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Reportaje

Tecnología y deporte: la unión clave para vivir más y mejor

Daniel Arcau, exjugador de baloncesto, es doctor en Gestión Deportiva, trabaja en China y ha escrito un libro sobre salud

Daniel Arcau en la presentación de su libro en China La Razón

Decir que el ejercicio físico es bueno para la salud es decir una obviedad. Desde hace ya muchos años, deporte y bienestar (corporal y mental) van de la mano, y desde todos los medios posibles se intenta que la población reciba este mensaje, con el fin de mejorar y alargar su estancia en el mundo. Sin embargo, parece que estamos en el momento ideal para avalar esta idea con estudios que van más allá, que aportan datos empíricos en áreas concretas que, hasta ahora, se desconocían. Gracias, en parte y cómo no, a lo que posibilita el avance de la tecnología.

Recientemente, en la reunión anual de la Sociedad Americana de Oncología Médica (Asco), se presentó un ensayo clínico pionero a nivel mundial. Investigadores del Grupo Canadiense de Ensayos Oncológicos compartieron su conclusión tras utilizar un programa de ejercicio estructurado en pacientes con cáncer de colon: la actividad física mejoró, de forma significativa, la supervivencia de los afectados y contribuyó a disminuir el riesgo de sufrir una recaída o de padecer otros tumores. Esto es lo mismo que decir que el deporte previene el cáncer; y que sacar el máximo partido a la actividad física que hagamos puede facilitarnos las cosas en el futuro.

Daniel Arcau (Monzón, Huesca, 1992) ha sido un apasionado del deporte «desde que tiene uso de razón». Su altura, 207 cm, le abrió las puertas del baloncesto, actividad que llegó a practicar a nivel profesional, tanto en España (jugando en el Club Estudiantes) como en Inglaterra, Alemania e Italia. En cierto momento, la carrera deportiva de este joven, procedente de una localidad de menos de 19.000 habitantes, se detuvo. Pero gracias a ella, pudo observar de primera mano cómo contribuía el ejercicio físico, en contextos de máximo nivel en ocasiones, a tener un cuerpo más sano. Y desde entonces, difundir este mensaje se convirtió en su misión.

Actualmente, Arcau vive en China, donde ejerce de profesor en Gestión Deportiva (Sports Management) y de jefe del departamento de deportes, ambas cosas en la Universidad de Tsinghua, una de las mejores del mundo. Colabora con colegios internacionales, da charlas en equipos de baloncesto y quiere mandar a los jóvenes el mensaje de que, lo que hagan con su cuerpo, desde ya, influirá mucho en el trascurso de su vida.

Mientras Arcau realizaba una tesis doctoral en Estados Unidos, en la Universidad de Michigan, fue acumulando «muchos datos, estudios y reflexiones que me hacían pensar en lo importante que es vivir de manera consciente para tener una vida larga y saludable», cuenta en una entrevista para LA RAZÓN. Para convertir ese trabajo académico en algo más accesible, apareció la idea de escribir un libro. Un libro que ya es una realidad y que a finales de este año será publicado. Bajo el título «How to Live a Longer Life» («Cómo vivir una vida más larga»), Daniel agrupa los pilares fundamentales en los que tenemos que poner más atención: «Hablo de alimentación, ejercicio físico, descanso, gestión del estrés, relaciones sociales, prevención del cáncer…». Hay 206 capítulos, igual que tenemos 206 huesos. Según narra, su objetivo es que, gracias a lo que ha escrito, la gente que quiera cumplir lo mismo que él, sepa cómo hacerlo. ¿Y qué quiere él? «Llegar a los 90 o 100 años con salud, energía, ganas de vivir y sin arrepentimientos. Si eso implica levantarme a las 4 de la mañana para entrenar, estudiar o preparar clases, o alejarme de amistades que no me aportan, lo hago sin dudar».

La vida en China

Durante su estancia en América tenía claro «que a nivel académico era un país excelente, pero no me veía desarrollándome allí laboralmente a largo plazo». Daniel, a quien le gusta vivir «con intención y tomar decisiones valientes, sabiendo que no quiero mirar atrás con dudas o excusas», estaba dispuesto a cambiar de aires y vivir una nueva experiencia. «Sabía que China era la segunda economía mundial, y probablemente será la primera en breve, y decidí explorar oportunidades laborales en Asia», cuenta. Contactó con las 10 universidades y colegios mejor valorados del país, y para su sorpresa, recibió respuesta.

