La opinión de Paloma Pedrero

Niños digitales

Estamos en una sociedad ansiosa del necesito un estímulo continuado, un quiero más, mucho más de todo

En España, se calcula que un 4,9% de los niños de entre uno y dos años pasan más de tres horas con pantallas
En España, se calcula que un 4,9% de los niños de entre uno y dos años pasan más de tres horas con pantallasAnne-Sophie Bost©GTRESONLINE

No paran, es lo que más les divierte, porque se han olvidado de jugar de otra manera. Los niños, mientras los padres se toman una o varias cervezas en una terraza, juegan con sus móviles. Es penoso verlo. Incluso dan pena los padres, porque se les ve cansados de bregar con niños, muchos sin hermanos, que viven en la sociedad que les hemos creado; la sociedad ansiosa del necesito un estímulo continuado, un quiero más, mucho más de todo. Y si me canso de esto, quiero esto otro.

Es una adicción de los sentidos, un no poder parar y disfrutar del momento preciso. Los padres, ansiosos también, miran sus móviles continuamente. Y los críos imitan. Críos solitarios que parecen querer dar por saco todo el tiempo. Niños a los que apenas se les dice “no” porque nos sentimos culpables de su desazón. Así lo explica un médico especialista: la exposición a la digitalización en los cerebros en desarrollo de niños y adolescentes se va nutriendo de estímulos sensoriales rápidos, secuenciados y de alta intensidad que puede generar un tejido neuronal tendente a la hiperestimulación, la inmediatez y la pérdida de foco atencional. Esto puede derivar en un comportamiento patológico, obsesivo e impulsivo capaz de generar desórdenes psicológicos en su camino a la edad adulta.

Eso ya ha derivado, doctor, el trastorno se aprecia en la conducta de los pequeños malcriados, y los encargados de proteger a la infancia deberían tomar medidas urgentes. Porque, aunque creo que prohibir no sirve de mucho, hay personas obtusas que solo reaccionan a las multas. Multa al adulto responsable que deje jugar al crío con máquinas en lugares públicos. Los dejarán hacerlo en casa, sin duda, pero al menos no veremos miríadas de padres haciendo daño a los niños mientras ellos se divierten. Las tecnologías han llegado para quedarse y crecer hasta el canibalismo. Es eficaz un internet contra la soledad y el desasosiego, sí, pero ya sabemos que al final solo suma más de lo mismo.