Energía

Europa tiene un plan secreto para desbloquear su poder energético, pero hasta ahora parecía imposible

Una tecnología que parece sacada de una historia de ciencia ficción empieza a volverse real, y promete transformar la industria europea, reducir costes y recortar emisiones

Economía/Macro.- (AMP) La facturación de la industria retoma los ascensos tras subir un 4,3% en septiembre
Economía/Macro.- (AMP) La facturación de la industria retoma los ascensos tras subir un 4,3% en septiembreEuropa Press

Durante varios se ha hablado de independencia energética, sostenibilidad y competitividad industrial en Europa, pero lo cierto es que una porción importante de su energía, y de dinero, por supuesto, se esfuma literalmente en cada fábrica, cada horno, cada proceso químico que libera cantidades enormes de energía que quedan suspendidas en el aire y se pierden sin más. Esto no solo supone un despilfarro, sino que incrementa los costes de producción y las emisiones en un momento en que el continente necesita hasta el último ápice de sus recursos.

La situación es tal que el calor residual que hoy se desperdicia en la industria europea sería suficiente para calentar casi todas las casas de la UE, por lo que es claro que urge resolver la situación energética. Y es que además, los precios de la energía se han disparado desde 2022, golpeando especialmente a la industria pesada donde las fábricas dependen de combustibles caros y variables, dejándolas vulnerables ante la crisis y fluctuaciones globales, lo que evidentemente genera un llamamiento a la toma de medidas.

Ahora, un proyecto europeo asegura haber encontrado la pieza que faltaba para convertir el calor perdido en un recurso valioso, y pordría transformar la forma en que fabricamos, producimos y consumimos energía. Según datos recogidos por TechXplore, casi una cuarta parte de toda la energía que consume Europa proviene de sectores industriales y energéticos. Pero el problema es que una parte de toda esa energía se pierde en forma de calor: alrededor de 3.000 teravatios/hora al año.

En este marco, surge el proyecto iWAYS de la UE que no solo busca aprovechar ese calor, sino convertirlo en una ventaja competitiva para la industria. Aunque pareciera un sueño imposible, expertor como el profesor Hussam Jouhara, de la Universidad de Brunel, apuestan todo por este proyecto cuya clave estaría en el Economizador de Condensación por Tubo de Calor (HPCE), creado por él mismo, y que sería el agente central de la propuesta, pues permitiría fábricas sin chimeneas, sin emisiones peligrosas y capaces de recuperar el calor residual en lugar de expulsarlo al aire.

El sueño imposible ha dejado de serlo

El HPCE funciona gracias a tubos de calor sellados que transfiere energía de forma rápida y pasiva, de manera que los gases calientes de las chimeneas los atraviesan y el calor se captura para calentar agua fresca. Mientras tanto, los compuestos volátiles se condensan y pasan a un sistema de tratamiento que permite reutilizar gran parte del agua, reduciendo también la dependencia de agua dulce resultando en la obtención de un doble beneficio: menos emisiones y menor consumo energético y de agua.

Aunque esta propuesta aún pueda parecer un sueño imposible, ya no lo es. El proyecto iWAYS está demostrándolo con pruebas muy concretas que llevan la teoría a la aplicación de su tecnología en condiciones reales, para lo cual el equipo la instaló en tres sectores industriales totalmente diferentes: química, cerámica y siderurgia que solo coinciden en las enormes cantidades de calor que desperdician en sus procesos.

En Suecia, la planta químia Alufluor puso a prueba el sistema con gases especialmente corrosivos, donde el HPCE no solo resistió, sino que recuperó eficientemente calor para calentar agua a más de 60°C, que posteriormente se usa para limpiar equipos industriales. Por otro lado, en Italia, la céramica Keope vio resultados desde los primeros meses, donde la energía recuperada equivale al consumo de 20 y 30 hogares por cada hora de operación.

Por último, en el País Vasco, la siderúrgica Tubacex está recuperando hasta un 30% del calor de proceso gracias al HPCE, donde se recupera su caudal energético para la producción, recortando el uso de gas. Además, el agua que se condensa también es tratada con sistemas avanzados que eliminan el 99% de los contaminantes, permitiéndoles reutilizar el 95% del agua industrial.

Con estos resultados sobre la mesa, el sistema iWAYS ya no es una promesa lejana, pues ha demostrado que puede amortizarse en apenas dos o tres años, convirtiéndose en una opción real incluso para empresas que operan con márgenes ajustados. Está claro, entonces, que Europa siempre ha estado sentada sobre una mina de oro energético: su propio calor residual.