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¿Sueles quedarte callado en las reuniones de trabajo? Esto dice la psicología de ti

Si quien calla teme ser juzgado, interrumpido o ridiculizado, el silencio se convierte en una forma de autoprotección

¿Sueles quedarte callado en las reuniones de trabajo? Esto dice la psicología de ti
¿Sueles quedarte callado en las reuniones de trabajo? Esto dice la psicología de tiFreepik

En las reuniones de trabajo, el silencio también habla. A primera vista puede parecer cortesía o eficacia, pero la psicología recuerda que callar tiene significados muy distintos según el contexto. En ocasiones expresa escucha atenta y prudencia; en otras, delata cansancio o inseguridad.

Los expertos señalan que el contexto pesa. En reuniones con mucha jerarquía o con dinámicas dominadas por unos pocos, el coste de participar se percibe alto. Si quien calla teme ser juzgado, interrumpido o ridiculizado, el silencio se convierte en una forma de autoprotección. También influye la sobrecarga: tras jornadas intensas, con decisiones encadenadas y poco margen para preparar argumentos, el cerebro economiza esfuerzos y evita exponerse.

Ahora bien, no toda reserva es problemática. Hay perfiles que necesitan escuchar antes de posicionarse. Otros prefieren aportar por escrito o en espacios más acotados.

Pero, ¿dónde se debe trazar la línea roja? Conviene prestar atención cuando el silencio es constante y bloquea la circulación de información relevante; cuando va acompañado de señales de desvinculación, o cuando coexiste con otros indicadores de malestar: irritabilidad, insomnio y errores poco habituales. En esos casos, no hablamos de estilo personal, sino de un posible problema de clima o de salud emocional.

Consejos para las reuniones

En este sentido, hay vías para ensayar cambios sin tener que convertirte en la persona más locuaz de la sala. Preparar la reunión con un mínimo de antelación ayuda: leer la agenda, anotar un par de ideas, un riesgo y una pregunta concreta reduce la sensación de "me pillan en frío". Entrar con intervenciones breves rebaja la presión. Formular preguntas es una palanca eficaz para participar sin necesidad de "grandes discursos": preguntar abre la conversación y, a menudo, la orienta.

El propósito de cualquier reunión es mejorar la calidad de lo que se decide y ejecuta. Para eso hace falta diversidad de voces, incluida la de quien habla poco, pero observa mucho. El objetivo, por tanto, no es que todo el mundo intervenga a cualquier precio, sino que lo haga cuando tiene algo que añadir y que sienta que puede hacerlo sin consecuencias negativas.