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«Fariña», un subidón de calidad en las series españolas

«Fariña», un subidón de calidad en las series españolas
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Antena 3 lo ha vuelto a hacer. Por supuesto que, como cadena privada, no pierde de vista a la audiencia, pero está dispuesta a perder algunos puntos en la cuota de pantalla a cambio de aumentar su prestigio. Sucedió con “La casa de papel”, una serie extraordinaria que, a pesar de que no le dio muchas alegrías en términos de audiencia, aunque logró tener un público muy fiel, consolidó el sello Atresmedia Series hasta el punto de que se ha convertido en un fenómeno internacional gracias a que Netflix adquirió los derechos de emisión para todo el mundo.

El miércoles llegó “Fariña” arropada por la prohibición del libro en el que se basa la ficción. Era un movimiento inteligente: tenía el producto y hubiera sido de muy tontos dejar pasar la oportunidad. Pero también había un riesgo: la censura de la obra de Nacho Carretero hizo que aumentasen las expectativas. Todo el mundo quería ver “Fariña” pero no por lo que la cadena pensó en un principio. Visto el primer capítulo de la serie hay que decir sin más dilación que es una de las mejores producciones de ficción española de los últimos años. Su nivel de exigencia técnico y artístico es propio de un canal de pago o de una plataforma de “streaming”. Seguramente, algún espectador “snob”, hay más de la cuenta, se rendirían a sus pies si solo se hubiese emitido en Netflix o HBO, pero ha sido en Antena 3 y, ¡ay!, a los falsos sibaritas de las series les cuesta digerir esta circunstancia.

Sí, “Fariña” logró un 21,3 por ciento de cuota de pantalla, un resultado excelente. Pero, aunque importa, no es lo importante. Bambú Producciones, liderada por Ramón Campos, sabe que tiene en Atresmedia Series un socio más que recomendable porque impulsan lo que otras cadenas rechazan: series arriesgadas y valientes como es “Fariña”. Campos, gallego, decía que tenía como productor una deuda con su tierra. Puede estar tranquilo,la ha saldado con creces.

Lo primero que sorprende en “Fariña” es su atrevimiento. No es una versión española de “Narcos”, esa comparación es para mentalidades reduccionistas, es una serie con identidad propia. Es admirable su factura técnica. Los títulos de crédito, por fin una producción propia se esmera en esta tarjeta de presentación, están acompañados por una canción de Iván Ferreiro y una música que era una oleada de gaitas, bravas, como la mar de las Rías Bajas. El título del tema, “O que teño que facer para non ter ir ó mar” es una declaración de intenciones. Sito Miñanco no quería vivir de la pesca. Por eso empezó con los “Winston de batea” manejando la lancha con destreza y por lo mismo, intentó convencer a los mafiosos más veteranos, con apariencia de jubilados que dedican sus mañanas y sus tardes a jugar al dominó, que para ser rico de verdad había que mirar al otro lado del océano, a Colombia, para empezar a traficar con heroína. No se fían, les gusta pasar inadvertidos, pero la ambición les puede. Lo que sucedió ya lo sabíamos de oídas ahora tenemos constancia de ello: una tragedia de proporciones mayúsculas.

La fotografía y la ambientación de “Fariña” introduce al espectador rápidamente en la trama. Con una iluminación “vintage” el espectador se retrotrae a los años 80. Todas las escenas parece que están cubiertas por una finísima niebla que envuelve al espectador en un “thriller” hábil, emocionante y emotivo. Sorprendió por audaz que el acento gallego se apodere del salón de estar. La palabra “carallo” se va a poner de moda, aunque nunca ha sido demodé. Hablando esta mañana con algunos compañeros decían: “Bueno no es tan difícil, la mayoría de los actores son de allí”. Efectivamente, pero les hemos visto en otras series verbalizando un castellano perfecto. Ha sido la voluntad de Campos, de Antena 3 y de todo el equipo artístico de optar por un realismo radical en las expresiones.

¿Los actores? Excelentes, gracias. Javier Rey, al que pudimos ver repeinado en “Velvet” atrapa el alma de Sito Miñanco y no la suelta. Ese joven con aires chulescos, desafiante y ambicioso es una interpretación hipnotizante. Lo mismo se puede decir de Tamar Novas, Marta Larralde, Antonio Durán y Manuel Lourenzo, entre otros.

“Fariña” fue un subidón. ¿Estamos ante la mejor serie española del año? Puede ser, pero habrá que esperar a ver los siguientes capítulos. Si por mí fuera, no perdería el tiempo y estrenaría la temporada completa ya. Pena que se acabase de rodar en noviembre y algunos episodios estén en el proceso de postproducción.