Vaticano
León XIV insta a colaborar en la iglesia "sin excluir a nadie" para superar divisiones
"La regla suprema en la Iglesia es el amor. Nadie está llamado a mandar, todos lo son a servir"
El Papa León XIV ha defendido este sábado su idea de una iglesia que escucha a todos sus miembros, "sin excluir a nadie" por encima de "diferencias de sexos o roles", para superar sus "tensiones" y sus "contraposiciones ideológicas".
"La regla suprema en la Iglesia es el amor. Nadie está llamado a mandar, todos lo son a servir; nadie debe imponer las propias ideas, todos deben escucharse recíprocamente; sin excluir a nadie, todos estamos llamados a participar; ninguno posee la verdad toda entera, todos la debemos buscar con humildad, y juntos", sostuvo durante la misa del Jubileo en la basílica de San Pedro del Vaticano dedicada a los equipos sinodales.
La 'sinodalidad' es un proceso de participación en la iglesia que busca decidir sobre temas de calado y que fue institucionalizado tras el Concilio Vaticano II, en 1965, con la fundación del Sínodo, una asamblea de obispos que se reúne para acercar posturas.
Sin embargo, el Papa Francisco decidió abrir el Sínodo por primera vez a laicos y mujeres con derecho a voto en las deliberaciones.
León XIV citó en dos ocasiones a su antecesor para defender que la vocación de la iglesia es "caminar juntos", a pesar de las incomprensiones que en su historia derivaron en cismas o de los últimos pulsos entre reformistas y tradicionalistas en su seno.
"Hoy quisiera invitarlos a que, en la escucha del Espíritu, en el diálogo, en la fraternidad y en la parresia, nos ayuden a comprender que, en la Iglesia, antes de cualquier diferencia de sexos o de roles, estamos llamados a caminar juntos en busca de Dios, despojándonos del clericalismo y la vanagloria", reclamó.
Esta actitud, apuntó, aliviará "las tensiones que atraviesan a la iglesia", dividiéndola, dijo, "entre unidad y diversidad, tradición y novedad o autoridad y participación", haciendo que "no se conviertan en contraposiciones ideológicas y polarizaciones dañinas".
Precisamente ayer sábado, los defensores de la misa tradicional y tridentina en latín volvieron a celebrarla en el altar de la basílica de San Pedro después de tres años relegados a una capilla por las limitaciones de Francisco, muy criticado por los conservadores.
León XIV, consciente de los encontronazos de los últimos tiempos, urgió a acabar con las "facciones" que entorpecen la unidad del catolicismo, citando al obispo italiano Antonio Bello, en proceso de beatificación.
"Sobre ustedes, sobre todos nosotros, sobre la Iglesia extendida por el mundo, invoco la intercesión de la Virgen María (...) Ayúdala a superar las divisiones internas. Interviene cuando el demonio de la discordia serpentea en su seno. Apaga los focos de las facciones. Reconcilia las disputas mutuas. Atenúa sus rivalidades", pidió.