Investigación

Descubren una posible vía para desorientar al parásito de la malaria

Un grupo de científicos señala que se puede desactivar el sensor que hace que el parásito pueda distinguir si está en un organismo humano o en un mosquito

Un anopheles gambiae, el mosquito vector del parásito que causa la malaria, se posa sobre la piel
Un anopheles gambiae, el mosquito vector del parásito que causa la malaria, se posa sobre la piellarazon

La malaria- enfermedad transmitida por mosquitos anófeles infectados por un parásito a los humanos- causa más de 60.000 muertes al año en el mundo, y afecta hasta a 250 millones de personas. Aunque es especialmente mortífera en África subsahariana, no dejan de aparecer casos en países donde se creía erradicada.

El último ha sido Estados Unidos, cuyas autoridades sanitarias declararon la semana pasada cinco casos de malaria transmitida de forma autóctona en los estados de Florida y Texas, en los últimos dos meses. Es la primera vez en 20 años que se detectan contagios locales. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) pusieron sobre aviso a la población y los profesionales sanitarios de ambos estados del sur y recalcaron que la mayor preocupación se centra en "un potencial aumento de los casos importados de malaria asociados con el incremento de los viajes internacionales en verano de 2023".

Acabar con la enfermedad es un objetivo que persiguen muchos grupos de invstigación en el mundo, ya sea por medio de vacunas, fármacos o métodos más originales e innovadores. Es el caso de un grupo de científicos de la Universidad de Ginebra (UNIGE), que han descubierto que el parásito que la causa- del género plasmodium- utiliza unos sensores especiales para actuar que son capaces de diferenciar si se encuentra en un organismo humano o en un mosquito y que, convenientemente manipulados, podrían desorientar y desactivar a este patógeno.

El hallazgo, publicado en la revista especializada Science Advances, es vital para el ciclo de expansión del parásito, que transmite el mosquito anófeles a los seres humanos a través de sus picaduras. De ahí pasa al hígado, donde crece durante unos diez días, más tarde al sistema sanguíneo humano, contagiando glóbulos rojos y, una vez allí, puede nuevamente "viajar" a otro mosquito.

"El sensor está hecho de cinco proteínas, y si se elimina, el parásito no se da cuenta de que ha dejado de estar en la sangre para llegar al mosquito, con lo que ya no es capaz de continuar su desarrollo", indicó Mathieu Brochet, profesor del Departamento de Microbiología de la Universidad. El patógeno también puede quedar "desorientado" si se manipulan sus sensores cuando se encuentra en la fase de expansión en la sangre del cuerpo humano-que es el momento en el que la persona sufre ya los primeros episodios de fiebre alta-.

"Observamos exactamente el mismo mecanismo: sin el sensor, el plasmodium está atrapado en los glóbulos rojos, es incapaz de continuar su ciclo infeccioso", añadió el microbiólogo.

El equipo de UNIGE ha identificado ya las moléculas que el plasmodium detecta en el insecto, pero aún no las que le orientan en el cuerpo humano, por lo que sus estudios deben continuar para poder aumentar los usos prácticos del hallazgo. "Entender este mecanismo biológico tan específico será un importante paso para contrarrestar al parásito", añadió Brochet.

El sistema de sensores está presente también en otros parásitos de la misma familia de los causantes de la malaria, como el toxoplasma, agente de otra enfermedad que puede desarrollarse en casos graves, la toxoplasmosis, por lo que con este descubrimiento también podría combatirse con mayor facilidad.