Daniel Arcau vive en China desde hace dos añosLa Razón

El ranking CWTS Leiden 2024, una clasificación que mide el desempeño en producción científica de 500 universidades a nivel mundial, situó a la Universidad de Tsinghua en el tercer lugar del mundo después de Harvard y Stanford.

Dese que llegó a China, ha visto «cómo la tecnología está cambiando la forma de vivir, de entrenar y de educar. En la universidad, cada atleta tiene un plan personalizado al milímetro: alimentación, descanso, entrenamiento, carga semanal… Todo está medido. No se entrena más, se entrena mejor», resume. Cambiar «cantidad por calidad» se antoja necesario en vistas de que los beneficios del ejercicio en la salud son una realidad; y en un momento en el que el tiempo, o más bien la falta de él, es también algo tangible para muchos. Lo que Daniel ha visto llevado al máximo nivel, en los deportistas de élite, es algo que, de manera adaptada, también nos afecta al resto de «mortales». En China los deportistas ya saben qué comer, cómo cocinarlo, cuánta cantidad y en qué momento del día. ¿Por qué? «Porque esto impacta directamente en su rendimiento», afirma. También explica que «entienden que el pico de forma no tiene que ser constante, sino que debe llegar en el momento clave de la temporada».

La trayectoria internacional de este doctor en Gestión Deportiva, y la carrera que desarrolla actualmente en Asia, le permiten hablar con conocimiento de cuánto de diferentes se hacen las cosas en España. «Aquí todavía veo muchos programas deportivos basados en intuición (sobre todo los no profesionales), repitiendo fórmulas antiguas, sin ese nivel de personalización o planificación a medio plazo. En educación y salud, lo mismo: falta más estrategia y más prevención. Deberíamos apostar más por una cultura del cuidado integral», asegura.

Tecnología, salud... y actitud

La tecnología ha revolucionado muchos mundos, también el del deporte y la salud. Arcau habla de «relojes inteligentes que monitorizan nuestras pulsaciones, apps de entrenamiento personalizado, sensores de movimiento o análisis de datos… Vivimos en una era donde el acceso a la información sobre nuestro cuerpo está al alcance de un clic». Y en ese clic pueden estar muchas claves para que nuestra calidad de vida, y nuestra propia vida, mejoren.

Sin embargo, aunque la tecnología es una herramienta potente, este profesor habla también de que «no es la clave única ni definitiva para vivir más y mejor. La clave sigue siendo la constancia, los buenos hábitos, el descanso, la alimentación equilibrada y el movimiento diario». A esto, añade que si bien es cierto que la tecnología puede ayudarnos a medir, motivarnos o corregir errores, «no puede hacer ejercicio por nosotros ni cambiar nuestra mentalidad. No reemplaza la disciplina». Y este es el mensaje que también quiere transmitir a los jóvenes. Especialmente a los que le recuerdan a él, a lo que fue: un chico procedente de un lugar pequeño, sin grandes accesos a la vida privilegiada, pero que entendió rápidamente (en parte gracias al deporte) que si trabajas mucho, lo que consigues se duplica. «Siempre he sido un currante», reconoce, y suele decir que solo le tiene miedo a una cosa en la vida: «A llegar a los 90 años con arrepentimientos por no haber hecho lo que podía cuando tuve la oportunidad».

Este hombre asegura con firmeza (y cuesta no creerle) que «toda persona tiene, al menos una o dos veces en la vida, una oportunidad real de dar un gran salto hacia adelante. El problema es que a veces pasa desapercibida o no se está preparado. Hay que estar atento, tener ambición y estar dispuesto a trabajar duro». Su altura le permitió salir de su casa, viajar, estudiar, jugar al baloncesto, vivir otras culturas y formarse profesionalmente. Pero esa ventaja física «fue solo el principio». Arcau sabía que había que complementarla «con esfuerzo y toma de decisiones valientes». Y eso es lo que quiere que los jóvenes sepan de su historia.