Hallazgo

Identifican una bacteria que impide que el parásito de la malaria crezca dentro de los mosquitos

El descubrimiento, realizado en un centro de investigación en España, puede ayudar a detener la transmisión de la enfermedad a los humanos

Unos científicos trabajan con equipos de protección en el laboratorio del centro de investigación DDW (Diseases of the Develipong World) del laboratorio GSK (GlaxoSmithKline), especializado en malaria y tuberculosis
Unos científicos trabajan con equipos de protección en el laboratorio del centro de investigación DDW (Diseases of the Develipong World) del laboratorio GSK (GlaxoSmithKline), especializado en malaria y tuberculosisAlberto R. RoldánLa Razón

La malaria es una de las enfermedades más antiguas del mundo, que mata a unas 600.000 personas cada año, la mayoría niños menores de 5 años. En lucha frente al parásito, transmitido por los mosquitos del género Anopheles, se han conseguido importantes avances, pero existen dos frenos principales: que los mosquitos desarrollan resistencia a los insecticidas y que las vacunas brindan una protección incompleta.

Ahora, científicos de un centro de investigación en España, dirigido por la compañía farmacéutica GSK, han hecho un descubrimiento que puede suponer un antes y un después en la batalla contra esta enfermedad. Se trata de una bacteria natural que inhibe el parásito de la malaria sin ningún tipo de manipulación genética por parte de los humanos. Cuando los mosquitos se alimentan de ella, directamente no desarrollan el parásito, por lo que se detiene la transmisión de la enfermedad a los humanos.

Los investigadores hicieron este descubrimiento de una manera casual, después de que una colonia de mosquitos, en un experimento en 2014, no desarrollara el parásito de la malaria. El equipo congeló las muestras y volvió a ellas dos años después para explorar qué había sucedido. "La tasa de infección de los mosquitos comenzó a disminuir y, a finales de año, los mosquitos simplemente no estaban infectados con el parásito de la malaria", señala a la BBC Janneth Rodrigues, directora del programa.

El siguiente paso fue realizar ensayos para evaluar su seguridad en el mundo real. En concreto, los científicos se asociaron con investigadores en Burkina Faso (África) para probar el enfoque en mosquitos en un recinto con red de aproximadamente 10 metros por 10 metros por 5 metros diseñado para simular el mundo real, con plantas y zonas de cría. Dejar bolas de algodón empapadas en azúcar con la bacteria fue suficiente para colonizar tres cuartas partes de la población de mosquitos. Cuando esos mosquitos se alimentaban de sangre de personas con malaria, la bacteria bloqueaba el desarrollo del parásito , tal como lo había hecho en el laboratorio.

Otros estudios revelaron que una cepa específica de bacterias, TC1, que está naturalmente presente en el medio ambiente, había detenido el desarrollo de los parásitos de la malaria en el intestino de los mosquitos. "Una vez que coloniza al mosquito, dura toda la vida", dice Rodrigues. "Y descubrimos que, sí, es la bacteria la responsable de reducir la transmisión en esos mosquitos".

¿Cómo funciona la bacteria?

La bacteria (delftia tsuruhatensis TC1) funciona secretando una pequeña molécula, conocida como harmane, que inhibe las primeras etapas del crecimiento del parásito de la malaria en el intestino del mosquito. En conjunto con la Universidad Johns Hopkins, los científicos de GSK descubrieron que el mosquito puede ingerir el harmane por vía oral, si se mezcla con azúcar, o absorberlo a través de su cutícula al contacto, informa la BBC.

Nuevos datos publicados en la revista Science sugieren que la bacteria puede reducir la carga de parásitos de un mosquito hasta en un 75%. Los experimentos en roedores revelaron que la bacteria interrumpió el crecimiento del parásito y condujo a una transmisión reducida: solo un tercio de los ratones picados por mosquitos portadores de bacterias se infectaron, en comparación con el 100% de los ratones picados por mosquitos normales. Además, la D. tsuruhatensis no parece afectar la supervivencia del mosquito ni la de sus crías, lo que significa que es poco probable que los insectos desarrollen resistencia a él, señala el artículo publicado en la revista.

Rodrigues, quién junto con otro investigador de GSK han desarrollado una patente relacionada con el descubrimiento, señala a Science que, en la práctica, el producto que se acabe utilizando para hacer a los mosquitos ingerir la bacteria tendría la forma de un polvo que la contuviera o, incluso, la propia molécula harmane mezclado con cebos azucarados para atraer a los insectos. Por ahora, sin embargo, los investigadores están realizando experimentos adicionales para probar la seguridad del método , asegurándose, por ejemplo, de que la bacteria no dañe a otros insectos como las abejas.