Apps

«Start-Apps» para salvar el mundo

Pequeñas empresas emergentes, desarrolladores de apps y aplicaciones buscan cambiar nuestra forma de tratar el planeta o mejorar las condiciones de vida de otras personas a partir de la tecnología. La combinación de ambas persigue un cambio muy sencillo de conseguir

Muchos pequeños se benefician del Totus Power para tener tecnología en sus escuelas
Muchos pequeños se benefician del Totus Power para tener tecnología en sus escuelaslarazon

Pequeñas empresas emergentes, desarrolladores de apps y aplicaciones buscan cambiar nuestra forma de tratar el planeta o mejorar las condiciones de vida de otras personas a partir de la tecnología. La combinación de ambas persigue un cambio muy sencillo de conseguir

Después de enriquecerse con juegos, servicios y venta de productos, los desarrolladores de apps y las pequeñas empresas tecnológicas se han dado cuenta de que es muy sencillo producir un cambio sirviéndose de la conectividad propia de los smartphones. Y persiguen un beneficio que va más allá de lo económico. Éstas son las más sobresalientes por su efectividad.

Mountain Hazelnuts Group

En el año 2010, Daniel Spitzer, un experto en finanzas, dio un giro completo a su carrera. Compró unos 3.000 retoños de avellanos, del tamaño de un pulgar, y los envió, en placas Petri, a Bután, en el Himalaya. El destino había sido elegido con cuidado: las exportaciones de Bután no superan los 400 millones de euros. Spitzer seleccionó una variedad de avellanas que no erosiona las terrazas propias de este país montañoso y con la ayuda de teléfonos Android y lectores de códigos de barras ha dado trabajo a 15.000 hogares. Lo único que hizo este antiguo especialista en economía fue construir un software al que tuvieran acceso los agricultores y resolviera todas sus dudas, al mismo tiempo que coordinaba la logística de las exportaciones, desde la cosecha, pasando por el envasado, hasta el envío. La arquitectura de este programa no está sólo centrada en avellanas y puede servir para cualquier otro producto e iniciativa comunitaria.

CriticaLink

Jennifer Farrell es una estudiante estadounidense de medicina. Un día, en plena clase, escuchó a un profesor comentar que, según la Organización Mundial de la Salud, cada año cerca de 6 millones de personas mueren en todo el mundo debido a heridas o lesiones. Esto es un 32% más que todas las muertes provocadas por malaria, tuberculosis y sida juntas. Por ello creó CriticaLink, una app que funciona del mismo modo que aquellas que permiten compartir vehículo para viajar a un destino, sólo que, en lugar de buscar un coche, la aplicación busca voluntarios entrenados para emergencias que estén cerca de un accidente.

Range Networks

Hoy los teléfonos móviles son una herramienta de conexión con el mundo, pero necesitan una autovía de comunicación, de intercambio de información para ser efectivos. El smartphone es un dispositivo inútil por completo si no existe un sistema de comunicación que le dé la razón de ser. Mientras algunas empresas buscan llevar la red a todo el mundo a través de proyectos que pueden demorar años, esta start-up de California ha desarrollado un dispositivo que permite a un pequeño pueblo crear su propia red de comunicación móvil. La iniciativa llega a lugares como Papúa, Indonesia, Zambia o México, donde trasladar una antena resultaba inviable económica o geográficamente.

Totus Power

El proyecto anterior no llegaría jamás a buen puerto si no existiera una iniciativa que mantuviera constante la energía que necesita la red para funcionar y los móviles para cargarse. La alternativa de usar placas solares puede ser efectiva en ciertas regiones, pero en determinados entornos no produce grandes cambios y precisa siempre un sistema para almacenar esa energía. Siva Rajendran, un experto en trenes y vehículos electrónicos, diseñó una batería similar a la de los coches eléctricos: es recargable, tiene el tamaño de una botella de plástico de un litro y sirve para dar energía a 20 tablets y a un proyector durante 20 horas. Por si fuera poco es muy ligero (un 20% de la batería del coche) y cuesta una décima parte. Lo mejor de todo es que no tiene ningún componente tóxico y puede ser llevada a cualquier rincón del globo para que los más pequeños tengan tecnología en sus escuelas y así las mismas oportunidades que en otros países, ese era el verdadero propósito de Rajendran.

Spatial Collective

Un grupo de fanáticos de los mapas, las tecnologías digitales y los drones formaron esta empresa en Suráfrica. Gracias a una app que desarrollaron, los habitantes de un barrio desfavorecido de Nairobi pudieron priorizar los problemas más urgentes que tenían en la zona y recomendar las acciones necesarias para resolverlos. En breve también comenzarán a emplear drones para mapear el barrio y, de este modo, los residentes podrán obtener un título de propiedad y acceso a créditos bancarios que mejoren el barrio. El proyecto ya está en marcha.

iNaturalist

La idea es muy sencilla: hay muchos recursos que se están desperdiciando porque nadie sabe que existen. Dos científicos de la Universidad de California, Ken-ichi Ueda y Scott Loarie, han desarrollado una app para, mediante la consulta de mapas, localizar vegetales y hierbas comestibles en cualquier región. También se encargan de testar muestras con el objetivo de comprobar el valor nutricional y posible contaminación con tóxicos.

FairTime

Otra idea sencilla, efectiva y esta vez española. Teniendo en cuenta el dicho de «El tiempo es oro», Fairtime ha creado el primer mercado de tiempo del mundo. Es muy simple: en lugar de jugar diez veces al mismo juego en el smartphone o consultar las redes sociales a cada sorbo de café, ese tiempo se lo «vendes» a una empresa que necesita tu opinión. Y pagan con dinero, pero del real, nada de bonos, cupones o descuentos. Cada vez que se responda a un cuestionario, el dinero se acumula en la cuenta de la app y al llegar a los diez euros, se realiza una transferencia bancaria. Es cierto, esto sólo ayuda a algunos...pero uno también puede elegir «regalar» ese tiempo y donar los beneficios a diferentes organizaciones no gubernamentales.