Estreno
Una «Máquina» en la lucha obrera francesa
Sundance TV acaba de estrenar esta serie gala en clave de thriller, que mezcla la política, la acción y la conspiración
Margot se ha dejado rastas y busca trabajo en su antiguo pueblo. Allí ha ido a visitar a su abuela, pero solo encuentra una casa vacía. Se instala y busca trabajo en una cercana fábrica de electrodomésticos. Sin embargo, tras la apariencia frágil de la chica se esconde «Machine», una exmilitar con un oscuro pasado que huye de sus antiguos jefes de la Dirección de Inteligencia y Seguridad. La primera escena de la serie, ganadora del Premio Series Mania, da una idea muy clara de parte de lo que se va a ver en sus seis episodios de 50 minutos.
Esta producción francesa que acaba de estrenar Sundance TV, producido por AMC Networks International Southern Europe, está llena de sorpresas en forma de líneas argumentales absurdas y paralelas, escenas de acción más que aceptables y líos sindicales y políticos mezclados con ternura y redención. La protagonista es «Machine», interpretada por MargotBancilhon. La joven lo mismo se emociona escuchando las cintas de casete que le dejó su abuela con consejos, recetas, avisos y pensamientos, que parte caras con una facilidad pasmosa. El trabajo elegido parecía fácil tratándose de engrasar máquinas, pero todo se complica cuando la empresa es adquirida por una gran compañía coreana. Ahí entra en juego una increíble trama sindical por la lucha obrera. Un amante de Karl Marx, JP (Joey Starr), que enseguida se acerca a la joven, será una suerte de maestro. Teniendo en cuenta que los capítulos se llaman como enrevesadas frases del autor de «El Capital», y que una frase sobre leer a Marx de Emmanuel Macron encabeza cada episodio, el viaje por la lucha obrera es intenso y constante y le aporta cierta autocrítica francesa. Incluye a un periodista reconvertido en videoblogger activista con el nombre de Final Fuck (Michaël Abiteboul). Además, hay un par de personajes, cabeza de turco del problema laboral.
Pero esto solo es el principio del pastel. El dueño coreano de la empresa manda a su hijo para intervenir directamente en el conflicto con los trabajadores. Wook Kwandai (Guang Huo), aparte de no hacer prácticamente nada, establece una relación muy extraña con una empleada del servicio del hotel, Stéphanie (Solène Rigot), con intercambios gastronómicos incluidos. Los espectadores comprobarán lo bien que funcionan los traductores y qué situaciones tan incómodas provocan. Casi se me olvida comentar que, mientras que la promoción la vende como inspirada en «Kill Bill», un servidor la apareja más a un «Reacher» por su base argumental del nómada que se detiene un tiempo en un pueblo y lo revoluciona todo con una lucha que no es suya.
Otra línea argumental sigue a un agente, Benoit (Guillaume Labbé), obsesionado con encontrar a la protagonista y para ello no duda en presionar por la fuerza a todo aquel que se le ponga delante. Pero tiene su propia identidad, ya que incluso su trama es disparatada y muy sorprendente. Especialmente cuando todas las líneas convergen. Este lado de la historia también habla de la persecución que la inteligencia francesa hace de la chica, siendo los primeros en notar la intromisión de la prefectura central. Aquí destacan la comandante de la unidad, la coronel Karras (Léonie Simaga), que se encuentra en medio de un dilema moral que se resolverá al final de la serie, y el antipático, conspirador y letal Robert (Sébastien Lalanne), un exmilitar y mano negra en cualquier gobierno que pueda pagarle. Él, enviado como solución, será la causa de todo lo que vendrá después.
La serie es una mezcla muy curiosa en la que nunca te aburres. Cuando menos te lo esperas, contemplas una pelea de muy buena calidad y que afianza nuestra fe en que la protagonista puede enfrentarse a cualquier cosa. Aunque la fórmula es sencilla, salpicarlo con luchas sindicales, votaciones absurdas y conspiraciones de medio pelo en medio de un conflicto mundial, lo hace una mezcla bastante adictiva. Además, durante la serie uno puede reír con las ocurrencias de Benoit, pero también saber un poco más de Margot gracias a las cintas de la abuela, un poco escasas, pero buenas para querer que la chica encuentre un lugar. Pero al igual que en otras producciones del género, la magia de estos personajes radica en su capacidad para olvidarse de ellos mismos, mirar por los demás y solucionar a cualquier precio aquello que perturbe su ética. Incluso se puede saborear cualquiera de sus finales pensando en que vuelva a pasar cerca de otro pueblo conflictivo.