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Rebelión en la Complutense

La propuesta del Rectorado para reducir de 26 a 17 el número de facultades choca con decanos, profesores y alumnos. Odontología, la más prestigiosa, perderá su identidad

La Universidad Complutense de Madrid consta de 26 facultades
La Universidad Complutense de Madrid consta de 26 facultadeslarazon

La propuesta del Rectorado para reducir de 26 a 17 el número de facultades choca con decanos, profesores y alumnos. Odontología, la más prestigiosa, perderá su identidad

La propuesta de revisión de la estructura de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) liderada por su rector, Carlos Andradas, ha generado enorme revuelo. Sobre todo, la pretensión de reducir de 26 a 17 las facultades, aunque ello no afectará a las titulaciones. Tal y como explica Juan Tejada, vicerrector de Planificación y Evaluación Institucional de la UCM, el objetivo de este proyecto, que todavía es un borrador, no es otro que el de reforzar las tareas de carácter más académico de las facultades y aligerar las de tipo administrativo o burocrático. Un fin que pretende lograrse «con el mayor grado de consenso posible, por lo que se están produciendo reuniones y debates con la comunidad universitaria para ir modelando el plan director».

Una propuesta que haría que titulaciones como Odontología, Enfermería y Óptica se integren en la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud o que Filosofía y Filología formen un solo centro. Una medida que también afectaría a Estadística, que pasaría a formar parte de la Facultad de Matemáticas; Comercio y Turismo, que se integraría en Economía y Admnistración de Empresas; Geología, en Biología; y Documentación, en Ciencias de la Información. El criterio que se ha utilizado es puramente cuantitativo y, así, para que una facultad lo pueda seguir siendo tiene que tener al menos 70 profesores permanentes, una carga docente de 50.000 créditos y un mínimo de 70 sexenios en su profesorado adscrito.

La primera en dar la voz de alarma fue la recién creada Plataforma de Departamentos para la Reestructuración de la UCM, que, por boca de su portavoz, la profesora Eva Aladro, afirmó que la propuesta «es un ataque a la enseñanza» y «amenaza la supervivencia de la Complutense». Para Aladro, en la universidad madrileña, casi todos los decanos se han mostrado «unánimemente en contra» de lo que pretende el Rectorado, al que afea que «hayan lanzado el plan con fecha de implementación y ahora, con toda la oposición que ha recibido, digan que es una simple propuesta». «Es un plan pensado por matemáticos, pero muy poco adaptado a nuestra universidad».

Por su parte, Tejada confiesa a LA RAZÓN que le sorprende el revuelo que se ha generado, sobre todo, cuando lo que se presentó el lunes a los decanos «fue un borrador que deberá transformarse en un plan director que se someterá a su consulta en el Consejo de Gobierno, entre el claustro y los departamentos. «En el caso de las facultades, la última palabra la tiene, además, la Comunidad de Madrid», añade. Asimismo, insiste en que este plan ayudará a ahorrar y a que la universidad pueda reforzar su actividad docente y que en ningún caso afectará al personal. «No tiene nada que ver con recortes», dijo.

Uno de los centros afectados por esta medida, que todavía es sólo un borrador, es Odontología. Su decano, José Carlos de la Macorra, no entiende cómo se pretende suprimir un centro que lidera el ranking en España, es el número 12 de Europa y el 33 del mundo. De hecho, se ha posicionado en contra de perder la identidad de sus estudios en la UCM, pues esto tendría consecuencias para la proyección internacional, aunque no desaparecerán las titulaciones. En cualquier caso, en conversación con LA RAZÓN, dejó claro que los decanos van a mantener la lealtad institucional con el Rectorado y a seguir dialogando sobre esta propuesta, que considera «mejorable» y con la que «perdería la universidad en su conjunto». De hecho, De la Macorra recalca la necesidad de hablar y de que todos los sectores de la universidad se impliquen, evitando «levantar polvaredas innecesarias que lo único que hacen es dificultar el diálogo». En su caso, junto a otras facultades de su área, va a hacer llegar a Carlos Andradas una propuesta alternativa.

Rafael Orden, decano de la Facultad de Filosofía, es mucho más crítico con el rector y afirma sin ambages que lo único que conseguiría esta medida es «restarle identidad» a los estudios de Filosofía, así como autonomía para gestionar sus propios títulos. Estas pérdidas, de identidad y autonomía, afectarán, añade Orden, fundamentalmente a la calidad. En este sentido, lamenta que los criterios utilizados en esta propuesta de reestructuración sean sólo los del ahorro y la eficacia y no se tengan en cuenta criterios académicos. En definitiva, «es uno más de los golpes que la filosofía ha recibido en los últimos años y de los que vamos a tardar tiempo en recuperarnos y cuyas consecuencias tienen que ver con la pérdida de conciencia moral y crítica o con la mercantilización del ser humano».