Justicia

Mata a tres personas y se burla de la policía escribiendo un mensaje con la sangre de las víctimas en la pared: “Atrápame si puedes”

Tras escribir con la sangre de sus víctimas, el triple asesino Stephen Corey Bryant se enfrenta ahora a su propia muerte en Carolina del Sur, donde podrá elegir entre la inyección letal, la silla eléctrica o el fusilamiento

EEUU.- Un hombre mata a cuatro familiares antes de ser abatido por la Policía en Nueva York
La brutalidad de los hechos se vio agravada por una crueldad casi teatral, que buscaba deliberadamente dejar una huella imborrable tanto en la escena del crimen como en la memoria colectiva.Europa Press

El sistema judicial del estado de Carolina del Sur, en Estados Unidos, ha puesto fecha al final del camino para Stephen Corey Bryant. A sus 44 años, el reo será ejecutado el próximo 14 de noviembre por un triple asesinato que conmocionó al condado de Sumter hace ya dos décadas. Sus víctimas, William Tietjen, de 62 años, Clifton Gainey, de 36, y Christopher Burgess, de 35, encontraron la muerte durante una violenta oleada de crímenes que sembró el pánico en la región.

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Aquellos asesinatos, por los que finalmente fue condenado a la pena capital, pusieron el broche a una semana de robos y asaltos que aterrorizó a los vecinos de la zona durante el año 2004. La brutalidad de los hechos se vio agravada por una crueldad casi teatral, que buscaba deliberadamente dejar una huella imborrable tanto en la escena del crimen como en la memoria colectiva.

De hecho, la frialdad de Bryant alcanzó un punto macabro cuando, tras cometer uno de los crímenes, utilizó la sangre de su propia víctima para dejar un mensaje escrito en una pared. Este acto fue interpretado como un desafío directo y escalofriante a los investigadores que seguían sus pasos y se convirtió en uno de los detalles más recordados del caso.

La sombría elección final del condenado

Por otro lado, el proceso judicial que le condujo al corredor de la muerte no estuvo exento de matices. Pese a la naturaleza atroz de sus actos, Bryant se declaró culpable de todos los cargos en 2008, asumiendo así su responsabilidad y evitando un largo y mediático juicio con jurado popular. A lo largo del proceso, su defensa intentó atenuar la pena argumentando un extenso historial de problemas de salud mental, así como un grave abuso de sustancias que, según alegaron, había condicionado por completo su vida.

Ahora, con la fecha de la ejecución ya establecida por el tribunal, la particular legislación de Carolina del Sur le concede a Bryant una última y sombría elección. El condenado tendrá que decidir personalmente el método por el que prefiere morir, pudiendo optar entre la inyección letal o el pelotón de fusilamiento, dos de los procedimientos contemplados por la ley del estado norteamericano.

Asimismo, se le ofrece la posibilidad de ser electrocutado en la silla eléctrica, un tercer método que, junto a los otros dos, refleja las distintas caras de la pena capital en el complejo sistema judicial de Estados Unidos. Esta disyuntiva final pone de manifiesto las particularidades de la justicia penal en algunos estados del país, donde el debate sobre la humanidad y la eficacia de estos métodos de ejecución sigue plenamente vigente.