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Ronda

El «No hay billetes» de la polémica en Ronda

La tradicional goyesca malagueña, más allá de las protestas de algunos vecinos por el cambio en el calendario habitual de sus fiestas de Pedro Romero, luce hoy a rebosar de gente

Morante vestido con chaquetilla amarilla, fajín azul y taleguilla roja / EFE
Morante vestido con chaquetilla amarilla, fajín azul y taleguilla roja / EFElarazon

La tarde de la polémica, bajo el calor sofocante, ni pizca de aire, ni viento ni nada que se le pareciera, acabó con un “lleno de no hay billetes” en la bella, bellísima plaza de Ronda, pase lo que pase, porque Ronda está por encima de todo, le ocurre lo mismo que al toreo. De ahí que el coso se fuera llenando lentamente, aguantando las colas en los aledaños de la plaza, mientras los curiosos, no tantos como otros años, esperaban la llegada de los toreros, tan bonita, tan tradicional, en el coche de caballos, por las calles de la malagueña localidad con toda la tradición a cuestas como si el tiempo por un momento se detuviera y nos hiciera presos. Queriendo ser, queriendo estar ahí. Peones y matadores ataviados de goyescos, coches de caballos impecables para la ocasión y los rondeños en la calle para jalear a los diestros. No todos tuvieron boletos. Ronda no está al alcance de todos los bolsillos, más bien al de pocos.

Francisco Rivera, empresario de la plaza de Ronda desde hace dos décadas, como antes lo fue su abuelo Antonio Ordóñez, ha configurado en esta ocasión la feria de la polémica. La feria sin feria. Por primera vez el serial rondeño se celebra sin coincidir con las fiestas de Pedro Romero, que suelen ser el primer fin de semana del mes de septiembre y, en esta ocasión, antes de acabe el mes de agosto, Ronda centra la atención mediática y taurina, un año más. La justificación del mayor de los Rivera y por lo que mantuvo un pulso con el Ayuntamiento hasta ganarlo fue la dificultad para contratar a los toreros en esas fechas, en las que se dan muchos toros. Con la nueva elegida, cerró la contratación del diestro sevillano Morante de la Puebla y el astro rey venido del Perú, Andrés Roca Rey en un mano a mano. El destino quiso quitarlo del camino en plena temporada y al poco de torear en su primera tarde en Pamplona, que no en la segunda, Roca cortó la temporada primero en agosto y ya de manera definitiva hasta recuperarse de esa lesión de espalda que le produce a su vez una lesión en el hombro.

El vacío no era fácil de sustituir. Las voces hablaban de Cayetano, pero poco tardó en quitarse del medio. (Torea en Calahorra). Justificación. Le hubiera gustado estar en el cartel original y al parecer no comulgaba con su hermano Francisco en el diseño de esta nueva feria fuera de las fiestas tradicionales. Quizá las relaciones no pasen por su mejor momento.

No obstante, a la seis de la tarde, la plaza relucía, calurosa, como sardinas en lata en el palco de prensa intentando ver lo imposible, porque en verdad se ve poco. Imaginando lo inimaginable y haciendo un ejercicio de teléfono estropeado entre unos y otros, compañeros, en el intento de sortear asientos de estrecheces inverosímiles, columnas pendencieras, perspectivas de otra época que no dejan ver el tercio de capa ni a los asistentes que no quisieron perderse el evento. Con más holgura, obvio, el líder de la formación VOX, Santiago Abascal, que volvió a una plaza a ver a Morante de la Puebla, también Espinosa de los Monteros, el navarro Mikel Urmeneta, el diestro en el retiro El Litri, Salvador Vega, Marina Castaño, Carlos Falcó o Esther Doña, entre otros. Y Francisco Rivera, claro, el empresario. Y quizá todos de piedra se quedaron al ver el atuendo de Morante. Indescriptible. Chaquetilla amarilla (quizá albero) y taleguilla roja. Si era un homenaje a España, no era necesario. El espectáculo había empezado. Otra cosa es lo que veían nuestros ojos... Ronda, fuera de su feria. Pero Ronda.