Los nuevos incendios: menos fuegos pero más agresivos
En 2022 hubo 61 grandes incendios en España, casi el triple que la media anual de la última década, debido al intenso calor, la sequía y al abandono del mundo rural. En nuestro país ardieron el año pasado más de 310.000 hectáreas, el 39% de la superficie afectada en Europa
En su visita al Puesto de Mando Avanzado de Arafo (Santa Cruz de Tenerife) desde donde se coordinaban las labores de extinción del enorme incendio en la Corona Forestal de Tenerife que en nueve días calcinó 14.751 hectáreas, un 7,1% de la superficie de la isla más grande del archipiélago canario, la ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, subrayó el jueves la necesidad de estar preparados para afrontar incendios más virulentos «cada vez más frecuentes e intensos». La potencia y la peligrosidad de los grandes incendios forestales en España «no ha parado de crecer en los últimos años», alerta el informe de la organización ecologista WWF «Incendios extremos e inapagables».
En España «cada vez con más frecuencia se dan las condiciones perfectas para que se produzcan oleadas de incendios muy agresivos, simultáneos, extremadamente rápidos y con un comportamiento explosivo», advierte WWF en el reciente estudio. El fuego que tuvo en vilo a Tenerife durante nueve días arrasó casi un tercio de la masa forestal de la isla.
El año pasado ardieron en España más de 310.000 hectáreas, el 39% de la superficie afectada por incendios en Europa, lo que representa una extensión superior a la de la provincia de Álava, apunta el informe citando los datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS en sus siglas en inglés) una plataforma de información geográfica que proporciona información histórica y en casi en tiempo real sobre incendios forestales en Europa, Oriente Medio y África del Norte.
En el último decenio en España se produjeron al año una media de 21 grandes incendios forestales (GIF), aquellos en los que arden 500 hectáreas o más, mientras que en 2022 hubo 61 fuegos que calcinaron una superficie de 500 hectáreas, equivalente a 70 campos de fútbol, o mayor.
Los incendios de más de 500 hectáreas son el «0,22% del total, pero en ellos arde el 40% de la superficie»
«Apenas suponen el 0,22 % del total, pero en ellos arde cerca del 40 % de la superficie total afectada», destaca el estudio. Este año «la proporción de GIF del total de siniestros ascendió al 0,58 %», señala el informe de la organización ecologista cofinanciado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
En 2022, los 61 grandes incendios forestales casi triplican la media anual de los últimos diez años. En ocho de los 61 grandes siniestros de 2022 ardieron más de 10.000 hectáreas. En lo que llevamos de año ha habido 16 grandes incendios en nuestro país. Dos de ellos han superado las 10.000 hectáreas: el incendio declarado el pasado 16 de agosto en Candelaria (Santa Cruz de Tenerife) que arrasó 14.751 hectáreas y el fuego en Pinofranqueado (Cáceres) que calcinó 10.843 hectáreas.
El incremento de los incendios más letales, unido al descenso del número de incendios, ha provocado que la proporción de grandes incendios forestales se haya incrementado más de un 21 % respecto a la década anterior. «Son incendios que los equipos de extinción no son capaces de apagar, por más medios terrestres y aéreos que se sumen a los operativos», alertan desde WWF.
Estos gigantescos incendios cada vez más habituales «suponen un riesgo real para la vida de las personas», tanto para los miembros de los equipos de emergencias como para los vecinos y visitantes de las zonas afectadas, como los más de 3.000 vecinos desalojados de sus hogares en el incendio de Tenerife que afectó a doce municipios.
Esta peligrosidad extrema de los incendios «se debe en gran medida a la crisis climática» y la sequía que provoca suelos más áridos y secos, «pero también a la intensa transformación del paisaje sufrida desde la segunda mitad del siglo pasado como consecuencia del abandono de usos y aprovechamientos en el medio rural», apunta WWF sobre las causas del incremento de la agresividad de los incendios.
Cada vez son más frecuentes las condiciones que generan fuegos agresivos y rápidos
Estos hechos descomunales han convertido al año 2022 en uno de los más negros de la historia forestal española: el peor año del siglo y el quinto peor desde que existen registros. Las condiciones meteorológicas fueron especialmente adversas. El verano de 2022 fue el más caluroso de la serie histórica española, inaugurada en 1961. Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), la temperatura media fue 2,2 °C superior al promedio de 1981-2010, lo que favoreció que las llamas se propagasen con gran facilidad.
La campaña de 2022 fue excepcional por la gran extensión de los incendios y su tipología: fuegos muy agresivos desde los primeros instantes, lo que hizo que no pudieran extinguirse en su fase inicial y se convirtieran, rápidamente, en fuegos imponentes que se expanden sin poder frenarlos. «Los dispositivos de extinción son especialmente efectivos en primera intervención», explica el estudio, pero cuando las llamas son muy intensas y crecen muy rápido su control se complica.
Pese al aumento de los grandes incendios forestales, el descenso del número de siniestros, junto al aumento de la eficacia de los dispositivos de extinción, ha logrado reducir la superficie total afectada por el fuego. En los últimos diez años, la media de la superficie quemada es de poco más de 100.000 hectáreas al año, un 21% menos que la década anterior. Casi el 70 % del total de fuegos en la última década «se apagó en fase conato, antes de que las llamas recorrieran una hectárea».
En el 80 % de estos incendios de más de 500 hectáreas, fue necesaria la labor de personal de emergencias de «protección civil, entre las que se contaron cuatro fallecidos, 90 heridos, más de 30.000 personas evacuadas de forma preventiva e importantes daños sobre infraestructuras».
Ante el peligro de estos macro incendios, la ministra Ribera aseguró en su visita al Puesto de Mando de Arafo que «no basta con pensar que las temporadas son cuatro meses, hay que trabajar todo el año» contra el fuego. Mientras WWF urge a impulsar «paisajes forestales planificados y gestionados» que sean «vivos, diversos, resilientes y resistentes» con «producción ecológica y ganadería intensiva», la Comunidad de Incendios Forestales coincide en que «si bien no queda mucho margen temporal, aún estamos a tiempo de evitar el colapso de los sistemas forestales españoles y proteger a la ciudadanía».