Televisión
«Llevamos 500 años repitiendo los mismos errores»
Entrevista al director Alberto Rodríguez y al guionista Rafael Cobos con motivo del estreno de la segunda temporada de «La Peste», Movistar+
Tras colaborar en títulos esenciales del cine español recientes como «Grupo 7» (2012) y «La isla mínima» (2014), el director Alberto Rodríguez y el guionista Rafael Cobos se lanzaron en 2017 a la pantalla pequeña a bordo de «La peste», serie ambientada en la epidemia sufrida por la capital andaluza en el siglo XVI que resultó ser pionera de una forma de hacer ficción televisiva en nuestro país. Ahora la pareja acaba de presentar la segunda temporada en el Festival de Cine de Sevilla, días antes de que tenga lugar su estreno en Movistar +.
–En su segunda temporada, «La Peste» habla de poderes fácticos en la sombra, de corrupción, de tacticismo político. ¿Son los paralelismos con la España de hoy deliberados?
–Alberto Rodríguez: No son premeditados, de verdad. Supongo que se deben a que llevamos 500 años repitiendo los mismos errores.
–Rafael Cobos: Suele echarse la culpa de muchas de las cosas que nos pasan como país a la Guerra Civil, pero los problemas de España parten del barroco, el momento en el que nació el capitalismo. Desde entonces pocas cosas han cambiado respecto a la distribución de la riqueza.
–Si la primera temporada tenía un poco de thriller y mucho de retrato social, en la segunda el género está más presente.
–R. C.: En la primera temporada quisimos prestar mucha atención al retrato de toda una periferia social, y hasta cierto punto la segunda temporada es continuista. Pero también es cierto que el universo de la serie ya está establecido, y eso nos ha permitido tejer un relato más ágil y dinámico, y más puramente entretenido. La ciudad sigue siendo un elemento y un personaje importante, pero los episodios avanzan más ágiles y son menos explicativos.
–La primera temporada de la serie fue criticada por quienes consideraban que era demasiado oscura y se quejaban de que los diálogos con acento andaluz no se entendían. ¿Cómo les afectaron esas quejas?
–A. R.: Ahora se consumen series tanto en la tele como en la pantalla del ordenador y hasta en el teléfono, y reconozco que en la primera temporada nosotros no supimos tener eso en cuenta. El paradigma ha cambiado y, en ese sentido, debemos tener en cuenta que las condiciones de visionado han cambiado. Por lo que respecta a la iluminación, en todo caso, conviene recordar que la Sevilla de la época que retrata La peste era así. En el interior de las casas la gente iba a tientas.
–La idea del Nuevo Mundo está muy presente en la serie. ¿Por qué creen que se ha hecho tan poca ficción en España sobre ello?
–A. R.: El problema es que es muy difícil afrontar el asunto sin meterse en camisas de once varas, porque tanto si acabas diciendo que aquello fue una masacre como si ondeas la bandera del imperio habrá quien se te echará encima. Y es una pena porque el tema tiene muchísimas posibilidades dramáticas. De hecho, si me animé a dirigir los dos primeros episodios de la segunda temporada a pesar de lo agotado que me quedé tras la primera fue por la oportunidad de rodar el Nuevo Mundo. Lástima que al final acabáramos rodándolo en Almería.
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