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El thriller de ciencia ficción que lo cambió todo: un bombazo que te volará el cerebro en Netflix
Es como meterse en un túnel sin saber a dónde te lleva, pero con la certeza de que, tarde o temprano, todo encajará

Prepárate para perderte (literal y metafóricamente) en los oscuros laberintos de una serie que no te lo pone fácil, de hecho te desafía a construirla, y ahí es donde reside parte de su genialidad. Con sus múltiples líneas temporales, personajes duplicados en distintas épocas y giros que alteran todo lo que creías entender, lo más probable es que acabes buscando árboles genealógicos en Internet... y aun así te faltarán muchos cabos por atar.
La serie, creada por los alemanes Baran bo Odar y Jantje Friese, no esconde sus influencias: hay ecos de Twin Peaks en su atmósfera inquietante, el enigma coral de Perdidos, el vértigo cósmico de Interstellar y la densidad filosófica de True Detective, pero construyendo algo único. Su acogida no dejó lugar a dudas: con un 95% de valoraciones positivas de los críticos en Rotten Tomatoes y una media de 8,7 sobre 10 del público en la plataforma de IMDb, todavía miles de fans siguen debatiendo sobre teorías y detalles escondidos años después de su final, que por cierto se emitió en una fecha clave dentro de la propia trama. Además, logra cerrar su historia sin traicionar su propia lógica, algo rarísimo en este tipo de series.
Un rompecabezas temporal donde todo y todos están conectados
Todo empieza en Winden, un tranquilo pueblo alemán donde la inexplicable desaparición de un niño provoca una reacción en cadena que expone los secretos mejor guardados y los vínculos ocultos entre cuatro clanes familiares -los Kahnwald, Nielsen, Tiedemann y Doppler-, que se ven arrastrados a un misterio que va mucho más allá de lo imaginable. En las profundidades de unas cuevas cercanas a la central nuclear, un agujero de gusano conecta el pasado, el presente y el futuro, y lo que parecía una simple tragedia local acaba revelando un patrón cíclico que se repite cada 33 años.
Entonces, la búsqueda desesperada del niño, se convierte en un viaje por distintas épocas: desde 1953, 1986 y 2019 en la primera temporada, hasta periodos más remotos como 1921 o 2053 en la segunda, donde aparece una sociedad secreta que intenta controlar el flujo del tiempo. Con cada salto temporal, surgen más preguntas: ¿Quién mueve los hilos? ¿Se puede romper el ciclo? ¿O todo está ya escrito? En su tramo final, tras un evento apocalíptico que lo cambia todo, la serie se atreve con lo más difícil: explorar realidades paralelas y encontrar el origen del bucle para descubrir si el tiempo es una línea, un círculo... o algo completamente distinto.
No me cansaré de repetirlo: 'Dark' es la mejor serie de ciencia ficción que he visto en los últimos años. Si te apetece descubrir si también es la tuya, solo necesitas estar suscrito a Netflix y, sobre todo, muchísima atención para no perderte nada de sus 3 temporadas y 26 capítulos, cada uno con una duración de unos 45-55 minutos. ¿Serías capaz de terminarla en un supermaratón de un fin de semana?
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