Energía

Sam Altman, CEO de OpenAI, habla sobre el consumo de energía de ChatGPT: "La consulta media consume como una bombilla en un par de minutos"

El desafío que suponen los modelos de inteligencia artificial en referencia a su consumo de agua y energía preocupa a parte de la comunidad científica, a la que Altman ha tratado de tranquilizar

Sam Altman es el máximo dirigente de OpenAI
Sam Altman es el máximo dirigente de OpenAIDifoosion

Varios son los retos que inquietan y que trae consigo la llegada e implantación de la inteligencia artificial. Dos de ellos tienen que ver con el medio ambiente y son el consumo energético que requieren los centros de datos para confeccionar una respuesta, así como el gasto de agua aparejado a la refrigeración de dichos centros.

Estas dos cuestiones han derivado incluso en estudios universitarios como el del MIT para saber la equivalencia de las consultas recibidas por modelos con ChatGPT. La preocupación está en la escena pública y el propio creador de ChatGPT, Sam Altman, ha querido aclarar en su blog personal las cuestiones energéticas que derivan del uso de su IA.

En 2030 el consumo de energía y agua ya no será una preocupación

Frente a posiciones como la de Mark Zuckerberg, que considera que la industria de la inteligencia artificial deberá hacer frente a limitaciones energéticas, Altman expone que precisamente la expansión de la IA ayudará a mejorar la generación energética, cuestión que reducirá la preocupación actual por el gasto energético y sus consecuencias.

Sam Altman publicó la última entrada de su blog personal hace apenas unas horas, en medio de una crisis con ChatGPT incapaz de resolver las consultas más simples o dando respuestas erráticas. El CEO de OpenAI dejó la incidencia en manos de sus ingenieros y quiso mostrar al mundo su visión personal ante esa cuestión de controversia que supone el consumo energético de ese tipo de modelos.

Para el creador de ChatGPT, el mundo en cinco años será un escenario de abundancia tanto en cuestión de inteligencia como en cuestión de producción energética, lo que respalda el camino actual de OpenAI: “En la década de 2030, la inteligencia y la energía —las ideas y la capacidad de hacerlas realidad— serán inmensamente abundantes. Estas dos han sido las principales limitantes del progreso humano durante mucho tiempo; con inteligencia y energía abundantes (y un buen gobierno), teóricamente podemos tener cualquier otra cosa”, señalaba en la entrada de su blog.

Altman sabe que la cuestión energética y la demanda que requieren chatbots como el suyo genera dudas, y quiso dejar una reflexión aparejada a su primera idea de abundancia futura: la automatización de los centros de datos equiparará el coste de la inteligencia y el de la electricidad.

El consumo de ChatGPT

Para contar con una referencia, Altman comparó el consumo de energía actual de su modelo de inteligencia artificial con aparatos convencionales y presentes en cualquier casa:

“Una consulta promedio a ChatGPT consume unos 0,34 vatios-hora, aproximadamente lo que consumiría un horno en poco más de un segundo o una bombilla de alta eficiencia en un par de minutos. También consume unos 0,000085 galones de agua; aproximadamente la quinceava parte de una cucharadita”

Sam Altman, creador de ChatGPT

Parece poco, pero si lo extrapolamos a los millones de consultas diarias que recibe el chatbot y las demás herramientas con las que cuenta OpenAI o al resto de herramientas conversacionales como Gemini, Claude, Copilot o Perplexity, hablamos de una factura energética que se dispara.

Reducción paulatina del consumo de las consultas a IA

Por ello es tan importante la evolución que apunta Sam Altman en materia de generación y a la que, según sus propias palabras, puede ayudar la evolución de la inteligencia artificial: "El costo de usar un determinado nivel de IA se reduce aproximadamente diez veces cada 12 meses, y los precios más bajos conducen a un uso mucho mayor", escribió también en su blog el pasado mes de febrero.

Si hacemos caso a las palabras de Sam Altman, el temor actual por el consumo desmedido de energía y agua por parte de la inteligencia artificial quedará subsanado con su propia evolución y en un plazo de cinco años la propia IA debería ser más una aliada que su principal fuente de absorción.

Veremos si la predicción es correcta o si en mitad del camino hay que buscar un plan alternativo para que la sostenibilidad del planeta no tenga otro frente más que atajar en un momento de una complejidad significativa.