Cirugía

Logran que trece tetrapléjicos puedan comer y escribir

Un equipo de cirujanos australianos devuelve la movilidad de manos y codos con una nueva técnica.

Uno de los 13 pacientes puede coger y sujetar una botella tras la operación
Uno de los 13 pacientes puede coger y sujetar una botella tras la operaciónlarazon

Un equipo de cirujanos australianos devuelve la movilidad de manos y codos con una nueva técnica.

Ninguno de los 13 pacientes con tetraplejia podía ni imaginar que volvería a hacer cosas tan cotidianas como comer o beber por sí solo. Tras una cirugía que conecta los nervios funcionales con los lesionados, hoy pueden estirar el brazo, abrir la mano para coger, sostener y manipular objetos. Un logro médico publicado ayer en la revista médica «The Lancet» y que ha sido posible gracias a la doctora Natasha van Zyl, del Austin Health en Melbourne (Australia), y su equipo. Se trata de una nueva técnica quirúrgica que permite «sustituir» los nervios que no funcionan por los que sí para restablecer la función de los músculos paralizados.

Entre abril de 2014 y noviembre de 2018, el equipo reclutó a 16 participantes (13 hombres y tres mujeres) con lesión traumática temprana de la médula espinal en el cuello (a la altura de la vértebra C5-C7). Es decir, que habían transcurrido menos de 18 meses tras la lesión. Cinco se habían quedado tetrapléjicos por un accidente de coche. El resto, por caídas o lesiones deportivas como el buceo, pero todos tenían lesiones motoras completas.

Dos de los varones dejaron el estudio y otro falleció, pero no por la cirugía. Los que continuaron (10 hombres y tres mujeres) tenían 27,3 años de media, y se sometieron a transecciones de nervios simples o múltiples en una o ambas extremidades superiores para restaurar la extensión del codo, el agarre, el pellizco y la apertura de la mano. Antes de someterse a la cirugía en cuestión, completaron evaluaciones sobre su nivel de independencia en el aseo, fuerza muscular, de agarre y de pellizco, capacidad para abrir las manos, etcétera. Algo que repitieron un año después de la cirugía, y de nuevo, al siguiente.

Durante la operación, los cirujanos conectaron los nervios funcionales por encima de la lesión de la columna vertebral a los paralizados por debajo. Por ejemplo, los cirujanos seleccionaron el nervio que suministra el músculo redondo menor en el hombro como otro donante y lo conectaron al nervio que suministra el tríceps que activa los músculos que estiran el codo.

Tres participantes tuvieron cuatro intervenciones fallidas: por una disminución permanente de la sensibilidad y por una merma temporal de la fuerza de la muñeca que luego se resolvió. En general, la cirugía, según los autores, fue bien tolerada. Eso sí, se registraron cinco eventos adversos, incluida una caída desde una silla de ruedas con fractura de fémur, pero ninguno se relacionó con la cirugía.

A los 24 meses, los pacientes notaron mejoras significativas en la capacidad de las manos para levantar, manipular y soltar objetos dentro de un margen de tiempo específico. Todo un logro, ya que antes de la cirugía, ninguno puntuó en las pruebas de fuerza de agarre o pellizco. Tras una fisioterapia intensiva, los 13 pudieron estirar el brazo y abrir la mano para manipular objetos. La restauración de la extensión del codo mejoró su capacidad para impulsar su silla de ruedas y lograr pasar de ésta a la cama de forma más sencilla, demostrando así que la fuerza de pellizco y de agarre eran lo suficientemente óptimas como para realizar la mayoría de actividades. De hecho, todos pueden hacer tareas cotidianas de forma autónoma, como alimentarse, lavarse los dientes, peinarse, escribir, usar dinero, manejar dispositivos electrónicos, etcétera.

Control y fuerza

Los hallazgos sugieren que esta técnica puede lograr mejoras funcionales similares a las transecciones de tendones, con el beneficio de incisiones más pequeñas y tiempos de inmovilización más cortos después de la cirugía. En 10 participantes, la de nervios se combinó con la de tendones, lo que permitió reconstruir cada mano de forma diferente. Con la de los nervios se restauró un movimiento más natural y un control más fino en una mano, y las de tendones restauraron más potencia y capacidad de levantar peso en la otra, lo que en conjunto supone una gran mejora para los pacientes. Aunque de momento se trata de un pequeño estudio, debido al número de participantes, los investigadores dicen que la nueva técnica es un gran avance en la restauración de la función de la mano y el brazo, siendo una opción quirúrgica segura. Ahora bien, cuatro de las secciones de nervios fallaron en tres participantes, por eso los autores reconocen que es necesario estudiar qué personas son las mejores candidatas para esta técnica. «Hemos demostrado que puede combinarse con éxito con la de tendones para maximizar los beneficios. Los participantes informaron constantemente que les gustaban ambas manos por diferentes razones y que no elegirían tener dos reconstruidas de la misma manera», afirma la doctora van Zyl.