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Religión

León XIV redobla la lucha antiabusos: «No más silencio»

El Papa se pronuncia por primera vez sobre la lacra en una carta a la periodista que destapó el mayor escándalo de Perú

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León XIV se pronuncia por primera vez sobre la lacra de los abusos en la Iglesia. Y lo ha hecho a través de una carta que ha enviado a los responsables de ‘Proyecto Ugaz’, una obra de teatro que se representa desde principios de este mes en Lima y que aborda el mayor escándalo que ha atravesado la Iglesia peruana a través de la mirada de una de las periodistas que lo denunció públicamente: Paola Ugaz.

«La lucha de ustedes por la justicia es también la lucha de la Iglesia», escribe el papa Robert Prevost con determinación en una misiva que fue leía en la tarde de este viernes al finalizar la representación por Jordi Bertomeu, el sacerdote catalán que es el comisario pontificio del Sodalicio de Vida Cristiana, la plataforma eclesial disuelta por el papa Francisco después de corroborar abusos de todo tipo y una corrupción sistémica en su seno. «Hago mis votos para que esta obra sea un acto de memoria, pero también un signo profético», escribe el Pontífice, con un deseo añadido: «Que despierte corazones, remueva conciencias, y nos ayude a construir una Iglesia donde nadie más deba sufrir en silencio, y donde la verdad no sea vista como amenaza, sino como camino de liberación».

Fundado en 1973 por Luis Fernando Figari con el deseo de crear en su país una estructura similar a la Falange, el Sodalicio ha llegado a tener más de 20.000 seguidores y estar presente en 25 países a través de sus diferentes ramas consagradas y laicales, masculinas y femeninas. Amén de los abusos de poder y sexuales probados en su seno, las investigaciones pontificias habrían constatado una malversación de fondos por valor de mil millones de euros. El trabajo de investigación periodística de Ugaz fue clave para destapar este engranaje. Sin embargo, este paso al frente le llevó a padecer lo que ella misma ha definido como «una película de terror con siete años de persecución y venganza» hasta que Francisco la respaldó como ahora lo hace León XIV a través de esta carta en la que, no solo la cita explícitamente, sino a sus compañeros de fatigas, Pedro Salinas, Daniel Yovera y Patricia Lachira. De hecho, el Papa se hace eco en el texto de «fueron ignorados, descalificados o incluso perseguidos judicialmente». No en vano, llegó a ser acusada falsamente de blanqueo de capitales con el objetivo de amedrentarla. No lo lograron.

Lo cierto es que el impulso que ahora recibe de León XIV no es casual, en tanto que, no solo la conoce personalmente, sino que, tanto como obispo de Chiclayo como prefecto del Dicasterio para los Obispos, se involucró personalmente para atajar esta crisis. Tanto es así que desde el entorno del Sodalicio, en los días previos al cónclave se puso en marcha una campaña para minar la candidatura de Robert Prevost a la manera que hicieron con Paola Ugaz: sembrando la duda de su liderazgo al afrontar un caso de abusos surgido en su diócesis, cuya gestión fue ratificada por la Santa Sede. «Es absolutamente falso que León XIV haya encubierto abusos. Sólo cuatro obispos han defendido a las víctimas en Perú y él es uno de ellos. Es un hombre completamente implicado en la tutela de la prevención», sentencia Bertomeu, no solo como principal investigador del caso, sino como máximo responsable de materializar la disolución del Sodalicio y de indemnizar a todas y cada una de las víctimas. En este cometido, se sabe avalado por el Papa actual y no duda en expresar que «es un hombre que se ha entregado a la causa y ha trabajado para erradicar esta plaga».

Esta determinación es la que se percibe en la carta papal al que el presbítero español puso voz y es la que asegura que va a marcar su Pontificado, sin dar un paso atrás o a un lado en las dinámicas impuestas por su predecesor. «Esta obra no es solo teatro: es memoria, denuncia, y sobre todo, un acto de justicia», relata, poniendo su mirada en las víctimas: «Esa herida la reconocemos en tantos niños, jóvenes y adultos que fueron traicionados donde buscaban consuelo; y en aquellos que arriesgaron su libertad y su nombre para que la verdad no fuera enterrada».

Con este punto de partida y aplaudiendo de forma explícita el camino abierto por Francisco, Robert Prevost da pista sobre su hoja de ruta en esta materia: «La prevención y el cuidado no son una estrategia pastoral: son el corazón del Evangelio». «Es urgente arraigar en toda la Iglesia una cultura de la prevención que no tolere ninguna forma de abuso ni de poder o de autoridad, ni de conciencia o espiritual, ni sexual», sentencia León XIV. En el texto, el Papa agustino va más allá, al asegurar que «esta cultura solo será auténtica si nace de una vigilancia activa, de procesos transparentes y de una escucha sincera a los que han sido heridos».

Si bien la Iglesia en estos últimos años ha dado pasos decidido para levantar alfombras para afrontar su pasado, poner en el centro a las víctimas desde una justicia restaurativa y apostar por la prevención a presente y futuro, todavía hay recovecos en los que no se ha aplicado esa «tolerancia cero» marca por Francisco. Quizá por eso, el recién estrenado Pontífice busque, como Bergoglio, a unos agentes externos como aliados, que en algunas sacristías todavía son vistos con suspicacia: «Necesitamos a los periodistas». Y es que, parte de la misiva peruana es un llamamiento de León XIV para reconocer la «misión sagrada» de los comunicadores que trabajan con «valentía, paciencia y fidelidad a la verdad» para «iluminar el rostro herido pero esperanzado de la Iglesia». «Los que ejercen esta vocación con conciencia no pueden ver apagada su voz por intereses mezquinos», asevera.