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Las trabajadoras que depilaron a la auxiliar infectada están bajo control

Las trabajadoras que depilaron a la auxiliar infectada están bajo control
Las trabajadoras que depilaron a la auxiliar infectada están bajo controllarazon

La auxiliar de enfermería Teresa Romero no informó al médico de que había estado en contacto con pacientes con ébola. Al salir del centro de salud acudió a una centro de estética para depilarse. Dos de las peluqueras están bajo control.

La auxiliar infectada fue a depilarse a una peluquería después de visitar al médico de cabecera con los primeros síntomas de fiebre, según ha afirmado el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Rodríguez, que ha detallado que en la peluquería le atendieron dos trabajadoras que, como los profesionales sanitarios que han tenido contacto con la paciente, están "bajo control".

Ha explicado que la enferma tenía fiebre desde el día 29 de septiembre pero en su visita al centro de Atención Primaria "ocultó que era una enfermera que había estado trabajando en contacto directo con un paciente contagiado por el ébola".

El consejero ha dicho que desde que la enferma dio positivo en la prueba del virus del ébola "se puso en marcha todo un mecanismo para establecer los contactos que tuvo", de los que se han detectado hasta el momento a un total de 22 personas, según señalaron los responsables sanitarios que están atendiendo a la paciente en el hospital Carlos III de Madrid.

De todos ellos, sólo se considera de "alto riesgo"a su marido, ha precisado el consejero, que ha comentado que después de acudir al médico de cabecera la mujer, que estaba vacaciones en Madrid, prácticamente no salió de su casa en la localidad de Alcorcón. "No sabemos si porque sospechaba algo", ha apuntado.

Confesión de Teresa

Por su parte, la auxiliar de enfermería Teresa Romero ha admitido que no advirtió a los médicos que había estado en contacto con pacientes infectados con ébola. En una entrevista concedida a “Las mañanas” de Cuatro, la auxiliar de enfermería explicó que comenzó a sentirse mal cinco días después de la muerte de García Viejo. “El martes empecé con febrícula y fui a un centro de salud de Alcorcón, donde me dieron un paracetamol y me enviaron a casa. La doctora no tiene ninguna culpa porque yo no le dije que había estado en contacto con el ébola”.

Preguntada por Jesús Cintora, dijo que no quiso hacerse antes la prueba del ébola porque “hasta el último momento no lo piensas -que podía estar infectada-”.

Romero indicó que desde su punto de vista se podían haber hecho las cosas de otra manera. “Cuando empecé a encontrarme mal, llamé a Medicina Preventiva y me tomaron nota poco más”, explica. Según la auxiliar, el único control que llevan con las personas que han tenido contacto con enfermos de ébola es telefónico: “te llaman para ver si tienes fiebre o algunos de los síntomas, y te dicen que si alguno de ellos aparece que les avises”.

El pasado domingo, su estado de salud empeoró y llamó al 061. “Estaba fatal y enviaron una ambulancia a mi casa a buscarme, con dos médicos que iban vestidos con su ropa habitual”, añadió. Desde ese momento hasta que finalmente fue trasladada al Hospital de Alcorcón pasó mucho tiempo. Ya en el hospital, comenzó a sospechar porque los enfermeros dejaron de entrar con asiduidad. “Al principio entraban cada hora y luego cada más tiempo. Estaban detrás de la puerta, pero yo les oía. Me hicieron las pruebas pero no me querían dar el resultado. Me enteré por el teléfono que las dos pruebas habían dado positivo. Le pregunté al médico y no me lo quiso decir muy claro. Estas cosas no te las dicen a la cara. Después, entraron con un buzo blanco y me metieron en una cápsula”.

Teresa, con un tono de voz que denotaba su cansancio, parecía en ocasiones desorientada -en un momento dado preguntó con quién estaba hablando- dijo que se encontraba mejor, aunque su recuperación va muy despacio. También negó que nadie del Gobierno se haya puesto en contacto con ella y defendió y agradeció la labor de los médicos del Hospital Carlos II y del Hospital de Alcorcón.

Sobre el manejo del traje, aclaró que recibieron un curso para saber cómo debían ponérselo y, “sobre todo, lo más importante a quitarnoslo”, aunque no quiso comentar la duración del mismo. Las primeras hipótesis indican que la causa del contagio pudo ser que se tocó la cara al retirarse el traje.