Fuerzas Armadas

Incluso Rumanía y Grecia se suman a la larga lista de países que tendrán F-35 ¿Por qué España se lo sigue pensando?

Rumanía habría decidido dar los pasos necesarios para formalizar la compra del caza de quinta generación que ya tienen o han adquirido Bélgica, Dinamarca, Holanda, Italia, Noruega, Polonia, Reino Unido, Finlandia o Alemania.

Un F-35A Lightning II sobrevuela Arizona en unas maniobras
El F-35 se convierte en el caza estándar de la OTAN y se extiende por AsiaEuropa Press/Contacto/Ssgt. James Richardson/Us AiEuropa Press/Contacto/Ssgt. Jame

Según informan varios medios internacionales, Rumania habría manifestado su decisión de adquirir un número indeterminado de cazas de combate F-35 y para ello firmaría un acuerdo con el fabricante a lo largo de 2023 o el próximo año.

El General de División Teodor Incicaș, Jefe de la Dirección General de Armamentos del Ministerio de Defensa Nacional de Rumania, habría hecho este anuncio con el objetivo de recibir el primer escuadrón de aviones de combate después de 2030.

“La adquisición del F-16 es una etapa intermedia a la implementación del avión de quinta generación, es decir, el F-35. El ejército rumano tiene como objetivo obtener la primera capacidad operativa, el primer escuadrón de aviones F-35, después de 2030”, dijo el militar.

Antes de que se formalice esta decisión se requiere la finalización de todos los pasos legislativos necesarios, como obtener la conclusión del Consejo Supremo de Defensa Nacional (CSAT) y la decisión del Parlamento.

Para hacer posible la llegada del primer escuadrón de F-35 en la próxima década, Rumanía debe llevar a cabo pasos integrales, como el análisis de infraestructura e invertir en ella. La adquisición de aeronaves también es un proceso complejo en términos de coordinación y entrega.

Actualmente, el F-16 es el principal caza de la Fuerza Aérea Rumana. El país cuenta con un escuadrón de 17 aviones a los que se añadirán otros 32 F-16 adquiridos a Noruega, por 388 millones de euros. A su llegada, la fuerza aérea contaría con tres escuadrones de estos cazas. La vida útil de estos aparatos noruegos expirará en unos 10-15 años, por lo que se trata de un periodo de transición hasta la llegada de los F-35 Lightning II.

Rumanía se une así al cada vez más amplio club de países que disponen o dispondrán de F-35. El Congreso de Estados Unidos dio luz verde el pasado mes de febrero a la venta a Grecia de estos aviones, después de que el país heleno hiciera saber a Washington, en junio del pasado año, de su interés por adquirir este avión de combate. Atenas planea comprar 20 aparatos con el objetivo de hacerse con otros 20 en una segunda fase.

Grecia y Rumanía se unen así a Bélgica, Dinamarca, Holanda, Italia, Noruega, Polonia, Reino Unido, Finlandia o Alemania, que acaba de hacer efectiva la compra de 35 unidades. En este grupo están, por tanto, todos los grandes estados occidentales excepción hecha de Francia, que mantiene su apuesta por su industria con el Rafale y el Eurofighter, y España, que sigue con su indecisión.

¿Qué pasa con nuestro país? Pues aunque todo parece dispuesto para el F-35 sea el avión que sustituya a los Harrier AV8B (no hay otra opción en este caso) y a los F-18, de momento el Gobierno no ha querido manifestarse claramente al respecto. Lo cierto es que en los presupuestos del Ministerio de Defensa para este ejercicio 2023, muy oculto entre los miles y miles de folios que los componen, aparece, en la página 77 de 590 el “Anexo de inversiones reales y programación plurianual” y ahí podemos ver un programa de armamento nuevo, uno de los más esperados por las Fuerzas Armadas: “Avión sustituto del AV-8B y C.15M-2ª Fase”, es decir, la adquisición de una aeronave para reemplazar los mencionados aparatos, cuyas vidas útiles están prácticamente llegando a su fin, entre 2025 y 2029 según las últimas previsiones.

Este programa está dotado con 6.250 millones (90 de ellos para 2023) y se prolongará hasta, al menos, 2028. Y todo apunta, según explican fuentes militares, que se trata de “la única solución común posible para ambos ejércitos”: la adquisición del F-35 de Lockheed Martin en dos de sus versiones: la convencional (A) y la naval (B) de despegue corto y aterrizaje vertical.

Y es que, aunque el Ministerio de Defensa parece haber tomado la decisión que más gustaba al Ejército del Aire y a la Armada, oficialmente ni confirman ni desmienten. Únicamente, desde la Secretaría de Estado de Defensa aseguraron a LA RAZÓN que los fondos para 2023 son para el «Estudio de Viabilidad» y que «próximamente se iniciará la etapa de determinación de la alternativa de obtención», la cual concluirá con «el documento de viabilidad», que «determinará la alternativa de obtención seleccionada». Todo muy burocrático.

Al menos oficialmente, el Ejército del Aire solo menciona el término caza de quinta generación, pero, en realidad, el F-35 es el único avión occidental que responde a esta premisa, pues los otros encuadrados en esta categoría de avión furtivo son el Su-57 ruso y el J-20 chino. El Ministerio de Defensa tampoco ha dado más detalles hasta la fecha.

Pero, ¿qué supone retrasar la decisión? En primer lugar, hay un problema relacionado con la producción del avión por parte de su fabricante, Lockheed Martin, que no solo tiene que atender las peticiones de numerosas fuerzas aérea de todo el mundo, sino las de las propias fuerzas armadas de Estados Unidos, que en diciembre de 2022 formalizó un nuevo contrato, que se suma al inicial, por una suma de 7.800 millones de dólares.

Actualmente, la flota total de F-35 Lightning II se eleva a 894 unidades entregadas o con pedidos para un total de 17 países. Sus principales operadores son la USAF, la US Navy y el Cuerpo de Infantería de Marina.

Paralelamente hay opiniones que son partidarias de retrasar la formalización de la compra para que la versión que llegue a España sea la más reciente, pues modernizarlos una vez entregados sería mucho más costoso para las mermadas cuentas del Ministerio de Defensa.

No hay que olvidar que este año es electoral y tanto dentro de la coalición de Gobierno como dentro del propio PSOE, hay voces contrarias al gasto en armamento, unas por convicción y otras por estrategia política, pues creen que podría restar votos y preferirían posponer la decisión a pasados las generales, que deberían celebrarse a más tardar en diciembre de este año. Sin embargo, retrasar tanto la decisión final no hará sino posponer la entrega de los aviones y no hay que olvidar que el relevo de los F-18 no puede esperar eternamente.