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Murcia

Rafaelillo y Castella, a hombros en la primera de feria de Murcia

El torero francés Sebastian Castella (d) junto al torero murciano Rafael Rubio "Rafaelillo"(i), salen a hombros por la puerta grande de la plaza de toros de La Condomina/ Efe
El torero francés Sebastian Castella (d) junto al torero murciano Rafael Rubio "Rafaelillo"(i), salen a hombros por la puerta grande de la plaza de toros de La Condomina/ Efelarazon

Los diestros Rafaelillo y Sebastián Castella, que han empatado a dos orejas, han salido hoy a hombros de la plaza de toros de Murcia en la primera corrida de feria, que había quedado en un mano a mano tras la caída del cartel de Cayetano por lesión.

Los diestros Rafaelillo y Sebastián Castella, que han empatado a dos orejas, han salido hoy a hombros de la plaza de toros de Murcia en la primera corrida de feria, que había quedado en un mano a mano tras la caída del cartel de Cayetano por lesión.

Se han lidiado seis astados de la ganadería de Parladé, todos, excepto el segundo, terciado, muy bien presentados y que se han dejado, de buen juego en líneas generales. Los mejores, el primero y el quinto, aplaudidos en el arrastre.

Rafaelillo, ovación tras aviso, silencio tras aviso y dos orejas.

Castella, ovación, oreja y oreja.

Rafaelillo, que volvía al coso de la Condomina tras tres años de ausencia, ha tenido el toro que le ha servido para realizar su toreo en el último de su lote, de excelente lámina y que se ha dejado.

Se ha fajado con el primero, al que había saludado con una larga de rodillas, para seguir con un farol y una serie de verónicas ajustadas, y con la muleta ha andado siempre muy aseado, aunque ha perdido la oreja por el mal uso de los aceros.

En su segundo no ha llegado a acoplarse con el morlaco, un tanto falto de fuerza y que ha durado poco.

Se ha crecido en el último de su lote, que ha sido colaborador y su última oportunidad en el festejo.

Lo ha entendido de principio a fin, desde el farol con el que lo ha recibido hasta la estocada de efecto fulminante que le ha dado pasaporte al desolladero, y por medio tandas con una y otra mano que han tenido hondura y mucha entrega.

Castella ha pasado un tanto desapercibido en sus dos primeros enemigos, en los que ha andado de puntillas, aunque la lidia de su segundo ha sido premiada con una generosa oreja.

El auténtico Castella se ha hecho presente en el que ha cerrado plaza, un toro al que ha faltado algo de continuidad en las embestidas, pero que cuando ha acudido a la muleta lo ha hecho con nobleza y metiendo bien la cabeza.

Ante este astado, el diestro francés ha estado elegante, con un toro muy templado y con la figura siempre erguida.

Efe