Demografía

Japón lucha contra un envejecimiento de la población sin precedentes

La cuarta economía se enfrenta a una caída de la mano de obra y al agotamiento del sistema de la seguridad social

Los superalimentos no son solo providenciales para la vida eterna, pues estudios demuestran que la dieta japonesa es clave para una mejor esperanza de vida
Los japoneses cuidan mucho su alimentaciónDreamstime

En Japón, la sombra de la despoblación se cierne cada vez más mientras se enfrenta a un nuevo mínimo histórico en el número de nacimientos. Por octavo año consecutivo ha visto disminuir su población de manera alarmante, planteando serios interrogantes sobre el futuro de la cuarta economía mundial. Esta preocupante tendencia demográfica se ha convertido en un desafío apremiante para el imperio del sol naciente, que se enfrenta a un descenso de la fuerza laboral, un envejecimiento de la población y un creciente agotamiento de los sistemas de seguridad social.

El país de los jardines zen se encuentra en una carrera contra el tiempo para fortalecer su tejido social y laboral, y así reavivar el interés de las nuevas generaciones en formar familias y garantizar un crecimiento poblacional sostenible. Los últimos datos oficiales son alarmantes ya que en 2023 se registró una disminución del 5,1% en el número de bebés nacidos, alcanzando una cifra mínima de 758.631. Pero esto no es todo, los matrimonios también han experimentado una caída del 5,9%, rompiendo la barrera de los 500.000 en 90 años, con solo 489.281 uniones.

Las estimaciones del Instituto Nacional de Investigación sobre población y seguridad social pintan un panorama poco halagüeño. Se prevé que la población se reduzca en un 30% para el año 2070, alcanzando la cifra de 87 millones. Pero lo más impactante es que cuatro de cada 10 ciudadanos serán personas de 65 años o más, sumiendo a la nación una espiral de envejecimiento. Estas proyecciones revelan una realidad desalentadora agravada por la escasa incidencia de nacimientos fuera del matrimonio, en una cultura tradicional muy arraigada a costumbres ancestrales.

Ante esta encrucijada, el Gobierno nipón se enfrenta a una tarea monumental. De hecho, consciente de las posibles repercusiones sociales y económicas, así como de las tensiones sobre las finanzas públicas, el primer ministro Fumio Kishida calificó esta alarmante tendencia de «la crisis más grave a la que se enfrenta actualmente el país». Para hacer frente a estos retos, el Ejecutivo nipón ha puesto en marcha una serie de políticas natalistas en el marco de la «Política estratégica para el futuro de la infancia», cuyo objetivo es estabilizar la población en torno a los 100 millones de habitantes para 2060. Para ello ha destinado 3,5 billones de yenes anuales durante los próximos cinco años, lo que supondría duplicar el gasto en atención infantil a principios de 2030.

Al parecer, el principal motor del declive demográfico es el fenómeno de la urbanización, que suele reducir las tasas de natalidad. Las zonas metropolitanas se caracterizan por una serie de factores que desincentivan la crianza de los hijos, como horarios de trabajo exigentes, altos costes de vida y escasas opciones para el cuidado de los pequeños.