
Avance
La Guardia Civil crea un método que agiliza la identificación por huella en grandes desastres
En un puesto de trabajo portátil integral que agilizará la comprobación lofoscópica de la identidad de los fallecidos

La Guardia Civil ha dado un paso más en la identificación de cadáveres y ha creado un puesto de trabajo portátil integral que agilizará la comprobación lofoscópica de la identidad de los fallecidos en grandes catástrofes, por muy inaccesible e inhóspito que sea el lugar del suceso.
Cada año la Guardia Civil, a través de su Servicio de Criminalística, identifica alrededor de 3.000 huellas. En el dato del año pasado se incluyen las identificaciones que los agentes llevaron a cabo en las provincias afectadas por la dana, especialmente en Valencia.
Una catástrofe que produjo 227 muertos, de los cuales 219 se identificaron por medios policiales. Y de estos últimos, la Guardia Civil identificó a 197, 150 de ellos por lofoscopia y 47 por ADN como medio primario, aunque todo ellos lo fueron finalmente por ambos métodos, según recuerdan a EFE fuentes de Criminalística.
Fue precisamente tras la experiencia de la dana, que provocó víctimas mortales dispersas por varias localidades, cuando a los especialistas de Criminalística se les ocurrió un nuevo proyecto "para ganar en las capacidades del equipo de identificación en catástrofes", recuerda a EFE el teniente Juan Martín.
Se trata, según explica Martín, de un puesto de trabajo diseñado específicamente para ser usado por los especialistas desplegados en un suceso con víctimas múltiples.
Es decir, un puesto autónomo, con comunicación inalámbrica y segura que posibilita el acceso de los agentes a todas las bases de datos pertinentes para realizar identificaciones, como el Sistema Automático de Identificación Dactilar (SAID), al que el equipo está conectado.
"Hemos integrado una herramienta forense -es decir, una base de datos criminal- dentro de un ordenador portátil", resume el teniente.
Aunque de momento solo está integrado el SAID, los especialistas del Servicio de Criminalística aseguran que en breve podrán incluirse lo que denominan "volúmenes lógicos", es decir, podrán introducirse las huellas de las víctimas y de los desaparecidos que han denunciado sus familias y cotejarlas entre sí.
Martín señala que este sistema, que se podría llamar 'puesto de trabajo integral para expertos en identificación lofoscópica en sucesos con víctimas múltiples', está pensado para catástrofes "abiertas", ocurran donde ocurran, incluso en zonas más inaccesibles, al ser inalámbricos y tener cobertura móvil.
La Guardia Civil, primera fuerza de seguridad con este sistema
La Guardia Civil es el primer cuerpo de seguridad de España que cuenta con este sistema portátil.
Martín recalca el papel que han tenido los servicios de informática y telecomunicaciones de la Guardia Civil en el desarrollo del puesto integral, ya que sin su colaboración no hubiera sido posible.
¿Cómo se utiliza este desarrollo? Martín, acompañado de su jefe, el teniente coronel Juan Antonio García, y del suboficial mayor Raúl Cruz, explica que una vez tomada la muestra de la víctima en el mismo lugar de la catástrofe -no haría falta moverla-, la huella se introduce en un pequeño escáner.
Ya escaneada, se lanza contra el SAID, que puede llegar a ofrecer hasta quince candidatos en un orden por porcentaje de acierto.
El sistema extrae de forma automática los puntos característicos de la huella de la víctima y es el agente de Criminalística el que con su ojo experto comprueba si coinciden con alguno de los candidatos de la lista y procede, en su caso, a la identificación.
Los bueno de este sistema es que permite que se trabaje a la vez desde el lugar de la catástrofe y desde los propios laboratorios de Criminalística del instituto armado en Madrid.
Desde la riada de Biescas al accidente de Spanair y la dana
Los agentes de esta unidad de la Guardia Civil participan en los equipos multidisciplinares que se forman cuando ocurre un suceso de gran magnitud.
Formados por expertos en identificación, psicólogos, inspecciones oculares y otros, estos equipos han participado en catástrofes como la riada que asoló el cámping de Biescas (Huesca) en 1996; los accidentes aéreos de Spanair (Madrid) en 2008, de la Base de Los LLanos (Albacete) y del vuelo 9525 de Germanwings en los Alpes franceses, ambos en 2015, o la dana el pasado año.
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