó confiando en que pueda ser posible «el milagro de la paz».

Con este punto de partida, el Santo Padre se detuvo en los principales conflictos abiertos en nuestro planeta, situando en primer plano la invasión rusa de Ucrania. «Llevo en mi corazón los sufrimientos del amado pueblo ucraniano», confesó. En esta referencia también incluyó una petición para que «se haga lo posible para alcanzar cuanto antes un paz auténtica, justa y duradera» y «sean liberados todos los prisioneros y los niños puedan regresar con sus familias». No se trata de una exigencia sin más esta última, puesto que la Santa Sede viene trabajando desde hace meses, con el cardenal italiano Zuppi, para el retorno de los cerca de 20.000 menores que Rusia habría secuestrado desde el inicio de la guerra.

Justo después, León XIV puso el foco en la Franja de Gaza. «¡Cese inmediatamente el fuego!», clamó el Obispo de Roma, que a la vez solicitó que «se preste ayuda humanitaria a la exhausta población civil y se liberen a todos los rehenes». «Me entristece profundamente», dejó caer.

En relación al alto el fuego entre India y Pakistán tras los ataques cruzados de los últimos días, el Papa mostró su «satisfacción», expresando su deseo de que se logre «pronto un acuerdo duradero» a través de «las próximas negociaciones».

Más allá de este diagnóstico del preocupante contexto internacional, el Papa Prevost se dirigió a los miles de peregrinos que lo escuchaban con una invitación a «rezar con ustedes y con todo el Pueblo de Dios» para que más jóvenes y adultos den un paso al frente para ser sacerdotes y religiosos . ¿El motivo? La Iglesia celebró ayer la Jornada Mundial de las Vocaciones. «¡La Iglesia los necesita!», apuntó el Santo Padre, que señaló que para lograr una pastoral verdaderamente efectiva que pueda interpelar a las nuevas generaciones urge situarlo como un eje prioritario eclesial. «Es importante que los jóvenes encuentren en nuestras comunidades: acogida, escucha, estímulo en su camino vocacional, y que puedan contar con modelos creíbles de entrega generosa a Dios y a sus hermanos», expresó León XIV. «Y a los jóvenes les digo: ¡No tengan miedo! ¡Acepten la invitación de la Iglesia y de Cristo Señor!», añadió.

Presentando como «un don de Dios el hecho de que el primer domingo de mi servicio como Obispo de Roma sea el del Buen Pastor», invitó a los católicos de todo el planeta a ser también «los unos para los otros, cada uno según su estado, pastores según su corazón», para poder ser capaces de ayudarnos mutuamente a caminar en el amor y en la verdad.

Antes de participar en el Regina Coeli, León XIV comenzó su primer domingo tras su elección celebrando la eucaristía en las grutas vaticanas, en el altar junto al sepulcro de san Pedro, el primer Papa de la historia. Al final de la misa, rezó ante las tumbas de sus predecesores y el llamado Nicho de los Palios, el lugar más cercano a la sepultura del apóstol elegido por Jesús para guiar a la Iglesia.

«¡Con valentía! ¡Sin miedo!». Son los dos consejos que compartió como compañeros de viaje en la misión evangelizadora en una homilía que arrancó en inglés y continuó en italiano. «Debemos ser valientes en el testimonio que damos, con nuestras palabras y sobre todo con nuestra vida: dando la vida, sirviendo, a veces con grandes sacrificios para vivir precisamente esta misión», apreció el Pontífice norteamericano.

Junto a ello, reivindicó la importancia de que «aprendemos cada vez más a escuchar, a dialogar» y a «saber construir puentes» , para «no juzgar, no cerrar las puertas pensando que tenemos toda la verdad y nadie más nos puede decir nada». Con el Evangelio del Buen Pastor como eje, remarcó que «no hay mejor ejemplo que el mismo Jesucristo» para intentar responder a la misión que le han confiado los cardenales. «Es el que nos da

la vida: el camino y la verdad y la vida».