Reportaje
De manantial de la época romana… A elemento clave en una destilería
En Carmona (Sevilla) nace Puerto de Indias, bebida que se nutre de sistemas hidráulicos de muchos siglos atrás
Visitar una destilería
Desde hace dos años, este manantial, una galería subterránea y todo lo que forma parte de la Finca Brenes (conformada por 8 hectáreas, 6 destinadas al cultivo y 2 a la destilería), la cuna de Puerto de Indias puede visitarse. Con la creación del Centro de Visitantes y Experiencias la marca quiso acercar al público a un entorno natural muy rico, proporcionando un viaje sensorial en el que se combinan patrimonio, conocimiento y estimulación de los cinco sentidos. En el sector enólogo son muy habituales las visitas a bodegas, una actividad que permite conocer de primera mano los procesos de producción, la materia prima… Ahora, el mundo de las bebidas espirituosas también se suma a esta mezcla de turismo y actividades ligadas con conocer en profundidad una bebida y todo lo que hay detrás de ella. Y detrás de la ginebra rosa más conocida del mundo hay muchas cosas.
En 2001, dos hermanos vecinos de Carmona rescataron la destilería de anís de la quiebra. En 2013, mientras elaboraban aguardiente con uvas pasas, tuvieron la idea de macerar fresas provenientes de Huelva en alcohol. En invierno el experimento funcionó; pero el calor de Sevilla hizo que, en época estival, las fresas compactas se diluyeran en litros de alcohol, lo que sin duda no era el objetivo. En vistas de que no se podía volver atrás, ni hacer nada con el líquido obtenido para «salvarlo», decidieron mezclarlo con alcohol, agua y nebrina (componente clave de todas las ginebras). Lo que ocurrió después… ya es historia.
Sin mucha fe, los creadores de la primera ginebra de fresa del mundo organizaron una cata en una terraza de Carmona. Para su sorpresa, la bebida fue un éxito entre los vecinos. Ese mismo año se vendieron 2.000 botellas. Ahora, con 6 millones de ventas el año, es evidente que estaban ante la revolución de todo un sector.
Mora, limón, melón, mango, fresas blancas… Desde Puerto de Indias no dejan de reinventarse y de intentar satisfacer a todos los paladares. Sea cual sea el sabor, todas las botellas respiran la filosofía de la marca, que pasa por innovar desde la tradición, mantener una producción artesanal cuidada y ofrecer propuestas de sabores diferentes. Hasta el nombre refleja que esta ginebra tiene mucho que ver con las raíces históricas de España. Hay que remontarse a la época de los Reyes Católicos para ubicarse en el momento en el que el puerto marítimo de Sevilla era la referencia comercial a nivel mundial. Este conectaba Europa con América, por lo que fue bautizado como «Puerto de Indias». La forma de la botella, además, está inspirada en la Torre del Oro de la capital andaluza, y en el logo se puede ver una nave rumbo «a las Indias», volviendo a abrazar el espíritu histórico de esta ciudad española que tiene, y nunca mejor dicho, un color muy especial.
Ver los históricos alambiques (utensilios donde se destila el alcohol) datados de 1880; conocer de primera mano el proceso de elaboración y los detalles de los orígenes; disfrutar de los olores de las distintas materias primas que se usan para producir cada uno de los sabores que hay actualmente en el mercado; realizar catas; y elaborar y destilar tu propia ginebra en un taller impartido por un profesional son algunas de las actividades que forman parte de las visitas guiadas que organizan en el Centro de Visitantes de Puerto de Indias, que en 2024 recibió a más de 2.000 turistas y que aspira a posicionarse como enclave turístico de referencia en Andalucía, aportando experiencias inmersivas y colaboraciones con el sector gastronómico y cultural.
Crecer sin perder de vista la tradición, honrarla y hacer a los consumidores partícipes de todos los procesos ha sido siempre el objetivo de Puerto de Indias, una marca que supo aprovechar «un error», romper las normas, ser la primera y expandir por todo el mundo la dulzura de las frutas andaluzas.