
Tribunales
Netflix protagoniza una disputa judicial por su uso y disfrute
El caso de un padre que pidió el uso de la plataforma en un hogar compartido

La televisión y las plataformas de streaming como Netflix ocupan un lugar central en la vida cotidiana de millones de familias alrededor del mundo. Sin embargo, lo que parece un simple medio de entretenimiento puede convertirse en un objeto de disputa, ya sea dentro del hogar o en los tribunales, como lo demuestran varios casos recientes.
Según la noticia publicada en el "Manchester Evening News", un padre de familia logró una victoria judicial poco común tras una disputa con su pareja por el uso de la televisión en el hogar compartido. El conflicto surgió en el marco de una separación complicada, donde el acceso a la televisión se convirtió en un símbolo de poder y control. El tribunal determinó que el padre tenía derecho a utilizar la televisión durante ciertos periodos acordados, estableciendo así un precedente sobre la importancia de mediar en conflictos cotidianos que pueden afectar el bienestar emocional de los hijos y la convivencia familiar. La sentencia subraya que, aunque los objetos cotidianos como la televisión pueden parecer insignificantes, su uso puede convertirse en una fuente de tensión en contextos familiares tensos. La decisión judicial protege los derechos de todas las partes y prioriza el interés superior de los menores, asegurando que los conflictos domésticos no afecten negativamente a los niños.
El caso del padre y la televisión es solo un ejemplo de cómo los medios audiovisuales pueden generar conflictos. En el ámbito de las plataformas de streaming, Netflix ha protagonizado numerosas batallas legales relacionadas con la privacidad, el honor y la imagen de las personas. Por ejemplo, Netflix ha enfrentado demandas por la difusión de documentales y series basadas en hechos reales. Uno de los casos más destacados es el del documental “Our Father”, que aborda el caso del doctor Donald Cline, quien inseminó a pacientes sin su consentimiento. Dos mujeres cuyos nombres aparecieron brevemente en el documental demandaron a Netflix por violación de su privacidad. El tribunal estadounidense concedió una indemnización de 385.000 dólares a una de ellas, mientras que la otra no recibió compensación debido a que ya había hecho declaraciones públicas sobre el caso en redes sociales.
En España, Netflix también ha sido objeto de demandas por series inspiradas en casos reales. Un caso emblemático es el de Rosa Peral, condenada a 25 años de prisión por el conocido “crimen de la Guardia Urbana”, quien demandó a Netflix por la serie “El cuerpo en llamas”. Peral alegó que la serie vulneraba sus derechos fundamentales, como el honor, la intimidad y la propia imagen, así como los de su hija. Sin embargo, el juzgado archivó parcialmente el caso al no presentarse el padre de la menor, aunque la demanda continúa en lo que respecta a la propia Peral.
La jurisprudencia española establece que es legal realizar series basadas en hechos reales sin el consentimiento de los protagonistas, siempre que se respeten los límites legales y se priorice el derecho a la creación artística sobre el derecho al honor, la intimidad y la imagen. El artículo 20.1.b de la Constitución Española protege la creación de un universo de ficción que puede tomar datos de la realidad como puntos de referencia, sin que sea necesario acudir a criterios de veracidad absoluta para limitar la labor creativa. Además, si los hechos son de dominio público o han aparecido en los medios de comunicación, el relato sobre el caso también es de dominio público, por lo que no es necesario contar con la autorización de los protagonistas para la emisión de una serie sobre el caso.
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