Feria Albacete

Donde está la emoción

Pinar y Serrano se justifican y salen a hombros ante una dura corrida de Victorino

Puerta grande de Pinar y Serrano
Puerta grande de Pinar y SerranoAlcolea

No defraudó el mano a mano que, a falta de la novillada sin caballos final, abrochaba la feria de Albacete. Los toros de Victorino Martín, a los que llamarles cinqueños era un piropo -hubo varios con seis años bien pasados-, hicieron honor a su fama y vendieron caro su pellejo.

Su lidia no dejó indiferente a nadie y la emoción llegó a los tendidos, obligando a sus matadores a demostrar sus cualidades y justificar la confianza puesta en ellos. Quiso dejar claras su intenciones Pinar, triunfador de las últimas ediciones de este ciclo, y se fue a recibir a toriles a su primero, un típico ejemplar de Victorino, largo, agalgado, vareado, escurrido de carnes, astifino, veleto, sin excesiva romana... y con mucho que torear.

Dio guerra en los primeros tercios y llegó a la muleta codicioso, ágil de cuello y avispado. No se lo puso fácil a su matador, que derrochó pundonor y ganas, empeñado en torear por lo moderno, y que se llevó una tremenda voltereta al final del trasteo, aunque la gran estocada que asestó le valió pasear la primera oreja.

Con la cara hecha un Cristo y un vaquero ciñendo su destrozada taleguilla plantó cara al tercero, más parado y al que tuvo que consentir para que siguiese la muleta, toreando al natural con empaque templanza pese a que su oponente tendía a quedarse bajo la tela, fajándose al final en un cuerpo a cuerpo a cara o cruz.

Ovacionado de salida el quinto, un tío con toda la barba y dos pitones, buscó desde el principio, tirando constantes derrotes y demostrando ser una alimaña con todas las de la ley. Pinar, valentísimo, eso sí, no se aclaró y sólo le dio la lidia precisa al final de su que hacer.

No quiso ser menos que su paisano y también Sergio Serrano se fue a porta gayola a espera al segundo de la tarde, corretón y distraído y que le perdonó cuando tropezó y cayó desarmado ante su cara. Luego se lució al quitar con ceñidísimas chicuelinas y poco a poco, muy firme y valiente fue sometiéndole a base de aguante, mano bajo... y jugarse el tipo, sacando naturales imposibles, largos, templadísimos, firmando una labor de conjunto de muchísimo mérito.

A punto estuvo de ser arollado por el cuarto cuando intentaba una larga de rodillas frente a chiqueros. Con paciencia, la mente funcionando a la perfección y no poco valor fue desengañando a un victorino que salía siempre del embroque con la cara por las nubes y enterándose. Siempre cruzado y bien colocado volvió a torear al natural rompiéndose la cintura y vaciando la embestida a su espalda, recordando a ratos al gran Dámaso.

Se dobló por bajo para rebajar el genio del sexto y atemperar su violento acometer, pero quizá se quedó corta la dosis, y su labor fue una continua porfía, estando a punto de tener un disgusto al caer a la cara del toro al entrar a matar.

Ficha del festejo

Albacete, 14 de septiembre. Séptima de feria. Casi lleno del aforo permitido. Toros de Victorino Martín, muy en el tipo, serios y encastados.

Rubén Pinar (de azul rey y oro), entera, oreja; entera, oreja; media, ovación.

Sergio Serrano (de corinto y oro), entera, aviso, dos orejas; entera, oreja; pinchazo, entera, ovación.

De las cuadrillas destacaron Javier Perea, Candela y Víctor Martínez.