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En el Teatro Real

De la manivela "diabólica" del bombo al regreso de la ganadora de "El Gordo" al patio de butacas

El auditorio del Teatro Real "estalló" cuando, después de cuatro horas, Francisco Moreno cantó El Gordo. "Pensábamos que se habían olvidado de meter la bola del primer premio", decían los presentes.

En Resumen

Se hizo esperar tanto que el auditorio del Teatro Real estalló cuando pasada la una de la tarde Francisco Moreno entonó el 88.008 y sus correspondientes 4.000.000 euros. Fue una mañana intensa y de premios tardíos. Las tablas y sus alambres se llenaban de bolas, pero sin que sonaran los grandes premios. De hecho, el de 2023 ha sido El Gordo más tardío de la historia de España, después del de 2014 cuando salió el primer premio de la Lotería de Navidad a las 13:03.

Corrían rumores de tongo, los presentes dudaban de que el bombo de premios tuviera El Gordo, pero llegó y, además, muy bien repartido por toda la geografía española, incluso en la mítica Doña Manolita de Madrid.

La jornada comenzó con la ya tradicional cola de aficionados a la lotería aguardando para coger uno de los 400 asientos en el interior del Teatro Real. No faltó Manoli Sevilla, ni "El Papa" con su amigo "El obispo", que este año consiguió entrar el segundo en el auditorio. "Como siempre llevo el 00000, es tradición, el número de la Casa Real", decía Jesús que como todos los años se puso el traje papal para bendecir los números. Ha estado 16 días esperando fuera para entrar el primero y lo consiguió, no sin algún que otro pique con otros compañeros de cola que querían pasar los primeros.

En la sala también estaba Perla, la mujer que el año pasado vivió en directo en el Teatro Real la fortuna de ser agraciada con el primer premio: "Me he comprado una casa y el resto para los estudios de mis hijos. No me he dado ni un capricho", reconocía ante los medios medio camuflada con grandes gafas de sol y una gorra negra.

Entre las anécdotas de la jornada destacó el enfado de la pequeña Ainhoa Rosero que se trababa a la hora de pronunciar los números. También rodaron varias bolas por la sala ante los aplausos de los presentes para calmar los nervios de los niños de San Ildefonso e, incluso, Natalia Rodríguez hizo un amago de "El Gordo" cuando por error tapó el alambre y todos los asistentes enloquecieron al pensar que eran los cuatro millones de euros. También desesperaron los operarios de Loterías y Apuestas del Estado ante la manivela "diabólica" que no dejó de dar problemas durante todo el sorteo. "Qué la engrasen, que esto no puede ser", decían desde el patio de butacas ante los parones constantes del bombo de los números.

Minutos después de que saliera El Gordo, el Teatro Real se convirtió en una suerte de Primark en las rebajas. Los asistentes salieron escopetados porque "hay mucha hambre, el próximo año nos tienen que dar algún bocadillo, esto no puede ser", aseguraban mientras chequeaban sus décimos a ver, si por suerte, al menos, la espera había merecido la pena.

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