Echarle la culpa a Europa

El ministro de Agricultura, en la misma estela de comportamiento que otros compañeros de Gabinete, intenta escurrir el bulto con el sector del campo en España señalando a Europa como único culpable de los males que aquejan al mundo rural. Reconociendo que, en efecto, el origen del problema está en la aplicación sin anestesia de la denominada European Green Deal, o Pacto Verde, también es importante subrayar que la administración española, y el ministro en concreto, tiene la parte de responsabilidad que le corresponde por el cargo que ostenta, en tanto que no se recuerda que haya dado batalla alguna en Bruselas contra las imposiciones recurrentes de la Agenda 2030. Lo principal de todo es que llaman "pacto verde" a algo que nunca ha sido pactado con agricultores o ganaderos, motivo por el que las protestas no son aisladas en España sino que recorren el territorio entero de la Unión. Lo normal es que se negocie y consensue con los legítimos representantes de los afectados unas medidas que, en nuestro caso, han provocado en tres años el cierre de 18.000 empresas y la pérdida de 132.000 empleos, siempre en detrimento de las pequeñas explotaciones y en favor de las más grandes, con frecuencia propiedad de grandes corporaciones o fondos de inversión.

El señor Planas, en sintonía con la UE, parece obsesionado con transmitir a los agricultores que todo se arreglará porque van a aumentar las ayudas para compensar el aumento de costes. Las ayudas están bien, pero no solventan el problema de los trabajadores y empresarios del campo, que piden poder vivir de su actividad, y no de subvenciones.