Estreno

«The Head», los fantasmas del pasado se suben a bordo

Mediapro estrena hoy en HBO la segunda temporada de su serie más internacional, con Hovik y Enrique Arce entre el elenco

John Lynch vuelve a protagonizar una nueva expedición científica
John Lynch vuelve a protagonizar una nueva expedición científicaMediapro.

La ficción lleva años demostrando que las producciones ya no tienen fronteras. Un gran ejemplo de ello es la serie de Mediapro «The Head», que en su primera entrega ya juntó a un elenco de multitud de nacionalidades, entre ellas la española con Álvaro Morte. Pero si El Profesor de «La Casa de Papel» fue el primero, otros dos actores de dicha serie de Netflix se suman a la segunda temporada (Hovik y Enrique Arce). Y es que el gran alcance de Netflix convierte a estos actores en el perfil ideal para rodar la segunda entrega (desde hoy en HBO Max) de una serie con perspectiva internacional. Si John Lynch es de los pocos supervivientes de la primera temporada, a los mandos de esta segunda también se mantiene el español Jorge Dorado. El director español, que ha trabajado codo con codo con el productor Ran Tellem, reconoce la influencia de la obra de Agatha Christie en este tipo de thrillers, «sin embargo, creo que tiene más de ‘Diez Negritos’ que de ‘Asesinato en el Orient Espress’». «En esta serie nadie tiene habilidades detectivescas y el atractivo de la trama es que todos están igual de perdidos y absolutamente todos pueden ser el culpable», añade Jorge Dorado.

Como en la primera entrega, el título de la serie se vuelve a explicar por sí mismo y los fantasmas del pasado volverán para desgracia del personaje interpretado por John Lynch, que vuelve a capitanear esta nueva misión científica. Justo cuando obtienen los resultados más esperanzadores, el pánico estalla abordo. Con elementos de puro thriller y también de terror, la serie engancha desde el minuto uno, con actuaciones destacables como la de Hovik, que interpreta a un gigantesco personaje con una discapacidad intelectual. Todos los tripulantes del inmenso carguero en el que se rodó la serie tienen a un aliado a bordo del que tarde o temprano acabarán desconfiando también. El trepidante ritmo de la trama y los sucesos hace que la intensidad vaya de menos a más y los personajes no se puedan resistir a enloquecer y rozar la paranoia. Comienza a extenderse la sospecha de que hay alguien más entre la tripulación.

La localización de las aguas de Tenerife ficciona el Punto Nemo, las coordenadas más alejadas de cualquier costa. Esto obligó a que el rodaje se adentrase en el mar mucho más de lo que lo suelen hacer este tipo de rodajes.

Jorge Dorado asegura haber vivido una experiencia irrepetible, aunque también la más exigente de su carrera: «En un barco nunca es todo tan maravilloso como esperas, ni la climatología lo es ni las cosas te salen como siempre. Imprevistos como que el barco no pueda atracar donde quieres o los horarios para usar el bote. Por si fuera poco, llegamos a rodar 20 días seguidos. Fue agotador, pero hacer algo que no se va a poder repetir es estimulante.

La serie aprovecha esta particular travesía en barco para reflexionar sobre la imborrable huella de la influencia paternal. Muchos de los personajes arrastran traumas, complejos y secretos familiares que han marcado su vida. En concreto el profesor Wilde desarrollará aún más la trama con su hija, a quienes el trabajo separó durante su infancia y ahora les une años después y quizá demasiado tarde. Arthur Wilde (John Lynch) es una indiscutible eminencia científica, pero que ha pagado un alto precio por alcanzar ese estatus profesional. El abandono que sufrió su hija durante su formación será ahora uno de sus mayores quebraderos de cabeza. Así, a través de este personaje, se muestra el otro lado de las mentes privilegiadas, el tormento que en ocasiones sufren en silencio.