Inteligencia Artificial
Confirmado por la ciencia: ChatGPT te podría estar volviendo tonto
Un nuevo estudio científico revela que el uso de ChatGPT para escribir ensayos reduce la actividad cerebral, afectando negativamente la memoria y la originalidad del texto
La inteligencia artificial, especialmente los modelos de lenguaje grandes como ChatGPT, ya están revolucionando nuestra forma de trabajar y aprender, a pesar de que hay quien alerta del daño que pueden causar a la humanidad. Son increíblemente cómodos, capaces de generar textos complejos en segundos. Pero, ¿qué coste tiene esa comodidad para nuestro cerebro? Un reciente estudio científico, que ha profundizado en la actividad cerebral, acaba de arrojar luz sobre una verdad incómoda: usar ChatGPT para escribir podría estar pasándonos factura cognitivamente hablando.
El precio de la comodidad: menos cerebro, menos originalidad
El estudio se centró en evaluar las consecuencias neuronales y de comportamiento de escribir ensayos u otro tipo de textos elaborados con la ayuda de un LLM (como ChatGPT), comparándolo con usar un buscador de internet o simplemente usar nuestro propio cerebro (sin herramientas externas). Los participantes se dividieron en tres grupos, y se midió su actividad cerebral con electroencefalografía (EEG) mientras escribían.
Los resultados son, cuanto menos, preocupantes. Se observó que la conectividad cerebral se reducía a medida que aumentaba el uso de herramientas externas. El grupo que solo usó su cerebro mostró las redes neuronales más fuertes y distribuidas. El grupo que usó buscadores tuvo un compromiso intermedio. Pero el grupo que usó el LLM (ChatGPT) mostró la conectividad más débil.
Esto se vio reflejado en el comportamiento. Los usuarios que dependieron del LLM para escribir sus ensayos tuvieron una menor sensación de "propiedad" sobre sus propios textos. Además, les costaba mucho más citar con precisión sus propios trabajos que habían escrito hacía solo unos minutos. En contraste, el grupo que solo usó su cerebro no tuvo problemas para citar sus textos y reportó una alta sensación de autoría.
El estudio también hizo una prueba más allá: ¿qué pasaba si los usuarios que siempre habían usado el LLM intentaban escribir sin él? Pues bien, mostraron una conectividad alfa y beta reducida, lo que indica un menor compromiso de sus funciones cerebrales. A lo largo de cuatro meses de estudio, los usuarios del LLM tuvieron un rendimiento consistentemente peor a nivel neuronal, lingüístico y de puntuación en comparación con el grupo que solo usaba su cerebro.
La conclusión es que, si bien la IA ofrece una comodidad inmediata, su uso tiene un coste cognitivo. Puede que nos haga la tarea más fácil en el momento, pero el estudio sugiere un probable descenso en las habilidades de aprendizaje a largo plazo, y deja clara la necesidad de investigar más a fondo el papel de la IA en la educación.